Macarras, artistas, espa?oles y otros animales
Como no estaba en la lista de ricos, famosos y cercanos de la movida cultural y financiera que se llama CaixaForum, decid¨ª pasar la tarde en Arco. Tambi¨¦n es cosa de pudientes, algunos famosos y muchos an¨®nimos. Un buen lugar para ver el arte en bruto, el dinero en negro y a los cr¨ªticos en blanco.
El camino a los recintos feriales madrile?os es tozudo, de extrarradio y atascos. Ventanillas cerradas y disco de Javier Lim¨®n para relajarme e intentar no escuchar la m¨²sica, o lo que fuera, del vecino de atasco. De reojo le ve¨ªa mover su cabeza despeinada con laca de peluquer¨ªa, a la vez que hablaba por su m¨®vil, sin dejar de fumar y de conducir "a su bola". Cambi¨¢ndose de carril, frenando, acelerando, en fin, una secuencia emocionante para llegar al arte contempor¨¢neo. Una vez superada la escultura, o lo que sea, del rey que no pudo reinar, cuando ya est¨¢s muy cerca de los colores y vanidades de Arco, el del coche tuneado segu¨ªa delante y atento a su m¨®vil. Se me ocurri¨® tocar el claxon. ?En qu¨¦ momento!: fren¨®, sac¨® la mano con un gesto -nada que ver con ese tan na?f de la alegr¨ªa zapaterista- y dijo algo m¨¢s fuerte que lo de Ca?ete a los camareros. Sigui¨® con su bola y su ruido. Con disimulo, pudimos adelantarle. El interior de su coche era una instalaci¨®n, mezcla de El Fary y Almod¨®var, con pegatinas, fotos y, colgando del espejo retrovisor, el amoroso enlace de un rosario con una bandera espa?ola. Genuina representaci¨®n del kitsch nacional cat¨®lico. Pens¨¦ en su voto y me dieron ganas de rezar.
En Arco se compra arte chino, bruto, brasile?o, falsas fotos, toros moribundos, 'fideles castros' decr¨¦pitos...
Otra vez nos dio por sospechar de esos s¨ªmbolos de un espa?ol forrado de espa?olidad. Un exceso de la raza. Un exceso de patria. Un siervo de una est¨¦tica capaz de dar lo peor de nosotros mismos. Un joven con adornos de nuestra cara m¨¢s macarra, fea, cat¨®lica y nada sentimental. "Es rid¨ªculo c¨®mo te has enjaezado para este mundo". Lo dijo Kafka. El mundo no es para tanto, dijo una rica que le dio la vuelta.
Rid¨ªculos todos, m¨¢s all¨¢ de nuestros cuadros, coches, m¨²sicas y votos. Y defendemos el derecho a elegir la tribu de rid¨ªculos con la que perder el tiempo. El ruedo de Arco estaba un poco m¨¢s despejado de p¨²blico que otros a?os, ganan visibilidad los artistas, galeristas y otras fieras. Todos contentos: los ricos, las instituciones y otros invitados con dinero no faltan a la cita. Se compra arte chino, bruto, brasile?o, falsas fotos, toros moribundos, fideles castros decr¨¦pitos, un Capa reinterpretado con caramelos, neones, pl¨¢sticos, cuernos de ciervo, aspiradores y otras basuras. Unos han venido, a otros no les han dejado estar. Arroyo y Lamazares resisten como met¨¢foras de nuestro arte. As¨ª que pasen muchas trampas. -
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