Hillary Clinton y Obama recurren al populismo ante unas primarias clave
Ambos prometen eliminar las rebajas fiscales para pagar los seguros m¨¦dicos
Tras la votaci¨®n en Wisconsin y cuando la campa?a electoral llega a los grandes Estados de Tejas y Ohio, donde se hace m¨¢s patente la presi¨®n de los obreros, las clases medias y las minor¨ªas raciales, los dos aspirantes a la candidatura dem¨®crata, Hillary Clinton y Barack Obama, apurados por la intensidad de la campa?a, recurren como nunca a un discurso populista del que pueden quedar esclavos para el futuro.
Igual que en Wisconsin -que celebr¨® anoche sus primarias-, en Tejas y Ohio la preocupaci¨®n dominante es la econom¨ªa. Los candidatos entienden que el mensaje en estos lugares debe estar ajustado a los problemas de los trabajadores que pierden sus empleos porque sus empresas trasladan sus plantas de producci¨®n a Asia, de los hispanos con ¨ªnfimos salarios. Es un terreno en el que hay que ganarse el respaldo de los sindicatos y, por tanto, recurrir a los mensajes m¨¢s a la izquierda del Partido Dem¨®crata.
"Vamos a sacar del bolsillo de los ricos los 55.000 millones de d¨®lares [37.540 millones de euros] que les han metido los republicanos para pagar el seguro m¨¦dico y las reformas sociales que este pa¨ªs necesita", dec¨ªa el lunes Clinton. Obama ha denunciado que, mientras los sueldos no han bajado en los ¨²ltimos a?os, "los ricos han actuado como bandidos", aumentando sus beneficios y el pago a sus ejecutivos hasta crear el mayor desequilibrio social conocido por EE UU en mucho tiempo.
Clinton se refiere a "los dos petroleros de la Casa Blanca", en obvia alusi¨®n a George Bush y Dick Cheney, para advertir que es su intenci¨®n reducir los beneficios de las empresas energ¨¦ticas. Obama ha apelado a "los empresarios patriotas" frente aquellos que aprovechan los acuerdos comerciales internacionales para dejar desprotegidos a los trabajadores.
Gruesas palabras de uno y otro que, probablemente, ser¨¢n rentables para afrontar esta decisiva ronda de elecciones. Pero palabras que se pueden volver en contra de quien finalmente sea candidato cuando tenga que exponerlas frente a su rival republicano. El populismo, en ¨²ltima instancia, puede potenciar ese aroma de improbabilidad que, despu¨¦s de mucho tiempo, parec¨ªa estar sacudi¨¦ndose el Partido Dem¨®crata.
Los republicanos han gobernado 28 de los ¨²ltimos 40 a?os en EE UU. El electorado empezaba a verlos ya como el partido inevitable. Y ellos mismos, como los llamados a gobernar siempre. Unos y otros parec¨ªan haber asumido que, despu¨¦s de esta ¨²ltima Administraci¨®n, la hora de los dem¨®cratas hab¨ªa llegado finalmente.
Nada dice todav¨ªa que no pueda ser as¨ª. Pero, ciertamente, el largo duelo entre Clinton y Obama, con toda la riqueza e intensidad que aporta al juego pol¨ªtico, ha tra¨ªdo consigo tambi¨¦n algunas inquietantes amenazas para el futuro electoral de los dem¨®cratas.
El populismo es una de ellas, y no la menos peligrosa. Clinton y Obama se han lanzado en los ¨²ltimos d¨ªas a una cascada de promesas sobre eliminaci¨®n de rebajas fiscales para los contribuyentes de m¨¢s ingresos -como fuente principal del prometido seguro m¨¦dico universal o casi universal-, limitaciones a los tratados comerciales, reducci¨®n de subsidios a las empresas y sanciones a aquellos que exportan mano de obra.
Las dudas sobre la viabilidad de estas propuestas son pr¨¢cticamente un¨¢nimes entre la comunidad de los mejores economistas del pa¨ªs. No son sorprendentes ese tipo de propuestas en una campa?a electoral, pero son arriesgadas frente a un contrincante como John McCain, famoso por hablar de frente y no decir lo que el p¨²blico quiere escuchar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.