T¨² puedes ser Newton
300 centros escolares participan en el programa 'El CSIC en la escuela', que busca incentivar el aprendizaje cient¨ªfico entre los alumnos desde peque?os
Marina de las Parras aparece en el estrado caracterizada como Newton, junto a varios compa?eros vestidos con batas blancas. Vienen a presentar sus investigaciones sobre el comportamiento de la luz. Hace unos meses cay¨® una tormenta en Majadahonda (Madrid) y despu¨¦s sali¨® un arco iris espl¨¦ndido.
"Se me quedan mejor las cosas si veo c¨®mo son", admite una alumna
"?C¨®mo no se debe ense?ar la ciencia? Dentro del aula", explica un docente
"?De d¨®nde vienen los colores del arco iris si la luz del sol es blanca?", se preguntaba la clase de 5? del colegio p¨²blico Rosal¨ªa de Castro. Su tutor, Gustavo Tr¨¦bol, recogi¨® esta inquietud y sigui¨® paso a paso el m¨¦todo cient¨ªfico: hip¨®tesis, demostraci¨®n emp¨ªrica, an¨¢lisis y conclusiones. Al final record¨® a sus alumnos que un cient¨ªfico llamado Newton tuvo esa misma curiosidad hace nada m¨¢s y nada menos que 350 a?os.
Esta tarde, los colegios madrile?os Rosal¨ªa de Castro, Jorge Guill¨¦n y Fontarr¨®n hablan con desparpajo de magnetismo, ¨®ptica, refracci¨®n, colores primarios aditivos, mol¨¦culas... Est¨¢n demostrando sus conocimientos en una especie de cumbre cient¨ªfica escolar que re¨²ne a investigadores, docentes y alumnos participantes en El CSIC en la escuela, un programa de la Fundaci¨®n BBVA y el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas para fomentar la ense?anza de la ciencia en las primeras etapas educativas, de tres a 12 a?os. Se desarrolla en m¨¢s de 300 centros escolares de ocho comunidades aut¨®nomas. Con ello, los cient¨ªficos forman a los maestros para ense?arlos a ense?ar; los maestros ofrecen a los ni?os herramientas para que aprendan a pensar. "Es m¨¢s eficaz enfocar los problemas con una mirada cient¨ªfica, independientemente de la carrera que luego se elija", asegura Rafael Pardo, director de la Fundaci¨®n BBVA. Mediante la curiosidad, la investigaci¨®n, la observaci¨®n, la experimentaci¨®n. "Queremos retomar la tradici¨®n de la Junta para Ampliaci¨®n de Estudios e Investigaciones Cient¨ªficas (JAE) de principios del siglo XX", agrega el vicepresidente del CSIC, Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez de Labastida. Esa "proyecci¨®n social de la ciencia es alfabetizaci¨®n cient¨ªfica de la sociedad", a?ade. Un modelo cortado de cuajo por la Guerra Civil espa?ola y pr¨¢cticamente desaparecido en las aulas ahora. "El sistema no ayuda, est¨¢ claro y te lo dice cualquiera, hasta el Informe PISA
[donde Espa?a qued¨® en un mediocre puesto intermedio en la prueba de conocimiento cient¨ªfico]. Pero los profesores son maravillosos", enfatiza Mar¨ªa Jos¨¦ G¨®mez, coordinadora de El CSIC en la escuela y una de las cient¨ªficas formadoras de Gustavo Tr¨¦bol. "?Que c¨®mo no se debe ense?ar nunca ciencias en el aula? Dentro del aula", se contesta un profesor antes de la intervenci¨®n de sus alumnos del Rosal¨ªa de Castro. Y aclara: "Los chavales se interesan por cosas que est¨¢n en su medio, no en la clase". A veces basta con salir al patio y ver, por ejemplo, c¨®mo la sombra va cambiando seg¨²n la hora del d¨ªa.
A su lado, Marina, buena lectora, excelente estudiante de mirada despierta, con su levita roja newtoniana, no entiende de disquisiciones. Para ella, la manera de ense?ar de su tutor "mola". Porque no abre el libro de texto por la p¨¢gina que toca, explica y manda los ejercicios para el d¨ªa siguiente, sino que invita a descubrir a partir de la curiosidad, algo inagotable a sus 10 a?os. "Se me quedan mejor las cosas, porque veo c¨®mo funcionan", admite esta ni?a que a¨²n no sabe si har¨¢ carrera de ciencias o de letras (se le dan bien ambas ramas). Pero ya tiene claro que de esta manera le gusta aprender. Ha diseccionado calamares, ha dado la vuelta a varias plantas para ver qu¨¦ hacen sus ra¨ªces... "El pr¨®ximo d¨ªa ver¨¦ si las jud¨ªas blancas germinadas en algod¨®n han sido capaces de romper una pel¨ªcula de yeso", describe.
El acto de El CSIC en la escuela, celebrado en la Fundaci¨®n BBVA, termina con una mesa redonda en la que los maestros demandan este tipo de formaci¨®n cient¨ªfica. "Para ense?ar algo hay que saberlo primero, y yo aprob¨¦ f¨ªsica y qu¨ªmicas porque me aprend¨ª de memoria los problemas... ?Qu¨¦ pod¨ªa aportar a mis alumnos? Hasta que llegaron las misiones pedag¨®gicas del CSIC", reconoce Rosa Mart¨ªnez, maestra de infantil y directora del Fontarr¨®n. Ella explica su experiencia personal y vital: "Tengo un nieto de seis meses que es todo un cient¨ªfico. Toca cualquier objeto, se lo lleva a la boca, lo mira, lo investiga. A los ni?os les encanta observar, experimentar, manipular. ?Y c¨®mo los machacamos en el cole!" concluye.
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