Emoci¨®n contagiosa
No es la primera vez que el cine nos cuenta lo que ocurre en el cerebro y en los sentimientos de una persona cuyo cuerpo ha quedado paralizado a perpetuidad, el inimaginable sufrimiento de saber que tu organismo es un vegetal aunque tus sensaciones, tus recuerdos y tus emociones sigan latiendo.
Dalton Trumbo, aquel excelente guionista que mantuvo su dignidad a un precio salvaje en la siniestra caza de brujas de aquel canalla fan¨¢tico llamado McCarthy, lo cont¨® sin demasiada inspiraci¨®n, aunque l¨®gicamente le llovieran las bendiciones progresistas en la ¨²nica pel¨ªcula que dirigi¨®, la irregular Johnny cogi¨® su fusil. Al conmovedor Ram¨®n Sampedro de Mar adentro al menos le quedaba la palabra, que utilizaba con tanta mordacidad como seducci¨®n. Al protagonista del desgarrador documental Las alas de la vida, el admirable Carlos Cristos, condenado a la devastaci¨®n f¨ªsica por una implacable enfermedad degenerativa, tambi¨¦n pod¨ªa comunicarse mediante su tembloroso lenguaje y otorgarnos aut¨¦ntica vida a los emocionados espectadores.
LA ESCAFANDRA Y LA MARIPOSA
Direcci¨®n: Julian Schnabel.
Int¨¦rpretes: Mathieu Amalric, Emmanuelle Seigner, Marie-Jose¨¦ Croze.
G¨¦nero: drama, Francia, 2007.
Duraci¨®n: 112 minutos.
Jean-Dominique Bauby se llama el hombre que se siente como si estuviera atrapado dentro de una escafandra, pero que gracias al uso que hace de su imaginaci¨®n y de su memoria podr¨¢ alejar el cautiverio mental y volar por el espacio y el tiempo como una mariposa. No fue la guerra, ni una maldita roca con la que impacta tu cabeza en el l¨²dico acto de lanzarte al mar, ni el lento y torturante proceso en el que la odiosa enfermedad va carcomi¨¦ndote d¨ªa a d¨ªa. Al tr¨¢gico h¨¦roe de esta sensible y compleja pel¨ªcula el hosti¨®n le lleg¨® sin avisar, en forma de infarto cerebral, transform¨¢ndolo en un gui?apo al que la ciencia m¨¦dica se empe?a en cuidar, en prolongar su atroz supervivencia. Su ¨²nica forma de relacionarse con el mundo est¨¢ reducida a la visi¨®n de uno de sus ojos. Mediante los movimientos de ¨¦ste lograr¨¢ algo tan ¨¦pico como escribir un libro que presupongo hermoso, a coraz¨®n abierto, sin tiempo ni ganas para mentirse a uno mismo ni a los dem¨¢s.
Julian Schnabel logra crear un universo doliente y fascinante describiendo el mon¨®logo interior de ese inmovilizado pedazo de carne, sus sentimientos hacia el mundo que le rodea, las visitas o las ausencias de la gente que ha amado, las alegr¨ªas y los lamentos que le impone el ejercicio de la memoria sentimental, el malhumor o la sorna ante el tratamiento que le ofrecen m¨¦dicos, terapeutas y enfermeros, el repaso a los encuentros, desencuentros, plenitud, angustia, p¨¦rdidas y anhelos que marcaron su existencia.
Lo que ocurre en la mente y en el coraz¨®n de este hombre roto te perturba, te identifica, te apena, te exalta, te conmueve. Habla del sufrimiento extremo, la impotencia, la desesperanza y la muerte, pero est¨¢ llena de amor a la vida. Y lo contagia.Julian Schnabel logra crear un universo doliente y fascinante
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.