Juande Ramos, en el para¨ªso

Juande Ramos (Pedro Mu?oz, Ciudad Real, 1954) se palpaba las mejillas para dar cr¨¦dito a lo que estaba viviendo. Se abrazaba a su ayudante, Gustavo Poyet. Guardaba la compostura pese a la euforia. Es un hombre contenido. Latino, pero contenido. Amante del f¨²tbol brit¨¢nico durante tantos a?os, aterrizaba anoche en el para¨ªso. En Wembley, ante 90.000 espectadores y con un trofeo entre las manos: la Carling Cup, una especie de Copa de la Liga. Ante el rival m¨¢s poderoso y odiado, el Chelsea. Y con un equipo, el Tottenham, que ven¨ªa de una frustraci¨®n muy antigua: nueve a?os sin ganar nada. Un t¨ªtulo que da derecho al club del norte de Londres a disputar la pr¨®xima Copa de la UEFA.

Juande toc¨® otra vez el metal. Su sexto trofeo importante en dos a?os, los cinco primeros con el Sevilla. Un logro inmenso para un t¨¦cnico que viene del entresuelo. Discreta carrera como jugador, escalada progresiva y paciente como entrenador. Clubes de Tercera, Segunda B, modestos de Primera... Y ahora, el Tottenham, un hist¨®rico venido a menos, un despojo de equipo en los ¨²ltimos a?os que apuntaba al precipicio mientras Martin Jol fue su entrenador. Es decir, hasta hace cuatro meses. Cuando Juande decidi¨® aceptar la oferta multimillonaria de los Spurs. Seis millones por temporada.

T¨¢ctica sencilla, pero segura; alimentaci¨®n sana y grandes dosis de autoestima. ?sa fue la receta que administr¨® Juande a un pu?ado de buenos futbolistas muy por debajo de sus posibilidades. Al pisar White Hart Lane, lo primero que hizo fue sentar a las dos figuras locales: Robbie Keane y Berbatov. Una manera de que se espabilaran. Ayer fueron los dos delanteros titulares. A continuaci¨®n, pidi¨® algunos refuerzos, uno fundamental: Woodgate, de 28 a?os, por el que el Tottenham pag¨® 11 millones al Middlesbrough en el mercado de invierno. Agradecido, Woodgate no solamente lider¨® y organiz¨® ayer la defensa del Tottenham, sino que subi¨® al ataque para sentenciar la final. Acudi¨® a rematar una falta que iba a lanzar su compa?ero Jenan. Se despist¨® Terry en su marcaje y midi¨® mal Cech la salida, el ¨²nico fallo del superportero checo. Woodgate cabece¨®, Cech rechaz¨® y el bal¨®n rebot¨® en la cabeza del ex central del Madrid antes de caer mansamente en la red.

Era el minuto 3 de la pr¨®rroga y se culminaba as¨ª una remontada que Juande entendi¨® como definitiva. Cerr¨® su defensa con tres centrales y se prepar¨® para resistir en los 27 minutos que quedaban del tiempo suplementario.

Avram Grant, el t¨¦cnico jud¨ªo del Chelsea que hab¨ªa recibido amenazas antisemitas durante la semana, solt¨® el lastre de Essien y Mikel, sus dos medios centro defensivos. Envi¨® al abordaje a Ballack, Joe Cole y Kalou. Y entonces el portero Robinson, desastroso en el primer tiempo, se redimi¨® con un par de despejes con los pies. Antes hab¨ªa permitido adelantarse a Drogba en un error colosal. Se coloc¨® detr¨¢s de la barrera que ¨¦l hab¨ªa dispuesto antes de que Drogba lanzara una falta desde la corona del ¨¢rea. Y, claro, el delantero marfile?o le coloc¨® el bal¨®n en el palo que supuestamente deb¨ªa haber cubierto Robinson, titular a ¨²ltima hora en perjuicio del checo Cerny.

El partido fue ¨¢spero, sin la fluidez que suele reinar en la Premier, aunque el Tottenham tuvo m¨¢s intenci¨®n de ganar. M¨¢s intensidad. El Chelsea confi¨® de nuevo en su pegada. Pero al regalo de Robinson respondi¨® Bridge, el lateral izquierdo del Chelsea, con otro obsequio: un manotazo al bal¨®n que se convirti¨® en el penalti del empate. Lo transform¨® Berbatov con clase: esper¨® a que cediera el cuerpo de Cech hacia la izquierda y dispar¨® suave a la derecha. Fue el principio del fin para el Chelsea. Y el para¨ªso para el entrenador manchego, que fue labr¨¢ndose la gloria paso a paso.

Juande Ramos consigue su primer t¨ªtulo ingl¨¦s