La abad¨ªa de 'El nombre de la rosa'
Sacra di San Michele, el s¨ªmbolo medieval que fascin¨® a Umberto Eco
La memoria es algo extra?o. Yo no hab¨ªa estado nunca en la Sacra de San Michele y no pod¨ªa conocer ni los edificios ni el paisaje. Sab¨ªa que fue el escenario sobre el que Umberto Eco hizo mover sus personajes mientras escrib¨ªa la novela El nombre de la rosa. Incluso acababa de ver por casualidad la maqueta original sobre la que se rod¨® la pel¨ªcula. Pero no pod¨ªa imaginar que cuando estuviera delante de los muros de la abad¨ªa mi memoria iba a reconocer sus perfiles, como si los hubiera visto antes o se correspondieran con los so?ados. Lo cual, por otro lado, no har¨ªa sino confirmar aquel antiguo aforismo seg¨²n el cual no se conoce, sino que se reconoce; o lo que es lo mismo, s¨®lo se encuentra lo que se desea hallar.
La Escalinata de los Muertos, el Portal del Zodiaco y la biblioteca. Tres detalles de un conjunto que desata la imaginaci¨®n del visitante y ayuda a fijar el escenario de una gran novela.
La abad¨ªa benedictina de San Michele de la Chiusa, m¨¢s conocida como Sacra de San Michele, es una extraordinaria construcci¨®n que envuelve la cumbre rocosa del monte Pirchiriano. Comenzada en los ¨²ltimos a?os del siglo X, fue desarrollada entre los siglos XI y XIV y luego cay¨® en un cierto abandono. Hoy, tras una importante restauraci¨®n, se ha convertido en el s¨ªmbolo del Piamonte.
Situada en un lugar estrat¨¦gico, el centro de la Via Francigena, que comunica Canterbury y el Mont Saint Michel con Roma, sus 1.000 metros de altura sobre la altiplanicie turinesa explican que fuera el lugar que eligieron los longobardos para enfrentarse al ej¨¦rcito de Carlomagno. La entrada es imponente; sobre la puerta hay 42 metros de edificio, y tras ella, una empinad¨ªsima escalera rodeada de tumbas a cuya derecha se alza un enorme pilar que sostiene el suelo de la iglesia, 20 metros por encima. Mientras ascend¨ªamos la Escalinata de los Muertos, el gu¨ªa se?ala enf¨¢ticamente: "En este lugar domina el silencio de los siglos".
La iglesia est¨¢ precedida por el Portal del Zodiaco, una delicada obra del Maestro Nicholaus del siglo XII, y tiene frescos con escenas pintorescas, como la dormitio de Mar¨ªa, o uno que hay bajo el viejo coro que cuenta la historia y la leyenda de la fundaci¨®n del santuario: ¨¢ngeles y palomas transportando vigas desde el monte Caprasio hasta la cumbre del monte Pirchiriano.
Historia de una doncella
En la salida, tres peque?as joyas. Un templete llamado Sepulcro de los Monjes, que parece ser una reproducci¨®n del Santo Sepulcro de Jerusal¨¦n. La Torre de la Bonita Alda, cuya historia recuerda a una doncella que se arroj¨® desde la cima para evitar un asalto y sali¨® ilesa, pero quiso repetir la haza?a por vanidad y dinero, y su cuerpo se estrell¨® contra las rocas. Y por ¨²ltimo, el mejor escenario de la imaginaci¨®n de Umberto Eco, la biblioteca. O sus restos. En 1301, el prior, Benedicto el Joven, la describ¨ªa as¨ª a los representantes de las grandes abad¨ªas benedictinas reunidos en el concilio de Limoges: "Tengo dos cuartos llenos de libros y todav¨ªa no los he le¨ªdo todos, si bien me dedico a ello cada d¨ªa. No existe libro en el mundo del cual no tenga un ejemplar".
Abandonamos la abad¨ªa intentando comprender la fascinaci¨®n que ejercen ¨¦ste u otros monasterios medievales. No es tan f¨¢cil entender su significado; nuestro mundo se basa en principios opuestos. Ideas esenciales desde el Renacimiento, como el valor del dinero, el individualismo o la creencia en el valor de la t¨¦cnica, son ajenas a la Edad Media.
Nosotros partimos del principio incuestionable del ser humano como protagonista de la historia, due?o de sus fuerzas y capaz de intervenir y transformar el mundo. Por el contrario, para los hombres del medievo, el mundo y ellos mismos son entes sin mayor importancia cuya sola trascendencia deriva del hecho de haber sido creados por Dios.
Con un mundo considerado constitutivamente insuficiente, la ¨²nica posibilidad de perfecci¨®n de quienes habitaban estos muros consist¨ªa en recluirse e interiorizarse para tratar de estrechar los lazos con la divinidad. Ahora bien, como lo divino era la ¨²nica fuente de poder, y los sacerdotes, los depositarios exclusivos de las verdades de la revelaci¨®n, deb¨ªan comunicarlas al resto de los hombres. ?ste es el origen del simbolismo y la ambig¨¹edad de su arte, que estaba obligado a captar m¨¢s all¨¢ de las cosas y ser capaz de transmitir su significado. De esta forma, mediante el arte, la revelaci¨®n se materializaba en formas y figuras. Y gracias a su contenido simb¨®lico, las pinturas y esculturas, los capiteles y las vidrieras, permit¨ªan que cualquiera pudiera acceder a los valores esenciales del cristianismo y pudiera distinguir entre la virtud y el pecado.
Un libro que mata
Quiz¨¢ sea ¨¦sta una de las causas de la fascinaci¨®n antes comentada, o quiz¨¢ sea que a ambos, a nosotros y a los hombres medievales, nos ha tocado vivir en ¨¦pocas oscuras, lejos de los momentos de esplendor de nuestra civilizaci¨®n.
De vuelta en Tur¨ªn me sent¨¦ en un caf¨¦ del siglo XVIII a beber un bicierin, la especialidad del lugar, compuesta de caf¨¦, chocolate y nata. Despu¨¦s, con el vaso de agua en los labios, me asom¨¦ tras los ventanales hasta el centro de la Piazza Statuto y record¨¦ que esa plaza temible (bajo su empedrado est¨¢ una de las bocas del infierno) es uno de los lugares marcados de la esot¨¦rica ciudad de Tur¨ªn, la que con Ly¨®n y Praga conforman la llamada columna del drag¨®n, es decir, el eje de las tres villas m¨¢gicas en las que confluyen las redes biomagn¨¦ticas del planeta.
Mientras recordaba que mi paseo me hab¨ªa conducido entre estatuas de ¨¢ngeles ca¨ªdos hasta la esquina de la Via Carlo Alberto y la Via Po -donde un Friedrich Nietzsche enloquecido se abraz¨® a un caballo para salvarlo de los latigazos de un cochero-, ca¨ª en la cuenta de que, en la novela de la Sacra de San Michele, Umberto Eco menciona un libro m¨ªtico, La comedia, de Arist¨®teles, un libro que mata a quien lo lee porque sus p¨¢ginas est¨¢n impregnadas de un veneno letal y tan resecas que el lector no tiene m¨¢s remedio que humedecerse con la lengua la punta del dedo para poder ojearlas.
Se trata de una obra perdida, que s¨®lo conocemos por referencias, pero Eco imagina que el libro plantea una tesis revolucionaria: convertir la risa en un don divino, un atributo que permitir¨ªa al hombre trascender su bestialidad y acercarse a Dios. Esta tesis contradec¨ªa la esencia de la doctrina de la Iglesia, seg¨²n la cual la vida humana debe ser un calvario destinado a expiar nuestras culpas, y, en consecuencia, la melancol¨ªa, el estado natural de las criaturas nacidas con el estigma del pecado original, pues, como los Evangelios no dejan de recordar, aunque sea por omisi¨®n, Jes¨²s de Nazareth nunca se ri¨®.
Ante esta disyuntiva, el bibliotecario de El nombre de la rosa -que, por muy her¨¦tica que fuera, era incapaz de destruir una obra de Arist¨®teles que sab¨ªa probablemente perdida- encuentra la soluci¨®n perfecta: que el mismo libro castigue con la muerte a quien se atreva a leerlo. Y fue all¨ª, con todas estas im¨¢genes confluyendo en mi cabeza, cuando record¨¦ lo primero que hab¨ªa pensado en la Sacra. Sin duda, la memoria es algo extra?o.
PEDRO JES?S FERN?NDEZ es autor de las novelas Pe¨®n de rey y Tela de juicio (Alfaguara)
GU?A PR?CTICA
Dormir
- B&B Il Giardino delle Farfalle (0039 011 932 76 85). Viale Belvedere, 22. Vilaggio Primavera. A los pies
de la Sacra, inmersa en el bosque. La habitaci¨®n doble, 45 euros.
- Hotel Susa e Stazione Ristorante (0039 01 22 62 22 26; www.susa.it). Corso Stati Uniti, 4. En la Via Francigena, antigua locanda (pensi¨®n) puesta al d¨ªa con un restaurante interesante. La doble, 80 euros.
Comer
- Eataly (0039 011 19 50 68 01; www.eataly.it). Nizza, 230. Tur¨ªn. Bajo la supervisi¨®n de Slow Food, 11.000 metros de superficie para comer, comprar o aprender a cocinar con las mejores especialidades agr¨ªcolas italianas. Desde unos 10 euros.
- Al Bicerin (0039 011 436 93 25; www.bicierin.it). Piazza della Consolata, 5. Tur¨ªn. Un caf¨¦ hist¨®rico que tambi¨¦n tiene una tienda gastron¨®mica de alta calidad.
Informaci¨®n
- Sacra di San Michele (0039 011 93 91 30; www.sacradisanmichele.com).
- www.turismotorino.org.
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