Conducen mal los dem¨¢s
Los espa?oles se creen m¨¢s c¨ªvicos al volante de lo que son - Suspenso general en formaci¨®n vial
El espa?ol medio est¨¢ aprendiendo a ser m¨¢s prudente. El problema es que no lo es tanto como se cree. El carn¨¦ por puntos y la reforma del C¨®digo Penal penden como nuevas amenazas sobre un conductor habituado durante d¨¦cadas a incumplir las normas. Una nueva forma de manejar los coches, menos agresiva y m¨¢s sensata, se abre paso poco a poco. Pero, seg¨²n los expertos, falla la base: la educaci¨®n vial. La percepci¨®n del peligro es baja. Porque se ve peligrosa la forma de conducir de los dem¨¢s. No la propia.
Un 25% de los conductores son antisociales, pero lo reconoce s¨®lo un 8%
El mejor perfil es el de una mujer de m¨¢s de 35; el peor, el del var¨®n joven
"A los conductores se les ense?a a responder un test no a pensar"
En otros pa¨ªses el carn¨¦ se obtiene gradualmente seg¨²n la experiencia
Espa?a es el pa¨ªs europeo donde fallecen m¨¢s peatones
Los alemanes tienen v¨ªas sin l¨ªmite de velocidad, pero si lo hay lo cumplen
La evoluci¨®n, en todo caso, es positiva. En el ¨²ltimo cuatrienio se ha conseguido reducir el n¨²mero de v¨ªctimas mortales en carretera un 32%, y el pasado a?o ha sido el primero en 40 en el que la cifra de muertos ha bajado de 3.000. Por entonces, en 1967, hab¨ªa 3,5 millones de conductores y tres millones de veh¨ªculos. La cifra es, hoy, desorbitada: cerca de 23 millones de conductores y casi 30 millones de coches.
"En el tr¨¢fico se ha empezado a intervenir y a tom¨¢rselo en serio hace muy poco tiempo, de ah¨ª que quede mucho camino por recorrer para adecuarnos a un modo de conducci¨®n c¨ªvico", advierte Francisco Alonso, profesor de Tr¨¢fico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (UV) y director de Investigaci¨®n de Actitudes. Un reciente estudio de este instituto de seguridad vial de Audi ha puesto de manifiesto que un 90% de los conductores espa?oles cree tener una buena conducta al volante, frente al 75% que en realidad lo tiene. Ocurre todo lo contrario a la hora de hablar de tendencias antisociales, aquellas actitudes y comportamientos que violan la convivencia en la carretera: s¨®lo el 8,3% de los reconoce que no se comporta de una manera c¨ªvica al volante, frente al 25% real.
El profesor cree que el dato es "preocupante" y lo achaca a que "uno se cree que, mientras conduce, lo est¨¢ haciendo todo bien, y que la culpa es del resto; lo ¨²nico que consigue es autoconvencerse y as¨ª tener una excusa para poder tambi¨¦n infringir". Esta opini¨®n la sustenta otro dato inquietante del estudio: un 79% de los conductores presentan bajos niveles de altruismo, es decir, de procurar el bien ajeno a¨²n a costa del propio.
Josep Mar¨ªa Aragall, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Barcelona, es muy ilustrativo: "Sigue sin haber una sensaci¨®n de que la carretera es un espacio para compartir; la gente cree que va sola. El resto son el imb¨¦cil que va delante o el imb¨¦cil que va detr¨¢s. Hay que ense?ar a la gente que t¨², el que vas en medio, tambi¨¦n eres imb¨¦cil".
?Existe entonces el conductor perfecto? El estudio del instituto de Audi elabora dos perfiles, de lo que c¨®mo ser¨ªan un buen y un p¨¦simo piloto. El primer caso corresponde a una mujer, de 36 a 65 a?os, con estudios b¨¢sicos, conductora de veh¨ªculos de tipo familiar (berlinas o monovol¨²menes), que no ha sufrido ning¨²n accidente de tr¨¢fico ni ha recibido ninguna multa por aparcamiento indebido en los ¨²ltimos a?os y que vive en Arag¨®n, Navarra, Cantabria, Asturias y Euskadi.
Sin embargo, preoc¨²pese si usted responde al siguiente perfil, pues corresponde a aquellos que, por lo general, peor se comportan al volante: hombre, de 18 a 35 a?os, sin estudios, conductor de veh¨ªculos de carga (furgonetas, camiones y autobuses), que ha sufrido alg¨²n accidente de tr¨¢fico y ha recibido m¨²ltiples multas (especialmente por aparcamiento indebido) en los tres ¨²ltimos a?os y que vive en La Rioja, Comunidad Valenciana y Madrid.
La mayor infracci¨®n que los conductores varones, especialmente los de entre 25 y 39 a?os, asumen es la de beber y conducir al menos una vez por semana (42%), algo que s¨®lo se da un 11% de las conductoras, seg¨²n la DGT. Son ellas, y en esa franja de edad, las que tienden a acercarse m¨¢s al coche de delante, una pr¨¢ctica que no gusta nada entre los conductores.
A pesar de que en los ¨²ltimos cuatro a?os ha habido un descenso de conductores y pasajeros fallecidos que no llevaban puesto el cintur¨®n de seguridad y de que la gente usa m¨¢s el casco cuando circula en moto, los expertos son bastante esc¨¦pticos a la hora de afirmar que se ha producido un cambio de conducta en el comportamiento de los conductores. Una medida como el carn¨¦ por puntos, introducida en julio de 2006, ha ayudado a concienciar, pero, en su opini¨®n, no ha sido todo lo efectivo que podr¨ªa. "El permiso por puntos ha ayudado a detectar a quienes se comportan verdaderamente mal en la carretera, a eliminar los extremos", asegura Alonso.
De poco sirve que ya no se vean tantos coches circulando a velocidades desorbitadas o gente al volante despu¨¦s de haber ingerido cantidades insultantes de alcohol, si luego se sigue sin respetar las se?ales, o la gente sigue peg¨¢ndose al coche de delante. Los propios conductores reconocen, seg¨²n el estudio de Attitudes, que no suelen ayudar a una persona cuando tiene un problema con el coche, bien cambiando una rueda, llamando un mec¨¢nico o ayud¨¢ndole a empujar su coche. Tampoco el conductor espa?ol se caracteriza por ponerse en el lugar del otro cuando comete un error que le perjudica. Para qu¨¦, si puede ponerse a gritar.
Muchas de esas conductas antisociales son muy dif¨ªciles de percibir por las autoridades y, por consiguiente, de multar. De ah¨ª que la autorregulaci¨®n sea la soluci¨®n m¨¢s eficaz. Y la m¨¢s complicada, puesto que para ello es necesario una buena formaci¨®n. "La gente conf¨ªa en la educaci¨®n vial; el problema es que no est¨¢ desarrollada", asegura el profesor Alonso.
Josep Maria Aragall eleva el tono: "Nuestros conductores no es que conduzcan mal, es que se les ha ense?ado a conducir mal". Y profundiza: "En Espa?a te ense?an a responder un test. Si alguien montase una autoescuela que ense?ase al conductor a pensar, se hundir¨ªa: todo se ha convertido en un negocio. ?Por qu¨¦ algo tan importante como el carn¨¦ de conducir tiene que depender de instituciones privadas, que, al fin y al cabo, buscan el beneficio?".
En Espa?a la conducci¨®n no implica una formaci¨®n permanente. Renovarse el carn¨¦ de conducir es, por ejemplo, un mero tr¨¢mite. "Los inspectores del gas que acuden a nuestras casas con un medidor, y que aparentemente hacen una tarea bastante sencilla, tienen que hacer un curso relativamente largo. Y si cambia la normativa, vuelven a hacer otro", recalca Aragall. Aunque parezca una contradicci¨®n, los propios conductores, un 97%, son conscientes de la necesidad de tener una buena educaci¨®n vial a lo largo de toda la vida, un aprendizaje continuo.
?Qu¨¦ responsabilidad tienen, entonces, los m¨¢s de 18.000 profesores de autoescuela que hay en la actualidad en Espa?a? Jos¨¦ Miguel B¨¢ez, presidente de la Confederaci¨®n Nacional de Autoescuelas, cree que muy poca. "Hay una mala formaci¨®n desde el momento en que la Administraci¨®n ha ido a por lo r¨¢pido, a por la multa, la retirada del carn¨¦, en vez de a por una mejora de los ex¨¢menes. Si te dicen que hay 300 preguntas y que si te las aprendes de memoria vas a aprobar, nosotros qu¨¦ vamos a hacer". E insiste en que ellos, los profesores, los que ense?an, no son m¨¢s que meros int¨¦rpretes; es el Gobierno, en este caso la DGT, "quien pone la m¨²sica y la letra".
La obtenci¨®n gradual del permiso de conducir es una de las medidas que m¨¢s ha cuajado en muchos pa¨ªses desarrollados. En Alemania, para obtener el clase 1 es necesario tener dos a?os de permiso y haber conducido un m¨ªnimo de 4.000 kil¨®metros. Esta iniciativa, en Nueva Zelanda o Estados Unidos, ha conseguido reducciones en los accidentes de principiantes de entre un 7% y un 55%, seg¨²n un informe de Attitudes. Mucho m¨¢s dr¨¢sticos son en Portugal: si un conductor novel comete una infracci¨®n grave, tiene que volverse a examinarse del carn¨¦ de conducir.
La clave, en todo caso, est¨¢ en una educaci¨®n vial desde temprana edad, que ayudar¨ªa a aleccionar al cerebro. Las personas funcionan con sensaciones. Uno no tiene la sensaci¨®n de que est¨¢ borracho hasta que est¨¢ como una cuba. Pero antes ya ha perdido muchos reflejos, los suficientes para no poder conducir. "La educaci¨®n emocional es algo que hay que afrontar desde muy joven", indica el catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Ignasi Morgado. "De esta forma", a?ade, "el conductor puede saber c¨®mo va a reaccionar el cerebro en la carretera y ayudar as¨ª a prevenir y no responder de forma violenta".
A¨²n as¨ª, Morgado explica que el sistema emocional, incluido en el nervioso, est¨¢ dise?ado para responder de forma autom¨¢tica, irracional, involuntaria. De ah¨ª que los est¨ªmulos del tr¨¢fico sean muy diferentes e incontrolables: "En algunos casos te est¨¢s jugando la vida; evitar una conducta antisocial al 100% es casi imposible".
Ese camino que a¨²n queda por recorrer en materia de seguridad vial tropieza con el obst¨¢culo de la percepci¨®n o el rechazo social del riesgo, que sigue siendo mucho menor en el tr¨¢fico que en otros asuntos de la vida cotidiana. Casi la totalidad de los conductores considera muy graves los delitos contra la libertad sexual (agresiones, abuso, acoso sexual). El 96,4% considera muy graves los delitos por homicidios y el 85,1% los delitos contra la libertad (amenazas, secuestros, coacciones, detenciones ilegales,etc). Frente a ello, el 74,4% de los conductores considera muy graves los delitos contra la seguridad del tr¨¢fico. Supone un porcentaje elevado, s¨®lo supera a los delitos contra el patrimonio y el honor. "La gente no se ve a s¨ª misma robando, pero s¨ª conduciendo a mucha velocidad. Somos incapaces de ver el peligro que lleva. Poco a poco se ha conseguido demostrar que si te tomas unas cuantas copas no puedes conducir, pero en el tema de la velocidad nos sigue costando darnos cuenta de que no se puede correr, no somos capaces de percibir el riesgo que hay", razona la directora del Observatorio de Seguridad Vial, Anna Ferrer.
El culto a la velocidad, la sensaci¨®n de estar volando, esa necesidad de buscar gratificaciones que no vienen por otro lado, consigue que el conductor, en muchos casos, no sea consciente del riesgo que asume. Y que intente, adem¨¢s, buscar siempre una excusa cuando se le sugiere limitar la velocidad en las carreteras. ?Qui¨¦n no ha o¨ªdo alguna vez que en Alemania se puede correr lo que se quiera en las autopistas? En realidad puede hacerse en ciertos tramos de la red. Y explica el profesor Alonso: "Lo m¨¢s ejemplarizante de los alemanes es que en las zonas donde la velocidad est¨¢ limitada, el grado de cumplimiento es infinitamente mayor del que hay en Espa?a".
La directora del Observatorio de Seguridad Vial a¨²n recuerda lo impactada que se qued¨® cuando, en un viaje por Holanda, observ¨® una concentraci¨®n en la que la gente ped¨ªa que se limitara la velocidad en las carreteras. Ferrer cree que esa situaci¨®n se dar¨¢ "muy pronto" en Espa?a, un pa¨ªs en el que el culto a la velocidad sigue vigente. Los datos, sin embargo, no acompa?an su optimismo: mientras que Holanda es el pa¨ªs en el que menos peatones mueren sobre y fuera de los pasos (4,6 por cada mill¨®n de habitantes), Espa?a ocupa el dudoso honor de ser el pa¨ªs donde m¨¢s viandantes fallecen (15,7, la mayor parte de ellos fuera de los pasos), seg¨²n datos del RACC.
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