A medio camino
Sin apenas transiciones entre las l¨ªneas del texto m¨¢s all¨¢ del sentir de cada personaje, sin tener en cuenta las acotaciones del autor, sin la prescindible criada, una Hedda Glabler en estado puro: ¨¦sta parece ser la apuesta de Pau Carri¨®, director del montaje que puede verse estos d¨ªas en la Biblioteca de Catalunya, un espacio que ofrece la profundidad que Hedda necesita para que sus disparos retumben. Con los int¨¦rpretes en escena durante la funci¨®n, con un movimiento esc¨¦nico escaso, como si se pasara por encima de las acciones para centrar la atenci¨®n en las palabras; con una escenograf¨ªa sobria pero que no da pistas sobre esa pureza que se busca; con un vestuario contempor¨¢neo cuya intenci¨®n es la falta de intenci¨®n; con un aire de ensayo deliberado, Carri¨® quiere mostrarnos el drama de Ibsen a partir de las emociones que nos transmiten los personajes. Pero se queda a medio camino. Una l¨¢stima, porque el punto de partida, al decantar el peso de la puesta en escena en el trabajo de los int¨¦rpretes, no deja de ser interesante.
HEDDA GABLER
De Ibsen. Traducci¨®n: Feliu Formosa. Direcci¨®n: Pau Carri¨®. Int¨¦rpretes: Ivan Benet, Jordi Figueres, ?urea M¨¤rquez, ?ngels Poch. Biblioteca de Catalunya, Barcelona. Hasta el 9 de marzo.
A ?urea M¨¢rquez se le dan bien los personajes fuertes y Hedda Gabler debe de ser uno de los m¨¢s golosos para cualquier actriz dada a encarnar a mujeres personales. Sin embargo, su aproximaci¨®n a esta hero¨ªna compleja y contradictoria que se ve atrapada entre la oposici¨®n de sus propios deseos resulta demasiado expl¨ªcita y, por lo tanto, predecible. No es que se le escape, sino m¨¢s bien la aprisiona desde el principio en la insatisfacci¨®n y el hast¨ªo constantes, sin el m¨¢s m¨ªnimo atisbo de duplicidad. Su tono y sus gestos revelan y desvelan, restando intriga a un personaje intrigante por naturaleza. Una opci¨®n v¨¢lida, desde luego, pero habr¨ªa preferido un acercamiento igualmente imponente y, a la vez, ambiguo. En cuanto a los hombres que la rodean, su esposo J?rgen, el juez Brack y su ex amante L?vborg, s¨®lo este ¨²ltimo, interpretado por Jordi Rico, consigue ponerse a su altura (la Hedda de M¨¤rquez no ser¨¢ enigm¨¢tica, pero potente lo es un rato). Ivan Benet aborda el primero a r¨¢fagas; Jordi Figueres abusa de una actitud algo apayasada que ridiculiza al segundo. La indefinici¨®n define a la Thea de Anna Alarc¨®n. Un montaje que cumplir¨ªa con las expectativas de un ensayo si cada funci¨®n aportara algo nuevo. Si se queda en esto, se queda a medias.
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