Gestionar la crisis en tiempo de elecciones
Hace unos meses les habl¨¦ en esta misma columna de que lo que ven¨ªa era "algo m¨¢s que una suave desaceleraci¨®n". Lo que en aquel momento pudo ser visto como la expresi¨®n de la llamada "enfermedad de los economistas", es decir, el pesimismo cr¨®nico, ahora es una realidad evidente.
Ya nadie duda, ni el propio Gobierno, de que hemos entrado en una fuerte desaceleraci¨®n de la actividad econ¨®mica y del empleo. Desaceleraci¨®n que ser¨¢ especialmente intensa en el sector de la construcci¨®n residencial, en el que el frenazo puede convertirse en recesi¨®n hacia final de este a?o.
No se trata de una nueva manifestaci¨®n de pesimismo antropol¨®gico, sino de simple deducci¨®n de los datos que vamos conociendo. Por ejemplo, los publicados anteayer, domingo, por este diario, que muestran que el 45% de ciudadanos cree que la situaci¨®n econ¨®mica es mala o muy mala, y que el 41% cree que este a?o la situaci¨®n econ¨®mica empeorar¨¢, percepci¨®n negativa que no se produc¨ªa desde la crisis de inicios de los noventa.
Los recortes de impuestos a los m¨¢s ricos no son una buena medida para frenar la desaceleraci¨®n
Hace seis meses, el Panel de Previsiones elaborado por FUNCAS, el servicio de estudios de las Cajas de Ahorro, situaba el crecimiento econ¨®mico espa?ol para 2008 en el 3,3%. La nueva previsi¨®n dada a conocer la semana pasada lo reduce al 2,7%. Y la tendencia es a la baja. (La previsi¨®n de The Economist para la econom¨ªa espa?ola en este a?o es de 2,4%).
Para el sector de la construcci¨®n, los analistas esperan para 2008 un crecimiento medio de 0,3%. Si ¨¦se es el crecimiento medio esperado para el conjunto del a?o y hemos comenzado el a?o con tasas superiores, eso significa que las tasas del ¨²ltimo trimestre tendr¨¢n que ser negativas. Es decir, estar¨¢ en recesi¨®n. Dado que la construcci¨®n es ahora nuestra principal locomotora productiva, una recesi¨®n en este sector puede contaminar profundamente al resto de la econom¨ªa. Pero lo que toca ahora no es lamentarse de la falta de previsi¨®n, sino actuar ante la crisis para limitar el alcance y la profundidad de la desaceleraci¨®n.
La gesti¨®n de esta crisis, sin embargo, va a ser m¨¢s compleja que la que se produjo a inicios de los noventa, la posol¨ªmpica de 1992. Ahora no disponemos de varios instrumentos que s¨ª ten¨ªamos antes. De la pol¨ªtica monetaria propia, para abaratar el precio del dinero y favorecer la demanda. Del tipo de cambio de la peseta, para corregir el fuerte desequilibrio exterior. Tampoco se podr¨¢n utilizar ayudas p¨²blicas para auxiliar a sectores en crisis, ya que pueden ser rechazadas por la Uni¨®n Europea como anticompetitivas.
Sin esos instrumentos, la palanca principal que le queda al Gobierno para combatir la recesi¨®n es la pol¨ªtica fiscal. Es decir, el uso de los gastos y los ingresos p¨²blicos. Pero mucho me temo que la coincidencia de crisis econ¨®mica y tiempo de elecciones puede llevar a utilizar la pol¨ªtica fiscal m¨¢s como instrumento para ganar votos que como palanca para la expansi¨®n del gasto y la salida de la crisis.
Perm¨ªtanme que me explique.Metidos en una fuerte desaceleraci¨®n como la que vivimos, que deprime la confianza de los consumidores en el futuro y retrae la demanda de consumo de bienes y servicios, el objetivo a corto plazo de la pol¨ªtica fiscal debe ser frenar esa ca¨ªda de la confianza y del consumo.
Para estimular el consumo a corto plazo lo mejor es dar dinero a los que tienen m¨¢s propensi¨®n o necesidad de gast¨¢rselo. Por el contrario, si el Gobierno da dinero a ciudadanos que en vez de gastarlo lo meten en su cuenta bancaria, el remedio es peor que la enfermedad, porque profundizar¨¢ en la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa y del empleo y adem¨¢s habr¨¢ menos recursos para atender los mayores gastos sociales que trae la crisis.
Ahora piensen en lo que probablemente har¨¢ alguien que gane 40.000 o m¨¢s euros al a?o cuando el Gobierno le diga, pongo por ejemplo, que le va a devolver 400 euros de los impuestos. ?Cree que esa persona acomodada dar¨¢ saltos de alegr¨ªa y se pondr¨¢ a pensar en qu¨¦ necesidades podr¨¢ cubrir ahora con los 400 euros que le devolver¨¢ el Gobierno? Seguramente, los ver¨¢ con indiferencia y sencillamente los mantendr¨¢ en su cuenta bancaria. Toda la evidencia te¨®rica y emp¨ªrica que tenemos los economistas dice claramente que la gente que tiene buenos ingresos, acceso f¨¢cil al cr¨¦dito y est¨¢ cubierta frente al desempleo toma sus decisiones de gasto bas¨¢ndose en sus ingresos de largo plazo, no en unos pocos euros que les pueda devolver el gobierno de turno, que pasar¨¢n a engrosar su cuenta bancaria.
Si es as¨ª, ?por qu¨¦ entonces el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero y el Partido Popular de Rajoy nos anuncian medidas fiscales que, en general, tienden a dar dinero a los que ya lo tienen? Porque estamos en tiempos de elecciones y ambos suponen que las reducciones de impuestos ganan votos. No s¨¦ si es cierto o no que los anuncios de recortes fiscales atraen los votos de los acomodados. Pero considero que los recortes de impuestos a los m¨¢s ricos no son una buena medida para frenar la desacelaraci¨®n y evitar el peligro de recesi¨®n.
Los super¨¢vit presupuestarios que se consiguieron en estos ¨²ltimos de a?os de vacas gordas dan ahora un margen para llevar a cabo una pol¨ªtica fiscal antic¨ªclica. Y eso es una buena cosa. Pero siempre que se empleen en dar el dinero a quien m¨¢s lo necesita y que adem¨¢s lo gaste de inmediato, para tirar del consumo, tanto en bienes corrientes como en bienes duraderos.
Suerte que las elecciones durar¨¢n poco. Quiero creer que el Gobierno que los ciudadanos elijan para gestionar la crisis, ya sea presidido por Zapatero o por Rajoy, ser¨¢ m¨¢s coherente en el uso de la pol¨ªtica fiscal como instrumento anticrisis de lo que son ahora sus propuestas electorales.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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