El Bar?a se enfanga ante el Sevilla

El Bar?a y el Sevilla intentaron recordarse en un duelo en la cumbre y tan s¨®lo lo consiguieron a medias. El tembleque se not¨® ayer en los banquillos. Aunque el empate no satisface a ninguno, es lo que se merecieron los pupilos de Manolo Jim¨¦nez y de Frank Rijkaard. Una igualada que se recibi¨® con alborozo en Chamart¨ªn, donde el Madrid puede incrementar estar tarde, ante el Valladolid, su ventaja de cinco a ocho puntos. El Barcelona se podr¨¢ escudar en que lleg¨® plagado de bajas, con el equipo dictado por las circunstancias.

A Rijkaard le tocaba d¨ªa de batuta. El holand¨¦s parece m¨¢s habilidoso para gestionar temporadas que partidos concretos. Quiz¨¢ por eso se le cort¨® el mejunje al poco de servirlo. La experiencia de la Copa del Rey frente al equipo andaluz fue buena para el Barcelona, m¨¢s que nada porque hab¨ªa sido capaz de eliminarlo con una versi¨®n fea, a la que parece condenado el conjunto blaugrana en esta temporada. Pero Rijkaard debi¨® de tiritar m¨¢s de lo que se pens¨® porque anoche, a las obligaciones que le impon¨ªan lesiones, jet-lag y sobrepesos, dibuj¨® un equipo que se preocupaba en exceso por los atributos del conjunto sevillista, al tiempo que ignoraba peligrosamente otros.

Henry consigui¨® embridar un poquito a Alves en su zona. Y hasta le carg¨® con una tarjeta. Eso s¨ª, nadie impidi¨® al brasile?o correr la banda para asistir al hasta entonces in¨¦dito Navas, que chut¨® raso para que la empujara a gol Diego Capel, m¨¢s solo que la una. La defensa visitante se confi¨® en el momento menos oportuno. El progreso de Capel como jugador, constante como nadie, que ya hizo sus pinitos en el Mundial sub 21, tuvo su momento m¨¢s ¨¢lgido en el enfrentamiento copero contra los azulgrana. Un progreso que el joven ex canterano de La Mas¨ªa subray¨® con un gol de escuela. Desde las primeras carreras, qued¨® claro que Oleguer, al que le sienta mejor el escudo que la camiseta, no podr¨ªa parar casi nunca al joven de carrera cabizbaja.

A¨²n as¨ª, quiz¨¢ fue m¨¢s pernicioso para el Barcelona la posici¨®n de Messi, centrado, obligado a correr decenas de metros para pedir el bal¨®n y exactamente las mismas para colocarse en los espacios en los que su f¨²tbol puede decidir. Demasiado desgaste, demasiada frustraci¨®n para un rayo, que es algo que puede iluminar una noche, pero jam¨¢s se le puede responsabilizar del alumbrado.

El Sevilla sali¨® precavido. Las dudas ya esenciales en esta temporada sobre la naturaleza y hasta las aspiraciones de su juego, se tom¨® unos minutos para ver c¨®mo llegaban de doloridas sus estrellas africanas de su campeonato continental. Antes del gol dispusieron de varias ocasiones que ¨²nicamente no acabaron en la red por lo bueno que es Vald¨¦s. Despu¨¦s del gol, empezaron a dejar ir el partido.

Con Ronaldinho y M¨¢rquez sobre el campo, el Barcelona recuper¨® la memoria y el juego, carente del brillo que tuvo temporadas atr¨¢s. Entre que Jim¨¦nez mand¨® el regreso a la caverna en cuanto pudo y el Bar?a -a pesar de contar con el espectro de Ronaldinho en sus filas- recuper¨® alguna de sus virtudes, Xavi logr¨® el empate en otra de sus caracter¨ªsticas llegadas desde atr¨¢s.

El partido a¨²n ofreci¨® una retah¨ªla de faltas mal ejecutadas por Ronaldinho, la expulsi¨®n de Keita y una cabalgada impresionante de Diego Capel. Pero ninguno de los equipos pudo ganar. No hubiera merecido un premio tan exagerado.