El ruido de la libertad
Una comedia es un detalle de una tragedia, visto desde muy cerca. La invasi¨®n y ocupaci¨®n de Irak, el hecho m¨¢s espantoso de los ¨²ltimos a?os, no escapa a la regla. Parece dif¨ªcil sonre¨ªr ante esa carnicer¨ªa, pero se puede, como se puede re¨ªr de las masacres nazis viendo Ser o no ser, la pel¨ªcula de un jud¨ªo, Ernst Lubitsch, sobre la ocupaci¨®n de Polonia. La primera gran comedia sobre el desastre iraqu¨ª se llama Vida imperial en la Ciudad Esmeralda, y es obra de un periodista estadounidense, Rajiv Chandrasekaran. No contiene ficci¨®n. Es una cr¨®nica de las actividades de la Autoridad Provisional de la Coalici¨®n (APC), que gobern¨® el pa¨ªs desde el 21 de abril de 2003 hasta el 28 de junio de 2004.
Se quer¨ªa imponer multas a los peatones que fueran por la noche sin chaleco reflectante. No se aplicaron nunca
Algunos di¨¢logos son espl¨¦ndidos. En una conferencia de prensa del general de brigada Mark Kimmitt, celebrada el 25 de febrero de 2004 en el interior de la "zona verde", un periodista iraqu¨ª realiza la siguiente pregunta: "General Kimmitt, el ruido que hacen los helic¨®pteros americanos volando tan bajo aterroriza a los ni?os, especialmente de noche. ?Por qu¨¦ insisten ustedes en volar tan bajo y en atemorizar al pueblo iraqu¨ª?". La respuesta del general Kimmitt: "Lo que yo les dir¨ªa a los ni?os iraqu¨ªes es que el ruido que oyen es el ruido de la libertad".
Encerrados en la "zona verde", un recinto seguro y absolutamente ajeno al exterior (la mayor¨ªa de los dirigentes y empleados de la APC no vieron nunca Bagdad), cientos de hombres y mujeres, seleccionados por el Pent¨¢gono seg¨²n un criterio ideol¨®gico (deb¨ªan ser incondicionales de George W. Bush, miembros del Partido Republicano y estrictos neocons), intentaron cumplir en un a?o el sue?o de cualquier ide¨®logo: construir un pa¨ªs ideal a partir de cero.
Siguen algunos pasajes de la comedia.
Peter McPherson, ex asesor del presidente Gerald Ford y ex vicepresidente ejecutivo del Bank of America, lleg¨® a Irak para reformar la econom¨ªa. Su plan consist¨ªa en privatizar, eliminar aranceles, bajar los impuestos y fomentar la inversi¨®n extranjera. Tard¨® en descubrir que no era legalmente posible enajenar los bienes del pa¨ªs ocupado, y que s¨®lo los aventureros menos escrupulosos pod¨ªan estar dispuestos a invertir en un pa¨ªs sin seguridad de ning¨²n tipo. Como carec¨ªa de informaci¨®n sobre la situaci¨®n financiera de las empresas p¨²blicas iraqu¨ªes, decidi¨® poner el contador a cero: quien ten¨ªa un mont¨®n de deudas se qued¨® sin ellas, y quien ten¨ªa un mont¨®n de millones en el banco se qued¨® tambi¨¦n sin ellos. Como resultado, las peores empresas siguieron en pie, y quebraron las mejores. Para fomentar la iniciativa privada dej¨® que los conductores de las compa?¨ªas de autobuses robaran los veh¨ªculos; fue una manera r¨¢pida y eficaz de destruir el sistema de transportes.
La gesti¨®n sanitaria recay¨® en James Haveman, ex director de International Aid, una agencia cristiana de beneficencia, y ex director de una organizaci¨®n antiabortista. Los hospitales iraqu¨ªes carec¨ªan de los medicamentos y aparatos m¨¢s b¨¢sicos. Carec¨ªan incluso de agua potable. La primera medida de Haveman fue lanzar una campa?a contra el tabaquismo. La segunda, ordenar que los clientes de la Seguridad Social pagaran una peque?a cantidad por cada consulta. No import¨® medicamentos ni material cl¨ªnico.
John Smathers, un abogado de Maryland, pas¨® un a?o redactando un nuevo c¨®digo de circulaci¨®n, basado en una red de tribunales especiales para asuntos de tr¨¢fico. Inclu¨ªa multas a los peatones que se desplazaran por la noche sin chaleco reflectante. Fue una de las 100 medidas aprobadas por la APC. No se aplic¨® nunca.
John Agresto, encargado de reconstruir el sistema universitario iraqu¨ª, ten¨ªa 25 millones de d¨®lares para realizar lo m¨¢s b¨¢sico: comprar sillas, mesas y pizarras. Cuando fue a pedir el dinero averigu¨® que hab¨ªa sido concedido a universidades estadounidenses. El Departamento de Agricultura Tropical de la Universidad de Hawai, por ejemplo, recibi¨® un dineral para asesorar a la Universidad de Mosul, una instituci¨®n destruida en una ciudad con un clima extremo.
Los miembros de la APC volvieron a casa como h¨¦roes. -
Vida imperial en la Ciudad Esmeralda, de Rajiv Chandrasekaran. Editorial RBA. 366 p¨¢ginas.
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