Raca-Raca va al para¨ªso
No nos sorprendi¨® que el Gobierno vasco se apresurara a celebrar la independencia de Kosovo mediante una declaraci¨®n le¨ªda por Miren Azkarate en San Sebasti¨¢n. Aprovechando que Putin hab¨ªa pasado por el Bidasoa, no se pod¨ªa desperdiciar la oportunidad de obtener alg¨²n tipo de resonancia universal y de recordar al mundo que en Kosovotegi sufrimos similares achaques a la espera de redenci¨®n. No hay que dejar escapar la ocasi¨®n de recordar al mundo lo que sufrimos y lo mal que nos tratan, y ¨¦sta era pintiparada para ello, pese a que si la consejera Azkarate se hubiera quedado calladita hubiera ocurrido lo mismo que tras la pieza de orfebrer¨ªa que nos solt¨®: nada. Los Balcanes no son los Pirineos, aunque estos ¨²ltimos, si no para el universo, tienen su importancia dom¨¦stica. Solemnicemos pues, debieron de pensar los tripartitos, que, aunque no otra cosa, al menos conseguiremos chinchar a los de casa y estamos en periodo electoral. Este Gobierno tiene el s¨ªndrome de las personas obcecadas a las que no les salen bien las cosas: les gusta reventar espinillas. Llevan a?os haci¨¦ndolo, desde que descubrieron que eso nada ten¨ªa de malo, con ese t¨ªpico puchero de los ni?os d¨ªscolos que no se dan cuenta de que su capricho imperioso acaba parti¨¦ndoles los morros. Bueno, se debieron de decir, si no nos sirve para que el mundo nos oiga, al menos nos servir¨¢ para fastidiar. Pues estupendo.
Lo peor que les puede pasar a las ladillas es que se las identifique como tales
Tengo la impresi¨®n, sin embargo, de que tampoco han conseguido fastidiar a nadie. Era demasiado previsible, el en¨¦simo picoz¨®n, y lo peor que les puede pasar a las ladillas es que las identifique como tales: ese escozor no es producto de un c¨¢ncer, es s¨®lo una ladilla. Y una vez identificadas se les pierde el respeto. La declaraci¨®n sobre la independencia de Kosovo, por ejemplo, es como para partirse de risa. Comienza diciendo, y lo transcribo porque no tiene desperdicio, que el Gobierno vasco comparece para "valorar el proceso de independencia de Kosovo, por lo que supone de lecci¨®n sobre el modo de resolver de manera pac¨ªfica y democr¨¢tica conflictos de identidad y pertenencia". Tras leer eso, uno tiene que reubicar los ojos en las ¨®rbitas y preguntarse en qu¨¦ lugar se ha bailado ese rigod¨®n y a qu¨¦ opereta le habr¨¢n invitado al autor de esa frase. La independencia de Kosovo es el resultado de un fracaso democr¨¢tico que ha costado ya m¨¢s de 200.000 muertos, fracaso que se inici¨® precisamente en Kosovo en 1981, hace casi 27 a?os. Recordemos cu¨¢l fue la respuesta de Milosevic a aquella sublevaci¨®n kosovar: suspendi¨® la autonom¨ªa, prohibi¨® la ense?anza en lengua albanesa, expuls¨® a los albaneses de sus puestos de trabajo, etc. De aquellos acontecimientos se deriv¨® un proceso en cascada que todos conocemos, sin que estemos seguros de que haya terminado a¨²n, y cuyo ¨²ltimo cap¨ªtulo sangriento lo constituy¨® la guerra entre serbios y kosovares de 1998-99, con 10.000 muertos entre la poblaci¨®n civil kosovar y unos 1.200 entre la poblaci¨®n serbia. Desde entonces Kosovo se ha convertido en un protectorado de la ONU con 16.000 soldados en su territorio y va a necesitar la ayuda de 2.000 funcionarios internacionales para poder afrontar su independencia. A?adamos que de los 320.000 serbios que viv¨ªan all¨ª s¨®lo quedan 120.000, y que el resto tuvo que huir no por gusto. ?Es ¨¦ste un modo ejemplar de resolver de manera pac¨ªfica y democr¨¢tica los conflictos de identidad y pertenencia?
La independencia de Kosovo, aunque desafortunada, era inevitable, pero las palabras que exprimen los hechos, dej¨¢ndolos rezumar para desprenderse de ellos, no son inocentes. Son peligrosas, porque juegan con lo que ocultan. La declaraci¨®n de marras parece enorgullecerse de unas palabras de Ibarretxe que profetizan que el siglo XXI es el siglo de la identidad y de las naciones. ?Qu¨¦ borr¨®n sobre los dos siglos anteriores -Shoah incluida- y qu¨¦ deleite con las masacres! En Euskadi no hay problema alguno de identidad. Lo que sobra es fanatismo etnista, y el lehendakari peregrina por los euskal-etxes tratando de encender una mecha que se la apagan en casa. Afortunadamente, nunca ¨¦l y su gobierno resultaron tan inanes. ?M¨¦rito de Z?
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