Lo que hay que hacer
- Planificar, entrenar. El experto Jos¨¦ Luis Arceo considera que para un debate como el que se celebra ma?ana es necesario ensayar durante semanas. La manera de entrenar es simple. Los asesores del l¨ªder pol¨ªtico deben bombardearlo con preguntas, indicaciones, salidas o r¨¦plicas posibles de su oponente. Utilizando una serie determinada de variantes para cada tema, como los campeones de ajedrez.
- Empezar antes de empezar. Los debates empiezan en cuanto los candidatos salen del coche y la c¨¢mara les enchufa. "Recuerdo que en el programa Tengo una pregunta para usted Carod Rovira iba con una mano en el bolsillo. Es un detalle, pero no es rentable desde el punto de vista de la imagen. Predispone en tu contra", dice Rodr¨ªguez.
- Leer lo justo. No es aconsejable leer mucho . Hay que sacar gr¨¢ficos, pero los justos. Tampoco conviene enredarse en una mara?a de cifras ininteligibles e incomprensibles. Hay que intentar ser natural, cercano, cre¨ªble y ocurrente. "Pero todo esto con un gui¨®n casi prefijado, con unos mensajes, que son los tuyos, que debes dejar claro. Hay que entrenar para parecer natural", dice Lizcano.
- Provocar sin que se note demasiado. Para el experto Jos¨¦ Juan Toharia, la parte interesante del debate consistir¨¢ en ver "c¨®mo Zapatero provoca a Rajoy." Y lo explica: "Al PP le interesa una campa?a tranquila. Al PSOE no. El PSOE necesita movilizar a una parte del electorado que, si vota, les vota a ellos, pero que a lo mejor se queda en casa y no vota. Es posible que esta gente reaccione a la contra. Es decir, si alguien del PP les exaspera. De ah¨ª que tal vez Zapatero intente sacar de quicio a Rajoy para que ¨¦ste diga algo fuera de tono, aunque esto ser¨¢ dif¨ªcil. Adem¨¢s, no se tiene que notar mucho, porque si se nota mucho que anda provoc¨¢ndole, pues perjudicar¨¢ a los socialistas".
- Ojo a la c¨¢mara traicionera. El catedr¨¢tico Jos¨¦ Luis Arceo avisa: "A veces la c¨¢mara no enfoca al que habla: apunta al que escucha. Y hay que estar atento a eso. En el pasado debate entre Pizarro y Solbes, cuando hablaba ¨¦ste, el otro le escuchaba con cara casi de arrobamiento, como un alumno que est¨¢ aprendiendo del maestro. Y eso le perjudic¨® mucho. Pizarro no se daba cuenta, claro, pero estaba perdiendo puntos en el debate no por lo que el otro dec¨ªa ni propon¨ªa ni promet¨ªa, sino por la cara que estaba poniendo al o¨ªrle y que la estaba viendo todo el mundo".
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