Agresiones y dolimientos
Nunca se sabe que es mejor si el relajo o la tensi¨®n. El candidato del PP, Mariano Rajoy, se fue relajando, se sinti¨® crecido y acab¨® pas¨¢ndose en la dosis de agresividad acusando a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero de haber agredido a las v¨ªctimas del terrorismo. Luego, cuando Rajoy se agarr¨® a las cuartillas preparadas en el ¨²ltimo turno, se aplic¨® a una narraci¨®n ?o?a sobre una ni?a naciente de la que fue describiendo sus progresos y a la que por fin abandonaba cuando el cuento llegaba al momento en que ya era mujer madura con t¨ªtulos acad¨¦micos, idiomas, empleo, experiencia viajera por el mundo y sinti¨¦ndose orgullosa de Espa?a.
El candidato Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha traslucido en su cara la imagen doliente de quien se siente tratado con desconsideraci¨®n y con injusticia. El candidato Mariano Rajoy, que ha sido el campe¨®n de todas las crispaciones, de todas las mendacidades hasta el paroxismo del 11-M, de todas las instrumentaciones partidistas del terrorismo y de sus v¨ªctimas, se present¨® ante las c¨¢maras como el dispensador de la racionalidad sin renuncia a explotar algunas bajezas xen¨®fobas. El candidato Rodr¨ªguez Zapatero tan amante del zig-zag quiso presentarse anoche como el m¨¢ximo campe¨®n de la coherencia, que tampoco es la asignatura en la que brilla a mayor altura.
La primera medida del ¨¦xito ser¨¢ registrada en t¨¦rminos de magnitud de la audiencia y share alcanzado. Los hagi¨®grafos de ocasi¨®n superaron el umbral del rid¨ªculo. Las encuestas ser¨¢n una vez m¨¢s la voz de su amo o, mejor, de su pagador. Pero tantas precauciones para cubrir los fallos de los espadas no han podido impedir que se cantaran entre ellos las verdades del barquero y confirmaran la incompatibilidad con la que se han distinguido a lo largo de toda la legislatura. La realizaci¨®n ha querido aproximar a los m¨¢s depurados patrones antitelevisivos. Quedaron excluidos los contraplanos que hubieran podido reflejar el impacto del hablante sobre su interlocutor. El body language perceptible se ha querido que fuera s¨®lo el que acompa?a a la expresi¨®n oral de quien interviene en cada momento sin referencia alguna al escuchante simult¨¢neo.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y Mariano Rajoy, llegaban al debate saturados de consejos y asesor¨ªas pero al final se deslizaron hasta ser ellos mismos, fueron incapaces de dominarse o de escuchar al adversario, aunque siempre eludiendo respuestas claras a las cuestiones m¨¢s candentes. Todo su esfuerzo tend¨ªa a fortalecer la propia iniciativa y a reclamar la propia credibilidad. Cada uno tra¨ªa preparados de casa las obsesiones y los mensajes para lanzar en aras de convencer a los suyos. Despu¨¦s de los primeros d¨ªas de m¨ªtines y rosas, anoche Zapatero y Rajoy entraron en el cuerpo a cuerpo, se han calentado buscando el h¨ªgado del adversario. Se llamaron mentirosos y se presentaron como merecedores de credibilidad. A Rajoy le ha perdido el consejo de los suyos de mostrarse como es: apuntarse al triunfalismo de la cat¨¢strofe, al pase del desprecio y a la sospecha sobre el inmigrante. Zapatero prefer¨ªa interrumpir el apocalipsis y acababa gust¨¢ndose en un cierto papel de v¨ªctima.
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