El inventor que plant¨® a Philips
Portela rechaz¨® en 1949 una oferta de la empresa holandesa por su magnetof¨®n
"En Espa?a se descubren las ¨²ltimas particularidades del registro magnetof¨®nico. Jos¨¦ Portela Seijo es el inventor de un nuevo aparato que supera a todos los conocidos. Podr¨¢ fabricarse en Espa?a con materiales nacionales a precios muy inferiores a los de los modelos extranjeros". El 1 de diciembre de 1949, el diario Pueblo pregonaba para toda Espa?a los prodigios de un ingenio que llevaba meses inspirando cr¨®nicas en la prensa gallega. Jos¨¦ Portela (Santiago, 1907-Ferrol, 1985) y su hermano Juan (Santiago, 1913-1989), peritos industriales con vocaci¨®n de inventores, fueron recibidos en Madrid por el ministro de Industria, el director de Radio Nacional y el del Instituto Torres Quevedo. En el CSIC, Jos¨¦ les hizo una demostraci¨®n de su grabador, que en lugar de en una cinta magn¨¦tica registraba los sonidos en un fin¨ªsimo hilo de acero. Les dijo que pod¨ªa fabricarse al mismo precio que un aparato de radio y los dej¨® deslumbrados. El magnetof¨®n gallego, recuerda ahora el hijo de Jos¨¦ -que se llama Juan, como su t¨ªo-, "grababa m¨¢s alto y m¨¢s n¨ªtido y hac¨ªa una borraci¨®n m¨¢s perfecta" que todos sus parientes en el mundo.
El sistema en hilo de acero grababa "m¨¢s alto y n¨ªtido" que el magn¨¦tico
El primer artefacto lo compr¨® el cardenal Quiroga para sus sermones
Desde que en 1935 el magnet¨®fono hizo su sonada aparici¨®n p¨²blica en la Exposici¨®n Radiot¨¦cnica de Berl¨ªn, no se hab¨ªa logrado tama?a fidelidad en el registro de voces. As¨ª que el sonido del nuevo artilugio galaico, jaleado ahora, seis meses despu¨¦s de su invenci¨®n en Ferrol, por la prensa madrile?a, lleg¨® a o¨ªdos de la poderosa Philips. Y la empresa holandesa mand¨® emisarios a Galicia con la encomienda de tantear al inventor. "?Quiere fabricar con nosotros?", le dijeron m¨¢s o menos a Portela. "Si nos cede la patente le garantizamos ¨¦xito seguro y ventas en todo el mundo".
Pero Jos¨¦, que, como recuerda su sobrino Santiago Portela, era un genio para la electr¨®nica, con gran imaginaci¨®n pero escasa visi¨®n comercial, no se lo pens¨® dos veces. "El magnetof¨®n lo fabricaremos en Galicia, no en Holanda. Y no ser¨¢ la Philips quien lo comercialice, sino nosotros mismos, los Portela Seijo". El gallego estaba seguro de que su grabadora en hilo, made in Ferrol o Compostela, ser¨ªa un ¨¦xito igualmente. Y con ese convencimiento, los hermanos empezaron a fabricar en serie los magnetofones en su taller de la Tenencia do H¨®rreo, en Santiago.
El primero que vendieron se lo compr¨® el cardenal Quiroga, a la saz¨®n arzobispo compostelano, para grabar sus propios sermones del domingo en la catedral. Pero poseer un grabador en Espa?a, aun a precio m¨¢s bajo que los extranjeros, era un lujo que pocos, en la d¨¦cada de los 50, se pod¨ªan permitir, y los hermanos abandonaron enseguida la aventura. En 1963, Philips lanzaba al mercado los primeros grabadores en los que la cinta de pl¨¢stico no corr¨ªa abierta entre dos bobinas sino cerrada dentro de una casete. Al magnetof¨®n Portela se le hab¨ªa pasado el arroz. Y a los hermanos -ocupados en otros ingenios y en montar las primeras emisoras de Galicia o cines completos como El Callao de Madrid-, no pareci¨® importarles demasiado. M¨¢s lo lamentaron el resto de los compostelanos, convencidos por la prensa de la ¨¦poca de que el aparato registrador de sonido representar¨ªa el futuro industrial de la ciudad del ap¨®stol.
A estos profesores de Maestr¨ªa Industrial, uno en Santiago y el otro definitivamente instalado en Ferrol, lo que les sobraban, a falta de olfato mercantil, eran ideas frescas en las que ponerse a trabajar. Por ejemplo, en 1974 Juan dise?¨® el bafle con cilindros "resonantes", un altavoz inspirado en el principio de los tubos del ¨®rgano de la Catedral que, seg¨²n defiende ahora su hijo, todav¨ªa no ha sido superado.
Y Jos¨¦, obsesionado con los accidentes despu¨¦s de un choque de trenes que hubo cerca su casa, invent¨® un mecanismo que avisar¨ªa a los maquinistas de la presencia cercana de otra locomotora. Y en Ginebra recibi¨® una medalla por una quilla que evitaba los choques frontales entre autom¨®viles. En 1950 lleg¨® a anunciar que demostrar¨ªa que se pod¨ªa obtener luz sin necesidad de centrales el¨¦ctricas. Adem¨¢s, construy¨® el primer televisor que hubo en Galicia cuando ni Televisi¨®n Espa?ola comenzara a hacer pruebas. Eligi¨® para estrenarlo un d¨ªa caluroso y azul, de calma chicha en el mar, y la familia logr¨® ver por un instante el Giro de Italia.
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