?Alternativa al gueto escolar?
El consejero de Educaci¨®n ha presentado la propuesta de experimentar un modelo de espacios transitorios de acogida para alumnos que lleguen sin conocer las lenguas oficiales. Respetando otras opiniones, considero conveniente dar una oportunidad a la propuesta, que podr¨ªa ser una alternativa al gueto escolar. Mi preferencia se basa en razones de mejora en organizaci¨®n de la atenci¨®n primera a los inmigrantes, funcionamiento de los centros ordinarios en que se matriculan y condiciones socializantes y pedag¨®gicas de los propios reci¨¦n llegados.
La atenci¨®n primera podr¨ªa mejorar si se concentrase en unas docenas de espacios especializados en vez de dispersarse por m¨¢s de mil centros ordinarios. Estos espacios podr¨ªan tener mejor delimitados sus objetivos y disponer de profesorado experto en la ense?anza de la lengua como segundo idioma, lo que permitir¨ªa una gran intensidad en el proceso y su consiguiente acortamiento. Los alumnos, igualados por su origen y desconocimiento de la lengua, no sufrir¨ªan ni estigmatizaci¨®n ni guetizaci¨®n, efectos que se producen frente a sujetos considerados superiores. Adem¨¢s de menor costo para el erario y apertura a iniciativas privadas, el modelo propiciar¨ªa una distribuci¨®n m¨¢s equitativa de los reci¨¦n llegados, sin romperles arbitrariamente los v¨ªnculos afectivos.
La atenci¨®n mejorar¨¢ concentrada en espacios especializados en vez de dispersarse en centros ordinarios
Los centros ordinarios integrar¨ªan mejor en su funcionamiento educativo y acad¨¦mico a alumnos que llegasen ya en condiciones equivalentes a las de otros grupos ordinarios, como sucede cuando por matr¨ªcula viva un escolar de Vic se traslada a Sabadell. Los centros sufren ahora una excesiva diversidad que, con mayor o menor acierto, procuran convertir en manejable. Por ello, no conviene ahogarlos gratuitamente con la llegada de alumnos con diferencias desfavorables. El goteo incesante de chicos sin capacitaci¨®n ling¨¹¨ªstica para relacionarse y seguir las clases produce un freno en la marcha general del grupo. Los profesores, no expertos en ense?ar lengua a estos alumnos, se ven desbordados por la situaci¨®n, a pesar de su creatividad y entrega. Lo que los centros y alumnos ganan por la riqueza de la diversidad no compensa el deterioro por un exceso en las diferencias.
Tambi¨¦n las condiciones socializantes y pedag¨®gicas de los reci¨¦n llegados pueden mejorar con este modelo. Si unos j¨®venes en desventaja comunicativa se incorporan directamente a centros ordinarios, pueden quedar estigmatizados como inferiores ante sus nuevos compa?eros, pues ni est¨¢n en las mismas agrupaciones ni pueden hacer lo mismo. Y peor a¨²n: los mismos reci¨¦n llegados interiorizan su inferioridad. Resulta l¨®gica entonces la reacci¨®n de cerrarse en lo conocido, en su grupo de origen, cuando llegan y despu¨¦s: con frecuencia los patios est¨¢n poblados por grupos homog¨¦neos por razones de origen. Adem¨¢s, al ser menos intensa la capacitaci¨®n ling¨¹¨ªstica, se origina un mayor tiempo de segregaci¨®n y, por el contrario, si los inmigrantes iniciasen su presentaci¨®n en la sociedad escolar con aptitudes comunicativas, sus probabilidades de fusionarse con el grupo establecido se incrementar¨ªan exponencialmente, pues la socializaci¨®n resulta f¨¢cil entre los poco diferentes.
No ignoro que bajo esta discusi¨®n subyace el problema principal, el de la opci¨®n pol¨ªtica sobre la lengua de la escuela. Con otra opci¨®n, no la opuesta sino una diferente, la soluci¨®n ser¨ªa distinta y la mitad de los inmigrantes tendr¨ªan solucionado el problema. Ahora bien, no cuestionando el statu- quo pol¨ªtico-jur¨ªdico-pedag¨®gico, parece prudente dar un apoyo cr¨ªtico a la propuesta del consejero. Habr¨¢ que ir con cautela, evitar el filtro ideol¨®gico del profesorado, analizar procedimientos y resultados de otras experiencias, aceptar sugerencias, concretar m¨¢s la propuesta, entender que la complejidad del asunto hace buena la diversidad de tratamientos. En todo caso, conviene tener la mente abierta a la experimentaci¨®n razonada y, de resultar satisfactoria, proceder a la generalizaci¨®n de los espacios transitorios de acogida, previos a la entrada del alumno reci¨¦n llegado en los centros normales y, entonces, "extranjerito, te guarde Dios"...
Isidro Cabello Hernandorena es catedr¨¢tico del IES Investigador Blanxart y master en Gesti¨®n y Direcci¨®n de Centros Educativos.
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