La batalla de Nueva York
A los neoyorquinos les gusta la rivalidad. Y esta competencia y su instinto de superaci¨®n es lo que les permiti¨® cicatrizar la profunda herida que dejaron los ataques suicidas del 11-S. Los aspirantes a la Casa Blanca lo saben. Pero los neoyorquinos son muy quisquillosos al ejercer su voto: por eso no dan ning¨²n apoyo por garantizado hasta que entra en la urna.
Las de hoy ser¨¢n las primarias m¨¢s competitivas en Nueva York desde 1992, cuando Bill Clinton aspiraba a presidente, lo que est¨¢ creando un inter¨¦s poco usual hacia el proceso electoral. Hasta el punto de estar creando escenas nunca vistas, como la del domingo en Columbus Circle. La plaza qued¨® dividida en dos por seguidores que buscaban el voto para Hillary Clinton y Barack Obama.
La ex primera dama juega en casa. En 2006 consigui¨® su segundo mandato como senadora por Nueva York con una aplastante victoria, lo que le otorgaba una buena base para su campa?a. Pero no es una garant¨ªa para ganar al senador por Illinois, que cuenta con una tropa de incondicionales. La confluencia de g¨¦nero y raza de ambos es un factor nuevo, aunque los neoyorquinos prefieren mirar m¨¢s hacia el debate generacional, la controvertida guerra en Irak y la incertidumbre econ¨®mica a la hora de involucrase en la campa?a. Por eso, muchos quieren marcar la diferencia con su voto, lo que podr¨ªa dar lugar a sorpresas.
Las encuestas dan una s¨®lida ventaja a Clinton en el conjunto del Estado. Pero las expectativas no siempre se trasladan en votos y en la Gran Manzana el duelo puede ser m¨¢s ajustado. Hay barrios, como el de Brooklyn, donde el apoyo a Obama se hace notar. Y en Manhattan muchos j¨®venes dicen que su mensaje har¨¢ que los chavales aspiren a ser pol¨ªticos en lugar de estrellas de la televisi¨®n.
Tambi¨¦n se mira con inter¨¦s lo que pase en la vecina Nueva Jersey. La cosa no est¨¢ tan f¨¢cil ah¨ª para Clinton, lo que oblig¨® a sus estrategas a abrir huecos para que la senadora pudiera dedicarle tiempo y tirar de su popularidad entre los latinos.
El voto hispano, que representa el 15% de la poblaci¨®n, deber¨ªa favorecer en principio a Clinton. Obama entr¨® tarde en este campo y se le acusa de haberlo ignorado, como le reprocha Fernando Mateo, de Hispanics Across America. Tambi¨¦n se sigue con inter¨¦s la opini¨®n de la comunidad negra: hasta el estallido del fen¨®meno Obama se decantaba hacia Clinton.
"La sugerencia de que el electorado latino y el negro est¨¢ polarizado se exagera", seg¨²n Rodolfo de la Garza, de la Universidad de Columbia. La comunidad afroamericana representa en torno al 13% de la poblaci¨®n. Y tanto Clinton como Obama saben que para ganar hay que convencer a los independientes. Ah¨ª es donde el mensaje del senador llega a los j¨®venes neoyorquinos.
"Hay mucha gente que ha perdido la fe en Washington y en el Gobierno", se?ala uno de los voluntarios que el domingo ped¨ªan el voto por el de Illinois. Los medios locales tambi¨¦n se definen. The New York Times y Daily News apuestan por Hillary Clinton. El Nueva York Post, controlado por Ruppert Murdoch, prefiere la frescura de Barack Obama. Los analistas dicen que si Clinton no es capaz de sacar m¨¢s de 10 puntos de ventaja sobre su rival, le llover¨¢n las cr¨ªticas.
En cuanto a la carrera en las filas republicanas, Florida deb¨ªa haber servido a Rudy Giuliani para apuntalar su candidatura en los Estados industrializados de la costa atl¨¢ntica. Su mensaje del "alcalde de Am¨¦rica" no cal¨®. Ahora el gran favorito es John McCain, menos conservador que Mitt Romney o Mike Huckabee, lo que facilit¨® su campa?a en Nueva York.
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