Cuatro horas de colas democr¨¢ticas
Nadie se salva, ni pobres ni ricos, de la escasez de alimentos en Venezuela
"Hago hasta cuatro horas de cola para comprar leche", dice resignada Nancy de V¨¢squez. Trabaja en una empresa de Internet y vive en el barrio Sabana Grande de Caracas. "No me queda alternativa, tengo hijos peque?os". Los tenderos tienen orden de vender s¨®lo un litro (un kilo, en el caso de leche en polvo) por persona y Nancy intent¨® una vez comprar dos llev¨¢ndose como acompa?ante a su sobrino. No lo consigui¨®: "Se negaron a venderle al ni?o por ser menor de edad. Imag¨ªnese... como si la leche fuera nociva pal'ni?o". Eso s¨ª, las colas son bien democr¨¢ticas: las hacen los pobres en la puerta de los mercados del Estado y los m¨¢s ricos en las tiendas de comestibles chic.
La aventura de Nancy es la pesadilla de casi todos los venezolanos que sufren el desabastecimiento de productos b¨¢sicos como la leche, el az¨²car, la carne, y otros. La raz¨®n de la falta de alimentos es de manual de Econ¨®micas de primer a?o. En 2003, el Gobierno fij¨® precios m¨¢ximos para casi un centenar de productos, pero desde entonces la inflaci¨®n se ha disparado y ahora producir un litro de leche es mucho m¨¢s caro que venderlo. Tanto si se produce como si se importa un producto se pierde dinero, as¨ª que nadie -excepto el Estado y perdiendo mucho dinero- suministra los alimentos b¨¢sicos.
El Gobierno obliga a vender la leche por debajo del precio de producci¨®n
"La leche en polvo en el mercado mundial ha llegado a costar 6,5 d¨®lares (4,45 euros) por kilo y en Venezuela el precio m¨¢ximo era de cinco (3,40 euros). ?Qui¨¦n importa a esos precios?", se pregunta un empresario venezolano. El Estado pr¨¢cticamente importa todo lo que consume el pa¨ªs. Paga esos productos a precios internacionales y los vende subvencionados. Las p¨¦rdidas estatales son incalculables.
Las cifras confirman la teor¨ªa. Los precios de los productos regulados subieron casi un 11% en 2007, mientras que el de los no regulados un 33%, diez puntos por encima del ¨ªndice de inflaci¨®n anual, seg¨²n fuentes del banco central venezolano. El Gobierno dice que la escalada de la inflaci¨®n no se debe al control de precios sino al acaparamiento de algunas personas y a la competencia desleal de algunas empresas.
Hace unos d¨ªas, el presidente Hugo Ch¨¢vez amenaz¨® a las empresas Parmalat, de Italia, y Nestl¨¦, de Suiza, con expulsarlas de Venezuela si se comprueba que compiten deslealmente con los productores nacionales. El anuncio se produjo 48 horas despu¨¦s de que la petrolera estadounidense Exxon lograra que tribunales de cuatro pa¨ªses congelaran activos de la petrolera estatal PDVSA en el exterior en respuesta al programa de nacionalizaci¨®n chavista. Tras la derrota en el refer¨¦ndum constitucional de diciembre pasado, Ch¨¢vez ha intentado hacer frente al desabastecimiento creando una nueva red estatal de distribuci¨®n, pero la situaci¨®n sigue siendo cr¨ªtica. Seg¨²n la consultora Datan¨¢lisis, una familia debe recorrer entre seis o siete establecimientos con su lista de la compra y aun as¨ª rara vez la completa.
"Es impresionante la rapidez con la que se corre la voz cuando llega un producto escaso al supermercado de Parque Central", explica el contable Arnaldo ?vila, de 52 a?os, que vive en Parque Central, un complejo de apartamentos de clase media en pleno centro caraque?o. "No pasan 15 minutos desde que los empleados colocan la mercanc¨ªa en los estantes cuando ya se han abalanzado cientos de personas a comprar y no queda nada". A ?vila le han llegado a ofrecer m¨¢s del doble del precio del producto que ten¨ªa en su mano antes de llegar a la caja. Le ofrecieron 6,5 euros por un producto que vale 2,7.
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