C¨®mo competir sin alardes
Un tanto de Capdevila resuelve un p¨¦simo partido en el que Espa?a se encogi¨® y Francia imit¨® a Italia
M¨¢s all¨¢ de anacr¨®nicos debates estilistas y de los particularismos de los seleccionadores de turno, a Espa?a siempre le han faltado atributos para alcanzar el podio en las grandes ocasiones. Nunca se ha distinguido por su capacidad para gestionar con eficacia los envites decisivos, aquellos en los que se requiere m¨¢s oficio que destreza. Luis Aragon¨¦s sostiene desde su nombramiento como seleccionador que el futbolista espa?ol no sabe competir. Pag¨® la factura en el Mundial de Alemania, precisamente contra los franceses, y anoche su dictado cambi¨®. Espa?a se encogi¨®; Francia fue Italia, un mimetismo que no le ha ido mal en los ¨²ltimos tiempos. La selecci¨®n, en nada se pareci¨® al equipo festivo y dicharachero que cerr¨® con ¨¦xito la fase de clasificaci¨®n para la Eurocopa. Nada que ver con el estilismo que destilan futbolistas como Xavi, Cesc e Iniesta. Espa?a quiso ser Francia, y plante¨® el encuentro como si se tratara de unos cuartos de final de un torneo de alcurnia en el que competir significa, seg¨²n Luis, poner los grilletes al adversario y dejar pasar el tiempo hasta que la ruleta gire a favor. Eso hizo Espa?a y eso hizo Francia. Pero en el caso del grupo de Aragon¨¦s result¨® m¨¢s postizo, porque la epidermis espa?ola no es la francesa. Hace tiempo que Francia desprende un aroma italianizante. Para Espa?a resulta un imposible, un gui¨®n que desnaturaliza al jugador espa?ol, m¨¢s proclive al cuidado de la pelota, a un discurso m¨¢s ret¨®rico, sin aristas, refractario a la contemplaci¨®n. En definitiva, una cuesti¨®n gen¨¦tica, por mucho que al final de un partido indigesto la fortuna sonriera a Espa?a.
ESPA?A 1 - FRANCIA 0
Espa?a: Casillas; Sergio Ramos (?ngel, m. 46; Juanito, m. 76), Albiol, Marchena (Pablo, m. 46), Capdevila; Albelda (Xabi Alonso, m. 63); Iniesta, Xavi, Cesc, Riera (Villa, m. 46); y Torres (G¨¹iza, m. 22). No utilizados: Reina; Fernando Navarro y Luis Garc¨ªa.
Francia: Coupet; Sagnol, Thuram (Escud¨¦, m. 46), Gallas, Abidal; Toulalan, Vieira (Ben Arfa, m. 82), Diarra, Malouda; Henry y Anelka (Benzema, m. 59). No utilizados: Landreau; Clerc, Evra y Makelele.
Gol: 1-0. M. 80. Iniesta lanza un disparo desde fuera del ¨¢rea que Diarra saca en la l¨ªnea de gol. El rechace lo aprovecha Capdevila para marcar.
?rbitro: Tony Asumaa (Finlandia). Amonest¨® a Vieira, G¨¹iza y ?ngel.
Unos 38.000 espectadores en La Rosaleda.
Angustiada por su destierro alem¨¢n, Espa?a recibi¨® a Francia con un exceso de cautelas. Ideal para el grupo de Raymond Dom¨¦nech, un mosaico de jugadores con cicatrices acunados en un f¨²tbol de corte raso, en el que predomina el f¨ªsico por encima de cualquier cuesti¨®n. Francia lo tiene ensayado, se articula en funci¨®n del contrario y no cambia jam¨¢s el paso salvo que la exigencia sea m¨¢xima, como ayer tras el acierto de Capdevila. Al equipo le protege su f¨ªsico y la sabidur¨ªa de algunos pretorianos eternos. Espa?a no tiene otro ant¨ªdoto que el descaro, la imaginaci¨®n de un pelot¨®n de jugadores a los que distingue su imaginaci¨®n, su picaresca. Ante los franceses no hubo huellas al respecto, Espa?a quiso ser Francia y uno y otro evitaron cualquier rasgu?o. No hubo partido, m¨¢s bien una tregua desde el calentamiento. Un pulso muy medido.
En pleno armisticio, la cita result¨® un tost¨®n, sin se?ales de lo mejor de cada bando. No hubo rastro de Henry, que en esta Francia se pasea con un aire aristocr¨¢tico que no le alcanza. Ni de Cesc, que m¨¢s cerca que nunca del ariete espa?ol, anoche primero Torres y luego G¨¹iza, de nuevo se vulgariz¨® con la selecci¨®n. Su rendimiento con Espa?a resulta vampiresco, nada que ver con el chico que gu¨ªa al Arsenal con descaro imperial. Por razones sobrenaturales, entre Cesc y Espa?a no hay lazos. M¨¢s pendientes de la estrategia rival, tampoco hubo noticias de Xavi e Iniesta, dos mutantes. Espa?a les necesita para ganar; para no perder hay otros con distinta vocaci¨®n.
Con Francia a lo suyo y Espa?a travestida, el encuentro result¨® huesudo de principio a fin, con dos porteros sin escena, fuera de plano toda la noche. Un tost¨®n al que contribuyeron dos equipos tan deste?idos que hasta mudaron los colores que les distinguen en la pasarela internacional. Sin m¨¢s, una cita para homenajear a Albelda, desterrado en el Valencia, y para evidenciar que, pese a la barra libre de Luis, hay jugadores sin peso para la selecci¨®n, caso de G¨¹iza y Pablo, por ejemplo, dos futbolistas muy planos a los que el t¨¦cnico ha popularizado por su particular condena a Ra¨²l, caso del mallorquinista, y por el barbecho defensivo del f¨²tbol espa?ol, caso de Pablo y alguno m¨¢s. En Capdevila, al menos, la selecci¨®n ha encontrado a un lateral izquierdo muy capaz ante la porter¨ªa contraria. No es Roberto Carlos, pero el catal¨¢n tiene gol, y a Francia se lo demostr¨® en uno de los pocos remates registrados en todo el partido. Ocurri¨® hacia el final, con Francia ya muy plomiza y Espa?a menos timorata, sin alardes pero con un poco de picante. Luis quer¨ªa un equipo competitivo ante un aspirante al trono europeo. Le sali¨® cara, aunque ello significara que el equipo cambiara de f¨®rmula. La p¨®cima quiz¨¢ le surta efecto en el cruce de cuartos en Austria. Qui¨¦n sabe si entonces Henry fallar¨¢ dos goles tan posibles como los que desperdici¨® anoche a ¨²ltima hora ante Casillas, uno tras un remate de Benzema que el portero madridista desvi¨® al larguero y otro en un asalto directo con el capit¨¢n espa?ol. Una p¨®cima resultadista que podr¨ªa alterar el funesto tr¨¢nsito de Espa?a en la alta competici¨®n. Mientras tanto, aunque sea de forma amistosa, la selecci¨®n ya sabe que hay otras v¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.