Obama llega lanzado al 'supermartes'
Las encuestas est¨¢n igualadas, pero Clinton a¨²n parece la inevitable vencedora - Entre los republicanos, McCain es el favorito indiscutible
Algo grande est¨¢ pasando en Estados Unidos cuando 10.000 personas de todas las razas y edades reunidas en el estadio de la Universidad de California en Los ?ngeles (UCLA) gritan al un¨ªsono "?s¨ª se puede!", en espa?ol, en un acto ins¨®lito, representativo de una nueva pol¨ªtica, de un nuevo estilo, y presidido por cuatro mujeres c¨¦lebres, ¨²nicas e incomparables entre s¨ª: Michelle Obama, la esposa del candidato presidencial dem¨®crata; Caroline Kennedy, la hija del ex presidente John Kennedy; Oprah Winfrey, el rostro m¨¢s popular de la televisi¨®n, y Maria Shriver, la mujer del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.
Los grandes diarios, menos 'The New York Times', apoyan al senador negro
Un acto que el director de las p¨¢ginas de opini¨®n de The New York Times, Andrew Rosenthal, calificaba ayer como "el mejor mitin electoral conocido en 20 a?os de cobertura de campa?as presidenciales".
El acto captur¨® la atenci¨®n del p¨²blico de California en una jornada en la que compet¨ªa con la celebraci¨®n de la Super Bowl, y confirm¨® que el fen¨®meno electoral de Barack Obama llega en plena efervescencia a su cita con el crucial supermartes.
Veinticuatro Estados acuden a las urnas hoy para elegir a sus candidatos presidenciales, y en todos ellos Obama asciende en las encuestas; en muchos, con claras opciones de victoria. John McCain es el favorito indiscutible entre los republicanos.
La excepcionalidad del acontecimiento de la UCLA no radica s¨®lo en la categor¨ªa de sus oradores -que lo es, porque nunca antes hab¨ªan participado en este tipo de actividades-, sino en lo que ese acto dice sobre el mensaje de Barack Obama. Lo explic¨®, en parte, su esposa, Michelle, cuando se quej¨® de que "esta naci¨®n est¨¢ todav¨ªa demasiado guiada por el miedo". "Hemos creado una generaci¨®n", a?adi¨®, "que vive en la duda, en el aislamiento, en la desconfianza". Pero lo argument¨® mejor que nadie Oprah Winfrey al confesar que, por primera vez en su vida, se sent¨ªa una persona libre para votar por quien quer¨ªa votar, no por el que m¨¢s conven¨ªa ni por el menos malo ni por el candidato de su partido, sino por quien realmente quer¨ªa votar.
Dijo que se sent¨ªa, adem¨¢s, "una mujer libre". Record¨® que, cuando estuvo en Iowa, haciendo campa?a para Obama, una mujer se le acerc¨® y le llam¨® traidora. Traidora ?a qui¨¦n?, pens¨®. ?A las mujeres o a los negros? A nadie, decidi¨®. Ahora se siente una mujer libre, "sin limitaciones de raza o sexo".
Este mensaje de libertad, esperanza y cambio se ha extendido por todo el pa¨ªs en cuesti¨®n de d¨ªas. Con excepci¨®n de The New York Times -Rosenthal ped¨ªa ayer a Hillary Clinton que escuchara atentamente, "muy atentamente", lo que se o¨ªa en la campa?a de Obama-, los principales diarios de los Estados en los que hoy se compite han apoyado al joven senador negro. En Los ?ngeles, San Francisco, Boston, Chicago, Atlanta, San Luis, Kansas... Todas las cabeceras de referencia, sin excepci¨®n, comparten el entusiasmo por el discurso emotivo y transformador de Obama. El pa¨ªs est¨¢ en el trance de caer en sus brazos con la pasi¨®n ciega de un enamorado.
Frente a ello, Hillary Clinton cuenta todav¨ªa con el arma de la inevitabilidad. Sigue siendo a los ojos de los analistas la candidata veros¨ªmil frente a la fantas¨ªa que rodea a su rival. Ella intenta compensar esa idea ofreciendo un ¨¢ngulo m¨¢s humano -ayer volvi¨® a emocionarse, como en v¨ªsperas de las primarias que gan¨® en New Hampshire-.
Pero la elecci¨®n inevitable de Clinton se ha ido poniendo en duda desde que Obama venci¨® en Iowa y, de forma m¨¢s acelerada, tras su triunfo en Carolina del Sur. Cuando para millones de estadounidenses llega la hora de decidir en las urnas, subsiste la inc¨®gnita sobre cu¨¢nto combustible le queda a Clinton en la reserva para afrontar esta fecha. Las encuestas auguran un final de fotograf¨ªa. Y, si es as¨ª, esta carrera continuar¨¢ m¨¢s all¨¢, quiz¨¢ hasta la convenci¨®n dem¨®crata del verano.
Silencio, se rueda
Esto es California y, cuando se habla de elecciones, a los medios de comunicaci¨®n se les ocurre preguntar qu¨¦ actores interpretar¨ªan los papeles de Barack Obama y Hillary Clinton en una pel¨ªcula. Hay dudas sobre el papel de Obama; Denzel Washington y Will Smith se reparten los gustos. Pero existe absoluta coincidencia en que Clinton merece ser interpretada por Glenn Close.Esto es un poco arquet¨ªpico, la verdad. California, por supuesto, es mucho m¨¢s que Hollywood. De hecho, el colectivo del cine no ha tenido mucho que decir hasta el momento en esta campa?a. California es, por ejemplo, la fuente principal de recursos econ¨®micos de los candidatos. El 20% de todo lo recolectado en el pa¨ªs por los dos aspirantes dem¨®cratas lo han conseguido aqu¨ª.La raz¨®n de eso no es ¨²nicamente que sea el Estado m¨¢s poblado y con mayor renta por habitante de la naci¨®n, sino la coincidencia que se da entre ricos y dem¨®cratas. Hay, desde luego, muchos ricos republicanos en el Orange county, semillero de votos y de dinero para los conservadores. Pero abundan tambi¨¦n los dem¨®cratas que han hecho ingentes fortunas en la industria tecnol¨®gica del Silicon Valley, en el propio espect¨¢culo o en los medios de comunicaci¨®n.Los californianos son famosos por su desapego con los problemas del pa¨ªs. Pero esta vez, la emoci¨®n de la campa?a dem¨®crata ha cambiado un poco las cosas. Los candidatos han dedicado mucho tiempo a California, que ha adelantado sus primarias precisamente con el objetivo de involucrarse m¨¢s en la pol¨ªtica nacional.Este Estado est¨¢ orgulloso de ciertos valores propios que lo hacen universalmente reconocible. Lo dijo la primera dama californiana, Maria Shriver, en un acto el domingo. "Si Barack Obama fuese un Estado ser¨ªa California: diverso, abierto, inteligente, independiente, innovador, so?ador, l¨ªder".
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