El olvido de Gandhi
60 a?os despu¨¦s de su asesinato, la herencia del profeta de la no violencia se extingue entre gobiernos corruptos
Cuando el extremismo se extiende por Pakist¨¢n y amenaza con desestabilizar toda la regi¨®n, muchos son los que recuerdan la oposici¨®n visceral de Mohandas Gandhi -a quien sus millones de seguidores llamaron Mahatma (Alma Grande)- a la partici¨®n de la India y a la creaci¨®n de un Estado por motivos religiosos. El profeta de la no violencia, asesinado por un radical hind¨² hizo ayer 60 a?os, consider¨® siempre que "la violencia es el miedo a los ideales de los dem¨¢s" y defendi¨® el esfuerzo y la resistencia como ¨²nico m¨¦todo de lucha por los derechos inalienables de los ciudadanos.
El hombre que revolucion¨® la pol¨ªtica, la filosof¨ªa y la ideolog¨ªa del siglo XX y que forz¨® el fin del dominio brit¨¢nico en el subcontinente asi¨¢tico con una impresionante campa?a de desobediencia civil ver¨ªa con espanto el actual auge del terrorismo. La conversi¨®n de India y Pakist¨¢n en potencias nucleares, las tres guerras libradas entre los dos pa¨ªses desde que se independizaron en 1947 y el sangriento desgajamiento de Pakist¨¢n Oriental -hoy Bangladesh- revelan c¨®mo la herencia de Gandhi cay¨® en el olvido.
Mahatma fue el azote de los brit¨¢nicos y tambi¨¦n de sus conciudadanos
El asceta que jam¨¢s se dej¨® contaminar por el poder y se convirti¨® en abanderado de la lucha contra la pobreza arremeter¨ªa implacable contra la corrupci¨®n que corroe las administraciones de India, Pakist¨¢n y Bangladesh. En realidad, para esos gobiernos, Gandhi es casi una figura inc¨®moda porque, como la voz de la propia conciencia, les recuerda lo que deber¨ªan de hacer y no han hecho.
Nilamben Parikh, una de las bisnietas del Mahatma, verti¨® ayer en las aguas del mar de Arabia, frente a la costa de Mumbai (la antigua Bombay) las cenizas contenidas en una de las 20 urnas en que se guardaron. En la ceremonia, a la que asistieron representantes del Gobierno federal y local, se hizo un llamamiento a la unidad de los indios.
Nacido en 1869 en el seno de una familia acomodada de la casta vais¨ªa, Gandhi aprendi¨® de su madre el respeto a la vida, una mujer profundamente religiosa que, en la tradici¨®n de tolerancia india, practicaba una mezcla de hinduismo, islamismo y jainismo. De esta ¨²ltima religi¨®n, que se opone a todo tipo de violencia contra los hombres, los animales y las plantas, proceden los principios de la resistencia pac¨ªfica que defendi¨® hasta su muerte.
Tras finalizar en Londres los estudios de Derecho, comenzados en la ciudad india de Ahmedabad, el activismo pol¨ªtico del abogado comienza en Sur¨¢frica, pa¨ªs al que se traslad¨® en 1893. Una de las mayores cr¨ªticas a Gandhi procede precisamente de estos tiempos en los que defendi¨® con vehemencia a la comunidad india de las leyes discriminatorias impuestas por los blancos, pero no se preocup¨® por la discriminaci¨®n a¨²n m¨¢s sangrante que sufr¨ªa la mayor¨ªa negra. El Gobierno surafricano instal¨® ayer un busto del Mahatma en Durban, la ciudad en la que Gandhi vivi¨® 21 a?os y en la que las humillaciones que le infligieron los ingleses fueron forjando en su voluntad de acero una resistencia sin violencia que rompi¨® las defensas del imperio. Cuando el abogado volvi¨® a la India en 1914 era ya un hurac¨¢n pol¨ªtico imposible de frenar.
Gandhi no s¨®lo fue el azote de los brit¨¢nicos, sino tambi¨¦n de sus mismos conciudadanos al oponerse tajantemente a las clases que preconiza la religi¨®n hind¨² y que hasta ahora condenan a la ignorancia y la indigencia a la mayor¨ªa de los indios.
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