Coraz¨®n partidista
El sentimiento que el PNV pide a la sociedad vasca es un amor ciego
En el buz¨®n, entre los sobres, me he encontrado un coraz¨®n de papel, con esta afirmaci¨®n en su cara: "Yo vivo en Euskadi"; y esta pregunta en su cruz: "?Y t¨² d¨®nde vives?". De entrada la interrogaci¨®n me ha parecido bastante absurda, la verdad, de puro ret¨®rica: que el coraz¨®n llegue mezclado con la correspondencia significa que quien lo reparte sabe de sobra d¨®nde vivimos. Pero enseguida, en cuanto he visto que el folleto as¨ª troquelado es publicidad del PNV, a la pregunta le he encontrado un sentido. Porque si el nacionalismo distribuye por las casas de los ciudadanos vascos propaganda -previamente, por cierto, a la apertura de la campa?a electoral- con tal interrogaci¨®n debe de ser porque no acepta sin m¨¢s que dichos ciudadanos viven precisamente donde indican sus buzones; y ello porque piensa que residir aqu¨ª no basta para vivir aqu¨ª, que vivir aqu¨ª no es un hecho sino una actitud, una manera de entender y de situarse frente a lo que aqu¨ª sucede. Que para el PNV s¨®lo quien comparte sus tesis vive en Euskadi; quien las cuestiona o rechaza es como si perteneciera a otra geograf¨ªa, como si no viviera en este pa¨ªs. Y entiendo que esa pregunta tan obviamente ret¨®rica contiene una segunda demanda. Ese "T¨², ?d¨®nde vives?" es una manera (no sutil) de evocar que vivir aqu¨ª es votar aqu¨ª, esto es, votar lo que aqu¨ª se vota que es lo que ya se sabe.
Al desdoblar el folleto comprendes adem¨¢s dos cosas. La primera es que ese coraz¨®n de portada est¨¢ lleno de otros por dentro, y que todos quieren representar el amor a Euskadi por la v¨ªa de colocar a nuestro pa¨ªs por las et¨¦reas nubes de la renta per capita, la calidad, la investigaci¨®n, los espacios verdes protegidos; y a la cola de los ¨ªndices de criminalidad, paro o fracaso escolar. La segunda es que ese sentimiento por Euskadi que el PNV le pide a la sociedad vasca es un amor ciego; una pasi¨®n sin desglose o sin m¨¢s argumento que la cita a palo seco de algunos titulares generalizadores y de estad¨ªsticas. Y as¨ª las cifras del paro no se matizan con la menci¨®n del n¨²mero de empleos precarios o de contratos temporales que son pr¨¢cticamente todos los que aqu¨ª se firman. Y la tasa de fracaso escolar no se presenta vinculada al hecho de que en Euskadi hay m¨¢s alumnos matriculados en la escuela privada que en la p¨²blica, o unida a los nada euforizantes resultados de los sucesivos informes PISA. Y el verde de nuestro territorio no se ilustra verazmente con el alarmante estado medioambiental de muchas zonas del Pa¨ªs Vasco (el ¨²ltimo informe de Greenpeace invita a todo menos a la tranquilidad), la alta contaminaci¨®n de la mayor¨ªa de nuestro r¨ªos, la asfixiante contribuci¨®n de nuestras carreteras atestadas al calentamiento global, por citar s¨®lo ejemplos evidentes.
Y concluyo con la ceguera del ¨ªndice de criminalidad que seg¨²n el coraz¨®n del PNV se sit¨²a muy por debajo del de Espa?a y de la media europea. Mientras cientos y cientos de ciudadanos vascos tienen que vivir en Euskadi escoltados. Mientras un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n los radicales estallan o queman o atacan o amenazan o inhiben con todo tipo de "artefactos". Pero esos hechos criminales no figuran en esta propaganda de buz¨®n electoral, en este coraz¨®n de papel-piedra partidista. Y entonces yo misma me pregunto d¨®nde vivo, en qu¨¦ pa¨ªs estoy viviendo.
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