?El fin de un monopolio?
Hay que reconocer la habilidad de la Iglesia cat¨®lica para -nunca mejor dicho- estar en misa y repicando. Lo muestra, entre otras cosas, algunas de ellas tan recientes y pol¨¦micas como su intervenci¨®n en la vida pol¨ªtica nacional, su actitud ante la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa (EpC). La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, las asociaciones cat¨®licas de padres de alumnos y la influyente patronal de la ense?anza FERE se opusieron desde el principio a la creaci¨®n de la nueva asignatura y, una vez aprobada la ley, pusieron todo tipo de dificultades a su alcance para evitar que se impartiera.
Dos eran las razones de fondo, aunque no confesadas del todo: la primera, porque entraba en competencia y, en algunos temas, en conflicto con la ense?anza de la religi¨®n y la moral cat¨®licas; la segunda, porque terminaba con el monopolio detentado por la Iglesia durante d¨¦cadas, e incluso siglos, en la educaci¨®n de los valores morales y en la conformaci¨®n de la conciencia de los ciudadanos espa?oles desde la m¨¢s tierna infancia.
Los primeros cristianos obedec¨ªan las leyes y con sus vidas las sobrepasaban
Al final, sin embargo, la mayor¨ªa de los colegios cat¨®licos han aceptado impartir la asignatura. ?Qu¨¦ ha sucedido para que se haya producido tal "conversi¨®n"? No se ha debido, ciertamente, al reconocimiento de su importancia en el sistema educativo, como tampoco a la aceptaci¨®n de sus contenidos, debidamente suavizados en la tramitaci¨®n de la ley para que no chocaran con la moral cat¨®lica. La FERE se ha comprometido a impartir la asignatura con una condici¨®n: adaptar el temario al ideario cat¨®lico de los centros.
Yo pregunto: ?es concebible que eso se hiciera con otras asignaturas del curr¨ªculo? Por ejemplo, ?que se adaptara la historia universal a la historia de la Iglesia, la historia de Espa?a al nacional-catolicismo, la geograf¨ªa a la geograf¨ªa de las religiones, la biolog¨ªa a la teor¨ªa del creacionismo, las matem¨¢ticas al significado simb¨®lico de los n¨²meros en la Biblia, el arte a la historia del arte cristiano, la ¨¦tica filos¨®fica a los principios de la teolog¨ªa moral, las ciencias sociales a la Doctrina Social de la Iglesia? Pues eso es lo que ha hecho FERE con Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa contando con el benepl¨¢cito del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia.
Para ello FERE ha editado una gu¨ªa titulada Claves para ofrecer Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa en un centro cat¨®lico, "una herramienta que ayude al docente a impartirla conforme al ideario cat¨®lico de los centros educativos" y que tiene su base en el Catecismo de la Iglesia Cat¨®lica, elaborado en 1992 por la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe bajo la presidencia del entonces cardenal Ratzinger.
Con estos apoyos pedag¨®gicos, me pregunto si lo que pretenden los colegios cat¨®licos es educar en una ciudadan¨ªa cr¨ªtica y activa, global y solidaria, y en una ¨¦tica laica, o, m¨¢s bien, trasladar la catequesis parroquial a la escuela e indoctrinar en un concepto de la ciudadan¨ªa y en una ¨¦tica pasados por el tamiz de la fe, que enfrenta, al modo agustiniano, la ciudad de Dios a la ciudad terrena; si pretenden formar ciudadanos comprometidos en la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s justa y solidaria o creyentes que hacen m¨¦ritos para el reino de los cielos.
Reflexionando estos d¨ªas sobre el tema he encontrado un escrito cristiano del siglo III, la Carta a Diogneto, que es un ejemplo de vivencia laica de los cristianos y cristianas en la sociedad. Dice as¨ª: "V. 1. Los cristianos no se distinguen de los dem¨¢s seres humanos ni por su tierra ni por su habla ni por sus costumbres. 2. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas ni hablan una lengua extra?a, ni llevan un g¨¦nero de vida aparte de los dem¨¢s. 3. Habitando ciudades griegas o b¨¢rbaras, seg¨²n la suerte que a cada uno le cupo, y adapt¨¢ndose en vestido, comida y dem¨¢s g¨¦nero de vida a los usos y costumbres de cada pa¨ªs, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable, y, por confesi¨®n de todos, sorprendente. 4. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extra?a es para ellos patria, y toda patria, tierra extra?a. 6. Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que les nacen. 7. Ponen mesa com¨²n, pero no lecho. (...) 10. Obedecen a las leyes establecidas, pero con su vida sobrepasan las leyes".
Si el autor hubiera escrito la Carta hoy, en pleno debate sobre la nueva asignatura, es posible que hubiera a?adido: "Los cristianos no estudian en colegios distintos de los dem¨¢s ciudadanos, ni adaptan las clases de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa a sus idearios; van a los mismos colegios que el resto de los estudiantes; siguen los programas aprobados por las instituciones acad¨¦micas y no hacen objeci¨®n de conciencia".
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la c¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Nuevo Diccionario de Teolog¨ªa (Trotta, Madrid).
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