El reloj del d¨¦ficit
Cuando Bush lleg¨® a la Casa Blanca en enero de 2001, las cuentas p¨²blicas americanas ten¨ªan un super¨¢vit superior al 2% del PIB. ?sa fue parte de la herencia econ¨®mica que le dejaron los dem¨®cratas de Bill Clinton. El semanario sat¨ªrico The Onion hizo humor con un discurso del presidente electo, en el que Bush afirmaba: "Ha terminado nuestra larga pesadilla nacional de paz y prosperidad". As¨ª ocurri¨®: baj¨® los impuestos a los m¨¢s ricos, incurri¨® en d¨¦ficit p¨²blico y declar¨® la guerra a Afganist¨¢n y a Irak (esta ¨²ltima, de manera ilegal).
Bush y los neocons se olvidaron de la regla b¨¢sica de la responsabilidad fiscal, que para un Gobierno es similar a la de una familia: pagar las deudas y crear una reserva financiera mientras las cosas van bien, de modo que le sea posible echar mano de esos ahorros para m¨¢s tarde. Ocho a?os despu¨¦s, Bush finaliza sus dos mandatos presentando un proyecto de Presupuestos que prev¨¦ un d¨¦ficit p¨²blico del 2,9% para los dos pr¨®ximos a?os -que habr¨¢ de administrar su sucesor en la Casa Blanca, sea del color ideol¨®gico que sea- sin contar los gastos incurridos en el esfuerzo b¨¦lico, que algunos cuantifican en 600.000 millones de d¨®lares, y Stiglitz (que publicar¨¢ un libro sobre el asunto), en mucho m¨¢s.
Como Reagan, Bush pasar¨¢ a la historia como un keynesiano de derechas, que donar¨¢ un gran d¨¦ficit a su sucesor
El d¨¦ficit en EE UU, que hab¨ªa alcanzado su tope en el a?o 2004, ha disminuido desde entonces. Ahora vuelve a encontrar la senda ascendente motivado por los efectos de la desaceleraci¨®n econ¨®mica, que se manifiesta en pasar de un crecimiento del 4,9% en el pen¨²ltimo trimestre del a?o a un 1% en el cuarto. En este d¨¦ficit creciente se combinan la reducci¨®n de los ingresos fiscales por efecto de la crisis con el incremento de los gastos con motivo del plan de est¨ªmulo para la econom¨ªa, por valor de un 1% del PIB, que a¨²n se encuentra atascado en el Senado al pretender los dem¨®cratas darle un contenido m¨¢s social y progresista.
De lo que se conoce de ese proyecto de Presupuesto destacan dos aspectos: el extraordinario incremento de los gastos de Defensa (un 7,5%, hasta los 510.000 millones de d¨®lares) y la reducci¨®n de los gastos sociales, muchos de los cuales no superan el 1% de aumento, con una inflaci¨®n del 4,1%. Por ejemplo, en los programas Medicare (seguro de salud para los mayores de 65 a?os) y Medicaid (seguro para pobres de solemnidad) recortar¨¢ 196.000 millones de d¨®lares.
Como Reagan, Bush pasar¨¢ a la historia por ser un extraordinario keynesiano de derechas envuelto en la bandera del liberalismo econ¨®mico m¨¢s paleol¨ªtico. Paul Krugman cont¨® un chiste en uno de sus art¨ªculos de The New York Times que atribuy¨® a Bush: el presidente ha prometido en numerosas ocasiones lograr el super¨¢vit de las cuentas p¨²blicas, excepto en el caso de que se produjese una recesi¨®n, una guerra o una emergencia nacional. "Tengo suerte, acert¨¦ la apuesta triple", dijo un radiante Bush a un asesor. -
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