El paseo del agua
Para empezar, durante el paseo de la semana no har¨¢ falta proveerse de agua. Ni tan siquiera llevar en la mochila una cantimplora. La misma excursi¨®n de unos 12 kil¨®metros, apta para hacerse a pie o en bicicleta, nos ofrecer¨¢ el placer de beber directamente de la fuente el agua que a diario se pone en la mesa de la mayor¨ªa de los hogares catalanes.
Hablamos de la Selva, una comarca, un territorio, donde el agua, omnipresente, llena de vida y de colores verdes todas las vistas; muy recomendable en tiempos de sequ¨ªa. En medio de Les Guilleries, se situan unos pueblos que han hecho del agua una forma de vida. Y de entre todos ellos, el m¨¢s popular es Sant Hilari Sacalm, una localidad conocida tambi¨¦n como la vila de les cent fonts. Sus manantiales -en la actualidad algunos de ellos han dejado de manar- se pueden descubrir realizando sencillos paseos a pie o en bici por los montes de alrededor del municipio. El bandolero Serrallonga, el Robin Hood catal¨¢n del siglo XVII, las convirti¨® estas rutas en su hogar permanente antes de ser ejecutado en Barcelona.
La excursi¨®n se realiza a trav¨¦s de pistas y peque?os senderos bien se?alizados por carteles verdes en los que hay grabada una ardilla. Su largo recorrido y su escaso desnivel hacen de la ruta un paseo sencillo y fresco por la presencia constante del agua. La excursi¨®n comienza en la Font del Sastre, a la que se llega en coche desde Sant Hilari Sacalm. Al cuarto de hora de marcha y a la altura de la mas¨ªa de Les Clotes, el caminante tomar¨¢ un peque?o caminito que penetra en un bosque de con¨ªferas hasta llegar al cruce de Can Calabr¨¦s.
La ardilla del cartel verde informativo nos llevar¨¢ a la Font del Gavatx, la primera excusa para parar la marcha y beber un buen trago de agua fresca. De vuelta al sendero, el caminante pronto se topar¨¢ con la Font de la Formiga. All¨ª, la sombra, el silencio y unas rudimentarias mesas de piedra convietren el lugar en otro sitio ideal para una parada. Aprovechen, de nuevo, para empaparse de agua.
Ya de regreso hacia Sant Hilari Sacalm, el excursionista continuar¨¢ oyiendo el agua de los riachuelos durante todo el camino hasta llegar a la Fossa de la Minyona. No hay p¨¦rdida posible.
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