La LOU y los profesores
La universidad espa?ola ha experimentado un cambio r¨¢pido y profundo desde que se inici¨® la transici¨®n democr¨¢tica. Tras un per¨ªodo de decadencia y estancamiento, las infraestructuras y el profesorado recibieron una gran atenci¨®n en materia de inversiones. La sociedad era consciente de que para mejorar el nivel de vida era necesario transformar la ense?anza superior y la investigaci¨®n. La responsabilidad de la universidad en las sociedades que quieren y buscan el progreso material es enorme. Estas instituciones se encargan de formar el capital humano, tienen la obligaci¨®n de transmitir conocimiento, impulsar la formaci¨®n continua y realizar investigaci¨®n de base y de vanguardia; y, en estas circunstancias, es m¨¢s que razonable que se estipulen criterios y medidas que valoren la actividad docente e investigadora del profesorado universitario. En estos 30 a?os, la universidad, junto al CSIC, viene realizando m¨¢s de las tres cuartas partes de la formaci¨®n y la investigaci¨®n que se viene realizando en Espa?a.
Los universitarios van a seguir siendo poco valorados socialmente tras la reforma de la ley
Este proceso ha tenido lugar mediante un creciente aumento del personal que desarrolla su actividad laboral en la universidad. Las sucesivas reformas llevadas a cabo por los Gobiernos que se han sucedido desde fines del siglo XX han conducido a los establecimientos de educaci¨®n superior a situaciones confusas y a consolidar figuras de profesorado muy divergentes. A las cl¨¢sicas del funcionariado, se le a?adieron diferentes situaciones que, con nombre distinto en cada una de las reformas que se sucedieron han tenido como resultado el nacimiento y la consolidaci¨®n de un nuevo grupo de penenes, en el que el com¨²n denominador es la inestabilidad y la desigualdad respecto al profesorado funcionario. A todo ello se suma una p¨¦rdida de poder adquisitivo general y la degradaci¨®n de la condici¨®n del profesorado, tanto m¨¢s si se compara con el profesorado de pa¨ªses como Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda o las naciones escandinavas que son miembros de la Uni¨®n Europea.
En un marco negociador en el que los sindicatos propon¨ªan un proceso de acreditaci¨®n basado en los m¨¦ritos alcanzados a lo largo de un periodo razonable (8-10 a?os para Titular de Universidad desde el inicio de la actividad docente investigadora; 10-12 para Catedr¨¢tico de Universidad), el establecimiento de una carrera profesional basada en la promoci¨®n por m¨¦ritos en el mismo puesto de trabajo y una equiparaci¨®n salarial respecto a los cuerpos de la administraci¨®n equivalentes, la modificaci¨®n de la LOU ha aportado bien poco.
La clarificaci¨®n de las figuras del profesorado funcionario, al reducir las categor¨ªas a solo dos (Profesor Titular y Catedr¨¢tico) no deja de tener un valor testimonial en relaci¨®n con las propuestas sindicales. Ha introducido mecanismos muy positivos para mejorar la condici¨®n de los profesores no funcionarios como es el de la acreditaci¨®n sin l¨ªmites de plazas -que, en esencia, supone eliminar intervenciones esp¨²reas-, valoraci¨®n no necesariamente presencial de los candidatos y baremos de puntuaciones autoaplicables. Sin embargo, el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia no ha tenido en cuenta sus propios compromisos establecidos en la negociaci¨®n previa a la aprobaci¨®n de la reforma en el sistema de elecci¨®n del profesorado de los cuerpos docentes universitarios.
En particular, ha establecido exigencias excesivas para conseguir la acreditaci¨®n a las dos figuras del profesorado estable; en particular obligando a los profesores a acumular a?os de antig¨¹edad. A favorecer el chusquerismo m¨¢s que a exigir y asegurar la producci¨®n cient¨ªfica de calidad. En este sentido, el sistema de acreditaci¨®n, con ser positivo gen¨¦ricamente, sigue siendo una reforma que implica un reducido est¨ªmulo para la producci¨®n cient¨ªfica y de mejora de los sistemas docentes. Tampoco reconoce el esfuerzo individual que muchos profesores est¨¢n realizando y parece traslucir una falta de inter¨¦s y compromiso pol¨ªtico con una instituci¨®n que debe preparar a nuestros conciudadanos a (sobre) vivir en la sociedad del conocimiento.
Pareciera que el ministerio ha respondido mucho m¨¢s a las presiones de la CRUE (Conferencia de Rectores) que a las reivindicaciones hist¨®ricas del colectivo docente e investigador. En estas condiciones, buena parte de las expectativas abiertas con la reforma de la LOU se han visto frustradas.
En consecuencia, el personal que trabaja en las universidades p¨²blicas se considera defraudado por la nueva ley. Sin duda esto tendr¨¢ efectos negativos sobre la formaci¨®n de capital humano, y sobre el sistema de innovaci¨®n, generaci¨®n y transmisi¨®n de conocimiento; es decir, en el futuro de la sociedad espa?ola. Si a ello le unimos que las administraciones no quieren invertir adecuadamente en el sistema de educaci¨®n superior, la conclusi¨®n es que, para los pol¨ªticos, la ense?anza universitaria no parece tan importante como herramienta que nos saque del monocultivo urban¨ªstico y nos lance hacia el futuro globalizado de la sociedad del conocimiento y la innovaci¨®n.
El profesorado va a seguir siendo un grupo poco valorado socialmente, peor remunerado que sus hom¨®logos europeos y muy alejado de las condiciones que estos tienen en sus sistemas nacionales de investigaci¨®n. La descapitalizaci¨®n de la universidad espa?ola parece consolidarse y las expectativas que hab¨ªa levantado la reforma de la LOU, en lo que se refiere a mejorar las condiciones de trabajo y de carrera docente del profesorado, han quedado, nos tememos, de nuevo, frustradas.
Just Bayle es profesor titular de Biolog¨ªa Marina y secretario general de UGT de la Universidad de Alicante. Javier Vidal es catedr¨¢tico de Historia e Instituciones Econ¨®micas y secretario de Relaciones Institucionales de UGT de la Universidad de Alicante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.