Los sobres

Hab¨ªa cundido el p¨¢nico, y los primeros premiados fueron r¨¢pidos como centellas en el agradecimiento; la cosa iba bien. Hasta que los sobres, otro cl¨¢sico de la gala de los Goya, volvieron a fallar, quedando as¨ª su apertura f¨¢cil como el siguiente desaf¨ªo para el 2009: ?no bastar¨ªa con que el papelito viniera simplemente doblado en dos? Todos nos fiamos de la Academia. Tambi¨¦n se eliminaron este a?o los chistes de los entregadores de premios, con excepci¨®n de Santiago Segura, que si no hace una gracia revienta; quedaba raro, pero aun as¨ª la velada dur¨® tres horas, en gran medida porque la llamada al orden de la brevedad fue poco a poco deso¨ªda, sobre todo por aquellos que ganaban en grupo: los cuatro o cinco elegidos dedicaban su cuarta o quinta parte del premio a un familiar entero. Sentado tranquilamente ante el televisor, uno disculpa los nervios del escenario, pero lo de Landa, tan experimentado ¨¦l, tan ir¨®nico y borde en las entrevistas previas, roz¨® lo penoso. La Verd¨², merecid¨ªsima ganadora, tampoco lo hizo bien.

TVE-1, curtida en este tipo de retransmisiones, realiz¨® un buen trabajo, y tambi¨¦n Jos¨¦ Corbacho se contuvo, sin dejar del todo la maldad que se espera de ¨¦l: a Carlos Larra?aga le sent¨® fatal la broma sobre la expresi¨®n de su rostro al no ganar. Creo que no era oportuna la parodia en clave de f¨²tbol de Las trece rosas, pero al p¨²blico de la sala no pareci¨® molestarle. Mis momentos estelares: la llamada de Alberto San Juan a la disoluci¨®n de la Conferencia Episcopal, la idea soltada por el presentador del chequecine (400 euros a cada espectador que vaya a ver una pel¨ªcula espa?ola), sus besos con torniquete a la Pataky pero tambi¨¦n a los dos chicos guapos Hugo Silva y Alejo Sauras, y la despedida de Corbacho disparando con rev¨®lver: "A lo mejor le doy a cuatro acad¨¦micos y a Carlos Boyero. Lo sentir¨ªa por los acad¨¦micos". ?Criticar al cr¨ªtico? La venganza del c¨®mico. Lleva siglos haci¨¦ndose.