Sarkozy se ofrece para recoger a Ingrid Betancourt en la selva
La pol¨ªtica secuestrada en Colombia se encuentra en muy mal estado de salud
"Tranquilo, no te preocupes por mi salud", dijo Ingrid a un reh¨¦n liberado
El presidente franc¨¦s explic¨® que tras hablar por tel¨¦fono con los cuatro rehenes liberados por las FARC, qued¨® "horrorizado" al escuchar los detalles de la "crueldad" con la que sus captores tratan a Betancourt. "Tanta crueldad, tanta barbarie repugna. Hace falta que las FARC lo sepan y lo entiendan: el martirio que imponen a Ingrid Betancourt es un martirio que le infligen a Francia". (...) "Estoy dispuesto a ir a buscarla a la frontera entre Venezuela y Colombia, si es necesario", a?adi¨®.
El primer ministro franc¨¦s, Fran?ois Fillon, insisti¨® en el mismo sentido: "Esta mujer est¨¢ enferma, se sabe, y ya se sab¨ªa desde hace varios meses. Ahora hay testimonios extremadamente precisos. Es probablemente una cuesti¨®n de semanas".
El primer marido de Betancourt, Fabrice Delloye, miembro del cuerpo diplom¨¢tico franc¨¦s, y su hijo Lorenzo recordaron que Betancourt padece hepatitis B, y que ahora padece un repunte muy intenso. Apuntaron tambi¨¦n a su estado de ¨¢nimo: "Ella sabe que ser¨¢ la ¨²ltima en salir".
Desde Caracas, el presidente de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, pidi¨® al jefe de las FARC, Pedro Antonio Mar¨ªn, m¨¢s conocido como Manuel Marulanda o Tirofijo, que mientras siguen "tramitando" los detalles de su liberaci¨®n traslade a Betancourt a una zona donde Marulanda la tenga cerca. "Eso es urgente", dijo Ch¨¢vez, "debe ser llevada a un comando m¨¢s cercano a ti". "Es posible que t¨² no sepas", a?adi¨® Ch¨¢vez, que las condiciones de su cautiverio "son muy delicadas".
Luis Eladio P¨¦rez, uno de los cuatro ex congresistas liberados el mi¨¦rcoles por las FARC, tambi¨¦n insisti¨® sobre el precario estado de salud de Betancourt. P¨¦rez declar¨® nada m¨¢s llegar a Caracas que Betancourt sufr¨ªa graves problemas f¨ªsicos y estaba siendo "muy maltratada" por la guerrilla. Ayer, en una entrevista radiof¨®nica, declar¨®: "La imagen de Ingrid me atormenta terriblemente. Me parte el alma haberla dejado en esas condiciones y, sobre todo, sin que la guerrilla hubiera mejorado sus condiciones de vivencia; es inhumano".
Este hombre, de 50 a?os, que vivi¨® la tortura del secuestro 6 a?os, 8 meses y 17 d¨ªas, con una lucidez asombrosa, no ahorr¨® palabras para alabar la valent¨ªa y la actitud solidaria de la que por tres a?os fue su compa?era de cautiverio. Hasta julio del a?o pasado compartieron campamento. El 4 de febrero-d¨ªa en que ¨¦l fue separado del grupo para iniciar el viaje de 230 kil¨®metros y 23 d¨ªas por la selva hacia su liberaci¨®n-, Ingrid le entreg¨® regalos para su madre, su hermana y sus hijos. "Se quit¨® el cintur¨®n que teji¨® para que se lo entregue a su hija Melanie y me dijo: 'Tranquilo, no te preocupes por mi salud, me est¨¢n dando vitaminas, calcio, me estoy recuperando'. Al final me grit¨®: '?Goza cada minuto de libertad!".
El ex congresista Eladio P¨¦rez cont¨® la experiencia que comparti¨® con Betancourt en julio de 2005 cuando ambos intentaron escapar, justo el d¨ªa en que los guerrilleros empezaron a cercar con alambres de p¨²as el campamento: "Ingrid logr¨® convencerme, en mi flojedad, con la pericia de una maestra en las artes de la guerra. Logramos estar por fuera cinco o seis d¨ªas... Debo reconocer que me asust¨¦ con el tema de mi diabetes, no ten¨ªamos alimentos [galletas y lo que pescaban con cinco anzuelos], la humedad... la hipotermia nos afectaba. La verdad, Ingrid me vio en un estado tan dif¨ªcil que decidimos entregarnos...".
Luis Eladio pens¨® que lo iban a matar. "Sab¨ªa que a Ingrid no le iba a pasar eso porque ella es el bot¨ªn de oro en este desgraciado proceso". Pero lleg¨® el castigo: los amarraron a cada uno a un ¨¢rbol d¨ªa y noche: "Ingrid se rehus¨®; trataron de pegarle". Les quitaron las botas y los obligaban a caminar descalzos... Luis Eladio, una vez liberado, trat¨® de llevarse las cadenas consigo "para que el mundo conociera ese horror". Pero los guerrilleros se las requisaron. Tambi¨¦n le requisaron las cartas que le hab¨ªan entregado los tres estadounidenses que permanecen secuestrados.
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