Obama, candidato del Sue?o Americano
Como los tambi¨¦n dem¨®cratas Franklin Roosevelt y John Kennedy, el pol¨ªtico afroamericano es audaz, esperanzador, partidario de profundos cambios y defensor de los pobres y las clases medias
Nosotros tambi¨¦n queremos un presidente que atraiga las esperanzas de quienes todav¨ªa creen en el Sue?o Americano.
Y siento aires de cambio.
Cada vez que me han preguntado en el ¨²ltimo a?o a qui¨¦n iba a apoyar en las primarias dem¨®cratas, mi respuesta ha sido la misma: apoyar¨¦ al candidato que me inspire, que nos inspire a todos, que sea capaz de ofrecernos una visi¨®n optimista, aunar nuestras esperanzas y renovar nuestra convicci¨®n de que lo mejor est¨¢ a¨²n por llegar para nuestro pa¨ªs.
He encontrado a ese candidato. Y tengo la impresi¨®n de que ustedes tambi¨¦n.
Antes, tengo que destacar cu¨¢nto respeto la fortaleza, el trabajo y la dedicaci¨®n de otros dos dem¨®cratas que a¨²n siguen compitiendo: Hillary Clinton y John Edwards. Son amigos m¨ªos y han sido colegas m¨ªos en el Senado. John Edwards ha sido un firme defensor de la justicia econ¨®mica y social. Y Hillary Clinton ha luchado en primera l¨ªnea sobre asuntos que van desde la sanidad hasta los derechos de las mujeres en todo el mundo. Sea quien sea nuestro candidato, contar¨¢ con mi apoyo. Hay algo claro: todos estamos decididos a que el pr¨®ximo presidente sea dem¨®crata.
Demostr¨® su valor cuando otros callaban. Se opuso a la guerra de Irak desde el principio
Lo que cuenta para gobernar no son los a?os pasados en Washington, sino la amplitud de visi¨®n
Sin embargo, creo que hay un aspirante con las dotes de l¨ªder y el car¨¢cter necesarios para responder a las extraordinarias exigencias de este momento hist¨®rico. Un candidato que comprende lo que el doctor Martin Luther King, Jr. llam¨® la "implacable urgencia del presente".
Ser¨¢ un presidente que no vivir¨¢ atrapado en los modelos del pasado. Es ya un l¨ªder que ve el mundo con claridad pero sin cinismo. Un luchador que se apasiona por las causas que defiende sin demonizar a quienes tienen una opini¨®n distinta. Duro, pero con una capacidad fuera de lo com¨²n de apelar a "lo mejor de nuestra naturaleza".
Estoy orgulloso de ofrecer hoy mi ayuda, mi voz, mi energ¨ªa y mi compromiso para hacer que Barack Obama sea el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos.
Hace cuatro a?os me conmov¨ª cuando le o¨ª decirnos una profunda verdad: que no estamos ni debemos estar simplemente divididos en Estados rojos y Estados azules, sino que somos un pa¨ªs llamado Estados Unidos. Y, desde entonces, me han asombrado su valor y su elegancia cuando le he visto viajar por el pa¨ªs e inspirar a un n¨²mero sin precedentes de personas, independientemente de su edad, su raza, su sexo, su partido y su religi¨®n, que se han sentido dispuestas a actuar.
Le he visto conectar con personas de todos los ¨¢mbitos de la vida y con senadores de los dos partidos. En cada persona a la que conoce y cada muchedumbre a la que inspira, engendra una nueva esperanza de que nuestros mejores d¨ªas como naci¨®n est¨¢n a¨²n por llegar, y en que esta generaci¨®n de estadounidenses, como otras anteriores, puede unirse para cumplir nuestra cita con el destino.
Sabemos lo que ha hecho Barack Obama. Ah¨ª est¨¢ el valor que demostr¨® cuando tantos otros se limitaron a callarse o a dejarse llevar. ?l se opuso a la guerra de Irak desde el principio.
Ah¨ª est¨¢ la enorme inteligencia de alguien que pod¨ªa haber hecho una brillante carrera como abogado, pero prefiri¨® trabajar para su comunidad y dedicar su vida al servicio p¨²blico.
Ah¨ª est¨¢ el incansable talento de un senador que llegaba a primera hora para ayudarnos a negociar el compromiso necesario sobre la reforma de la inmigraci¨®n y que siempre ve¨ªa una forma de proteger al mismo tiempo la seguridad nacional y la dignidad de la gente que no tiene poder. ?l busc¨® justicia en su nombre.
Y ah¨ª est¨¢ la eficacia que demostr¨® al ayudar a elaborar una legislaci¨®n para garantizar la presencia de buenos profesores en nuestras aulas.
Barack Obama es un dirigente nacional que ofrece ahora a Estados Unidos un nuevo tipo de campa?a, no sobre ¨¦l, sino sobre todos nosotros, sobre el pa¨ªs en el que nos convertiremos si sabemos superar la vieja pol¨ªtica que nos divide.
Recuerdo otra ocasi¨®n similar, en los a?os sesenta del pasado siglo, cuando yo ten¨ªa 30 a?os y acababa de llegar al Senado. Ten¨ªamos entonces un nuevo presidente que hab¨ªa impulsado al pa¨ªs, sobre todo a los j¨®venes, a buscar una nueva frontera. Aquellos j¨®venes se manifestaron, protestaron contra la guerra de Vietnam y sirvieron con honor en ella a pesar de oponerse.
Comprendieron que al preguntarse qu¨¦ pod¨ªan hacer por su pa¨ªs tambi¨¦n pod¨ªan cambiar el mundo.
Fueron los j¨®venes quienes encabezaron el primer D¨ªa de la Tierra y lanzaron la llamada de alerta para proteger el medio ambiente; fueron los j¨®venes quienes se apuntaron a la causa de los derechos civiles y la igualdad para las mujeres; fueron los j¨®venes quienes formaron el Cuerpo de Paz y mostraron al mundo el rostro pac¨ªfico de Estados Unidos.
En la celebraci¨®n del quinto aniversario del Cuerpo de Paz, pregunt¨¦ a uno de aquellos j¨®venes por qu¨¦ se hab¨ªa presentado voluntario. Y nunca olvidar¨¦ su respuesta: "Fue la primera vez que alguien me ped¨ªa que hiciera algo por mi pa¨ªs".
Lo mismo sucede ahora. Hoy percibo un anhelo similar al de los a?os sesenta, un ansia parecida de avanzar hacia adelante y hacer que avance nuestra naci¨®n. Lo veo no s¨®lo en los j¨®venes, sino en todo nuestro pueblo. Y en Barack Obama veo, no s¨®lo la audacia, sino la esperanza en la Am¨¦rica que todav¨ªa est¨¢ por venir.
Lo que importa para gobernar no son los a?os pasados en Washington, sino la amplitud de visi¨®n, la firmeza de las creencias y esa rara cualidad de mente y esp¨ªritu que logra sacar a la luz lo mejor de nuestro pa¨ªs y de nuestro pueblo.
Con Barack Obama, cerraremos el libro de la vieja pol¨ªtica de raza contra raza, sexo contra sexo, etnia contra etnia, heterosexual contra homosexual. Con Barack Obama, cerraremos la puerta de la vieja econom¨ªa que ha marginado a los pobres y ha hecho m¨¢s pobre e insegura a la clase media. Con Barack Obama, saldremos del estancamiento y, por fin, tendremos la sanidad que Estados Unidos necesita: un derecho fundamental para todos, no un caro privilegio para unos pocos.
Haremos que Estados Unidos sea el gran l¨ªder y no el gran obst¨¢culo en la decisiva lucha contra el calentamiento global.
Y con Barack Obama, pondremos fin a una guerra en Irak a la que siempre se ha opuesto, que nos ha costado las vidas de miles de los nuestros y que Estados Unidos no deber¨ªa haber emprendido jam¨¢s.
Rechacemos, pues, las dudas.
Recordemos que, cuando Franklin Roosevelt concibi¨® la Seguridad Social, no pens¨® que era un sue?o demasiado ambicioso, que iba a ser demasiado dif¨ªcil. Cuando John Kennedy pens¨® en ir a la Luna, no dijo que estaba demasiado lejos, que quiz¨¢ era imposible y no val¨ªa la pena intentarlo. S¨®lo podemos alcanzar nuestras metas si "no somos mezquinos cuando nuestra causa es tan grande", si encontramos la forma de superar las ideas rancias, si sustituimos la pol¨ªtica del miedo por la pol¨ªtica de la esperanza y si tenemos el valor de escoger el cambio.
Barack Obama es el ¨²nico candidato a presidente que puede traernos ese cambio. S¨¦ que est¨¢ preparado para ser presidente desde el primer d¨ªa. Y, cuando tome posesi¨®n, en ese mismo momento, se levantar¨¢ el ¨¢nimo de nuestro pa¨ªs y empezaremos a restaurar la imagen de Estados Unidos en el mundo.
Hubo otra ¨¦poca en la que otro joven candidato se propuso para la presidencia y ret¨® a Estados Unidos a atravesar una Nueva Frontera. Tuvo que soportar las cr¨ªticas p¨²blicas del anterior presidente dem¨®crata, que contaba con el respeto del partido. Harry Truman dijo que necesit¨¢bamos "a alguien con m¨¢s experiencia", y a?adi¨®: "Te aconsejo que seas paciente". John Kennedy respondi¨®: "El mundo est¨¢ cambiando. Las viejas f¨®rmulas ya no sirven".
Amigos, les pido que se unan a este viaje hist¨®rico, que tengan el valor de escoger el cambio. Ha llegado de nuevo la hora de contar con una nueva generaci¨®n de l¨ªderes. Ha llegado la hora de Barack Obama.
Edward M. Kennedy es senador de EE UU. Este texto es un extracto del discurso que pronunci¨® el lunes en la American University de Washington DC.
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