Narciso Rodr¨ªguez soluciona el embrollo de la moda estadounidense
El reto de vestir a las mujeres de ¨¦xito marcan los desfiles de Nueva York
A las ocho de la tarde del martes, cuando Nueva York paraba el reloj de la votaci¨®n de las primarias, en una galer¨ªa de arte de Chelsea, Narciso Rodr¨ªguez pon¨ªa en marcha otro. El hijo de emigrantes cubanos criado en Nueva Jersey ofrec¨ªa una salida de futuro al embrollo en el que est¨¢ inmersa la moda estadounidense. "Estamos yendo en tantas direcciones que sent¨ª la necesidad de volver a algo limpio, puro, sexy y s¨®lido", explicaba tras el desfile. Cuatro adjetivos para 43 precisas salidas que responden a las necesidades de mujeres que aspiran a aunar lo pr¨¢ctico y lo gozoso. Que no viven en una limusina, pero tampoco en un cat¨¢logo de muebles de oficina. Inyecciones de naranja o verde agua puntuaron una colecci¨®n firmemente asentada en el blanco y negro que, en su concisa simplicidad, no renunciaba al erotismo y a sutiles detalles ornamentales. Como una chaqueta de cuero de intrincada espalda, para que "los hombres se vuelvan a su paso".
La coincidencia con el agitado calendario pol¨ªtico ha marcado la agenda de la semana de la moda. No s¨®lo porque le roba buena parte de la atenci¨®n medi¨¢tica (tampoco ayuda la victoria de los Giants en la Superbowl del pasado domingo). La presencia en la contienda de una mujer por vez primera ha abierto un debate sobre hasta qu¨¦ punto las pasarelas se enfrentan al reto de vestir a mujeres trabajadoras y de ¨¦xito, sin disfrazarlas de hombres, de adolescentes o de actrices en busca de un Oscar. Y sin matarlas de aburrimiento.
Hab¨ªa expectaci¨®n por ver si el rescate de Halston, uno de los grandes iconos de la moda estadounidense e impulsor de un sexual minimalismo en los a?os setenta, podr¨ªa responder a esa pregunta. El dise?ador que defini¨® la est¨¦tica de Studio 54 muri¨® en 1990, pero el magnate cinematogr¨¢fico Harvey Weinstein aspira someter su nombre a un lifting a la manera de las casas europeas. El lunes se present¨® la primera colecci¨®n dise?ada por Marco Zanini, de 35 a?os y antiguo ayudante de Donatella Versace. Halston fue un maestro en aligerar la elegancia de todo lo superfluo, pero el primer paseo de Zanini por su legado se qued¨® en un pobre homenaje que, eso s¨ª, le encant¨® a Liza Minelli, musa original del maestro.
En todo caso, esta edici¨®n constata del repunte de la moda estadounidense. La flaqueza del d¨®lar atrae a los compradores internacionales, que se dejaron en sus tiendas casi 2.900 millones de d¨®lares en 2007. Pero Nueva York se resiste a ser un mercadillo de dise?adores europeos. Ofrece ocho d¨ªas completamente atestados de presentaciones en las que, desde hace un par de a?os, destacan numerosos j¨®venes creadores. "Hay m¨¢s competencia que nunca y eso es estimulante", explicaba Francisco Costa antes de su desfile para Calvin Klein. "Ser dise?ador se ha puesto de moda. Todos los ni?os quieren serlo". Entre los miembros de la nueva hornada han brillado especialmente Rodarte y Proenza Schouler. Dos marcas que, con sus colecciones para el pr¨®ximo oto?o, han trascendido la liga de lo prometedor. Rotundas y muy diversas muestras de talento (rom¨¢ntica e ingenua, una; rica e intensa, la otra) de las que ponen el contador a cero.
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