C¨®mo hacer 100.000 amigos
Las redes sociales son las plazas p¨²blicas del siglo XXI, lugar de cita para todas las edades y necesidades
Paul vive en Madrid, es un apasionado de la m¨²sica, tiene 17 a?os y 103.870 amigos. Eso s¨ª, son virtuales: se encuentran en la web, donde triunfan las redes sociales, el equivalente a las antiguas plazas p¨²blicas, lugares de encuentro para todas las edades y gustos. Estas nuevas comunidades permiten hacer amigos y ligar, promocionarse laboralmente o encontrar a familiares dispersos por el mundo. Y todo gratis para el usuario, que a cambio s¨®lo ve publicidad.
Paul, de 17 a?os, cobra 150 euros a bandas que desean darse a conocer
Una de las plazas con m¨¢s vecinos en Internet es MySpace, la comunidad a la que pertenece Paul, la persona con m¨¢s contactos de Espa?a. Se encuentra con ellos en este portal de ocio, como lo definen sus responsables, para compartir m¨²sica, fotos, v¨ªdeos, informaci¨®n y muchas, muchas horas. Sus seguidores se deben al marketing viral, al boca a oreja, el m¨¢s tradicional y efectivo de los sistemas. Para ser su amigo, s¨®lo hay que inscribirse en MySpace, darse de alta y ser aceptado por ¨¦l. La persona que se anuncia en estos lugares cuelga previamente una ficha con toda la informaci¨®n personal que el usuario quiera aportar, incluidos los gustos sexuales. Eso s¨ª, se expulsa inmediatamente al que rompe las reglas: subir pornograf¨ªa o molestar y no respetar las normas de cortes¨ªa establecidas -las que dicta la ley, principalmente-.
Empez¨® como todo el mundo: "Para ligar y conocer gente", pero ahora utiliza este espacio como negocio. Este joven m¨²sico cobra 150 euros por semana a los grupos que quieran darse a conocer. En invierno le dedica menos tiempo a su web: unas dos horas al d¨ªa actualizando y respondiendo a sus amistades, frente a las cinco o seis en vacaciones. De esos 103.870 amigos, para Paul s¨®lo son verdaderos un centenar.
En este espacio hay cabida para todo el mundo, desde el l¨ªder de IU, Gaspar Llamazares (1.041 amigos), hasta el dise?ador David Delf¨ªn o la modelo Bimba Bos¨¦. Para personas de una edad algo superior, de un perfil m¨¢s profesional, est¨¢ Facebook (en ingl¨¦s, y en espa?ol a partir de marzo), con 61 millones de usuarios registrados en el mundo, 350.000 espa?oles. ?sta es la plataforma que han elegido el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, o el presidente del PP, Mariano Rajoy -el segundo con m¨¢s amigos registrados que el primero, casi 2.000 frente a 307-. Para promocionarse, encontrar socios, clientes o dar con informaci¨®n existen redes espec¨ªficas. ?lvaro Fern¨¢ndez, de 35 a?os, director y fundador de SharpBrains.com, vive en Estados Unidos y es usuario habitual de LinkedIn (17 millones registrados en el mundo). "Si leo en una revista que un equipo cient¨ªfico en Reino Unido acaba de publicar un nuevo informe y quiero contactar con sus autores, voy a la web y veo qui¨¦n de mis conocidos los conoce".
Para el consultor Alberto Garc¨ªa Valencia (39 a?os), chequear las redes sociales en las que est¨¢ inscrito es parte de su quehacer diario. "Las empresas ya no s¨®lo piden conocimiento, compromiso y determinadas habilidades. Quieren tambi¨¦n una red de contactos", afirma. Usa Neurona (casi 700.000 usuarios en Espa?a y un mill¨®n y medio en el mundo), LinkedIn y Viadeo.
Daniel Salazar, de 30 a?os, tiene 1.469 familiares en su ¨¢rbol geneal¨®gico. Est¨¢ en Geni (10 millones de inscritos en el mundo). Gracias a este sitio se comunica con parientes de Espa?a, Estados Unidos, Italia, Holanda y Venezuela. "Incluso he conocido a algunos de los familiares de mi futura esposa". Aqu¨ª, sus usuarios intercambian y comparten fotos de viajes y celebraciones y reciben avisos de cumplea?os.
"El problema es que se ha construido una sociedad muy separada de la real y excesivamente virtual", se?ala el soci¨®logo Ferm¨ªn Bouza. Pero Fofo, el joven que aparece en Wamba con 2.500 amigos, no cree que vaya a acabar convirti¨¦ndose en un solitario o un ser extra?o. S¨ª ha tenido alguna experiencia de gente que se metiera con ¨¦l, pero r¨¢pidamente les ha cortado la posibilidad de contactar, una opci¨®n a un clic de rat¨®n. Su mote le protege en la Red, y tampoco le molesta la publicidad y que las empresas sepan de sus gustos. "Al rev¨¦s, si llegan a poner comercio electr¨®nico, mejor que mejor. Lo tendr¨¦ todo ah¨ª", se?ala entusiasta de un sistema del que ha sido nombrado embajador por la propia empresa.
No obstante, no todo el mundo piensa igual: que una compa?¨ªa conozca la edad, aficiones (musicales, literarias, moda...), d¨®nde estudi¨® una persona, tipo de amigos, orientaci¨®n sexual, pol¨ªtica, lugares a los que viaja... puede llevar a una publicidad absolutamente a medida, el sue?o de los anunciantes. Los pr¨®ximos meses es previsible que estas comunidades virtuales se expandan fuera de la Red. Seg¨²n Jos¨¦ Luis Orihuela, profesor de la Facultad de Comunicaci¨®n de la Universidad de Navarra, ser¨¢ el momento de la movilidad, ubicuidad, de estar siempre conectados, y de una paulatina integraci¨®n con otros servicios online (identidad, microblogging, compras, informaci¨®n y entretenimiento). "El futuro es inimaginable. Y lo pr¨®ximo ser¨¢ la incorporaci¨®n biol¨®gica de estos sistemas al hombre, la conversi¨®n de la persona en un ente multicomunicador", concluye Bouza.
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