A lo mejor casi fijo
La oscilaci¨®n cu¨¢ntica, incierta, de las medidas gallegas es proverbial. Por el mundo adelante, las distancias medidas a ojo oscilan entre "un par de palmos", "cinco o seis kil¨®metros" o "cuatro pasos". En Galicia, sin embargo, sabemos con exactitud qu¨¦ distancia nos separa de algo o de alguien cuando estamos "a poco m¨¢s de metro escaso" (como dice Antonio Ojea) o que el sitio que buscamos est¨¢ "detr¨¢s do c¨² a man dereita", que es sitio bien distinto al "quinto pino" tan espa?ol ¨¦l.
Es una incertidumbre para el forastero, no as¨ª para nosotros. Esto nos pasa con el sistema m¨¦trico-decimal o con el mundo de pesas y medidas adaptado a nuestra realidad. En el plano de lo inconcreto o de lo temporal, la abstracci¨®n m¨¢xima aparece, vestida de arlequ¨ªn, sobre la tapa de un piano y cantando: "?Las m¨¢ximas abstracciones estamos aqu¨ª de nuevo!".
Tampoco es lo mismo un chiste sobre gallegos contado en Buenos Aires que en Chantada o Cospeito
Hacemos nuestras predicciones, sin mojarnos lo m¨¢s m¨ªnimo, con toda precisi¨®n. Resulta chocante -la an¨¦cdota es real- que sea un profesor de F¨ªsica el que anuncia a sus alumnos la celebraci¨®n de un examen "que tendr¨ªa lugar la semana que viene, a lo mejor casi fijo". El gato de Schr?dinger sabr¨ªa por fin, ante una expresi¨®n como ¨¦sta, si est¨¢ vivo o muerto dentro de su te¨®rica caja cu¨¢ntica. El perro de Pavlov a lo mejor casi fijo que babea.
Deber¨ªamos aprender de los animales dom¨¦sticos para entender las diferencias entre pueblos, razas, religiones y esas baratijas. Ellos (los bichos), dentro de su diversidad, contemplan con indiferencia las diferencias entre humanos. Entre otras cosas porque un gato persa no es necesariamente un gato iran¨ª, ni un gato siam¨¦s tiene que estar necesariamente pegado a su hermano.
Tampoco es lo mismo un chiste sobre gallegos contado en Buenos Aires que uno contado en Chantada o Cospeito: el protagonista pasar¨ªa de tonto de baba a superh¨¦roe con s¨®lo cruzar el charco. Todo esto tiene que ver, a lo mejor y casi fijo, con la alimentaci¨®n. La comida para gatos est¨¢ en todas partes, la comida para gallegos, no. Un gato (o el que cree ser su amo) puede entrar en una tienda para bichos o en un supermercado de cualquier sitio del planeta y escoger entre comida para gatos castrados machos entre cuatro y 12 meses, gatas sin castrar de 14 meses en adelante, gatitos reci¨¦n nacidos tricolores, gatos callejeros con pedigr¨ª y gatos negros especialistas en pel¨ªculas de terror.
Un gallego lo tiene m¨¢s dif¨ªcil. ?C¨®mo conseguir un alimento esencial como el pulpo ¨¢ feira en pleno Bronx? (A lo mejor, casi fijo, es imposible, a no ser que se nos aparezca una pulpeira de Carballi?o subida a la chepa de Spiderman). Y eso es lo que nos hace inferiores con respecto a los animales de compa?¨ªa. Un c¨¢ntabro siempre tendr¨¢ muy crudo (nunca mejor dicho) agenciarse un cocido monta?¨¦s en un monasterio budista zen de Kyoto. Schr?dinger y Pavlov tampoco pod¨ªan jalarse sus alimentos esenciales si sal¨ªan de sus respectivas Austria y Rusia, pero, en cambio, sus respectivos gato y perro s¨ª que lo podr¨ªan hacer ahora mismo. A lo mejor. Casi fijo.
?Qu¨¦ misterio! ?Qui¨¦n entiende la evoluci¨®n del mono al hombre, del gato al cantante de soul, del saxofonista al gallego? ?Busquen el eslab¨®n perdido! Es precisamente en Enano Rojo (una serie de la tele brit¨¢nica de mucho a tener en cuenta) donde aparece un personaje que evoluciona de gato hasta ser humano. O bueno, a cantante de soul, elegante y de largos colmillos, que ma¨²lla y ense?a las u?as. Los gallegos que descienden del saxofonista -que somos la mayor¨ªa- no ma¨²llan: bufan. Y bufamos porque vivimos en el aplazamiento constante, como el del examen de F¨ªsica.
No es que lleguemos tarde, no: es que no sabemos a qu¨¦ hora termina la boda. O sea, que sabemos cu¨¢ndo empezamos pero nunca cu¨¢ndo acabamos. Algo es algo. Vemos AVES y otros pajarracos sobrevolar nuestro territorio, pero ni sabemos cu¨¢ndo ni d¨®nde aterrizar¨¢n para bien o para mal. De ah¨ª la natural desconfianza y los correspondientes bufidos.
La noche del 23-F de 1981 alguien escribi¨® precipitadamente un grito en una pared de Alcabre: "?Indepencia!" A lo mejor, casi fijo, es que nos falta una s¨ªlaba para solucionar todos nuestros problemas. julian@discosdefreno.com
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