Ken Follett
"Cuando escribo quiero abrazar a millones de lectores"
Ken Follett representa el estereotipo del escritor al que veneran con fervor religioso las multinacionales del libro, las mismas que vienen echando madera a un mercado en el que sus grandes lanzamientos comerciales han convertido muchas librer¨ªas en una especie de coliseo romano, arrojando libros sin parar a la arena para sacrificarlos si no funcionan de inmediato. Para estos editores, Follett es un ganador, y por encima de todo, una m¨¢quina de hacer dinero. Si se me permite respetuosamente la analog¨ªa hist¨®rica, uno de los leones actuales de este circo editorial en el que sus libros persisten. Este novelista gal¨¦s de 58 a?os, pelo cano y revuelto, amable y simp¨¢tico, aparece puntual, vestido con un traje azul oscuro impecable, dos anillos de oro en su mano izquierda y un reloj de oro macizo. Cultiva una imagen que encaja con la pinta que el p¨²blico cree que ha de tener un escritor popular. Y se nota que est¨¢ absolutamente encantado (de s¨ª mismo) con su ¨¦xito, del que no se ha descolgado desde que public¨® El ojo de la aguja, en 1978, un thriller de espionaje trasladado a la gran pantalla donde Donald Sutherland interpretaba el papel de un fr¨ªo esp¨ªa nazi en un pueblo ingl¨¦s durante la Segunda Guerra Mundial.
Follett es adem¨¢s un destacado simpatizante del Partido Laborista brit¨¢nico, de izquierdas, amante del lujo, el vino y el champ¨¢n. Posee tres casas y su avi¨®n favorito era el Concorde. Y los n¨²meros casi lo son todo para ¨¦l. "Soy ambicioso", confiesa. Desde la publicaci¨®n de Los pilares de la tierra en 1989 -intrigas, asesinatos alrededor de la construcci¨®n de una gran catedral en un pueblo medieval ingl¨¦s-, su editor, Plaza y Jan¨¦s, afirma que ya ha vendido 5,5 millones de ejemplares en Espa?a, superando incluso las ventas en Estados Unidos y Canad¨¢. La editorial se cuida de informar sobre los adelantos de la secuela de Los pilares?, Un mundo sin fin, que Follett present¨® recientemente en las entra?as de la bell¨ªsima catedral de Santa Mar¨ªa en Vitoria, en plena restauraci¨®n. Los editores vuelven de nuevo a frotarse las manos: esperan facturar esta primavera un mill¨®n de ejemplares.
Hablar de dinero no parece la forma m¨¢s elegante de iniciar una conversaci¨®n con un escritor. Sin embargo, Follett se ha distinguido por no hacerle ascos a la hora de revelar p¨²blicamente sus ingresos. En 2001 coment¨® a The New York Times que su fortuna ascend¨ªa probablemente a unos 12 millones de libras esterlinas (algo m¨¢s de 16 millones de euros). Por lo que nos dice ahora, es mucho m¨¢s rico. "Ser¨ªa dif¨ªcil calcular la cantidad que voy a recibir por Un mundo sin fin, pero puedo decirle que mis agentes han negociado en Francfort los adelantos de mis siguientes tres libros, que escribir¨¦ en siete a?os. Y hemos obtenido acuerdos con cinco pa¨ªses por unos 49 millones de d¨®lares" (33,5 millones de euros).
Recientemente, Follett y su amigo el escritor Hanif Kureishi -autor del gui¨®n de Mi hermosa lavander¨ªa- conversaron sobre lo que les gusta a los lectores. Kureishi insist¨ªa en que nunca pensaba en los lectores mientras escrib¨ªa, justo lo contrario que Follett, el cual afirm¨®: "Por eso t¨² eres un gran escritor y yo soy un escritor rico".
Se?or Follett, ?s¨®lo venden las buenas novelas?, ?o quiz¨¢ una buena historia necesita algo m¨¢s para convertirse en un 'best seller'? Hay muchas formas distintas de conseguir una buena novela. Mis libros contienen historias que poseen un fuerte atractivo para millones de personas. Pero no es la ¨²nica forma de escribir un buen libro. Hay obras excelentes que son disfrutadas enormemente por un n¨²mero peque?o de lectores. No hace que sean malas, simplemente son distintas. Por ejemplo, una de mis favoritas es Edith Wharton [en referencia a la autora norteamericana nacida en 1862, ganadora del Pulitzer en 1920 por La edad de la inocencia, que ironizaba sobre la clase alta]. No vendi¨® muchos libros, y sin embargo la releo continuamente, sus libros son maravillosos. El n¨²mero de copias que uno vende es una medida del ¨¦xito, pero no la ¨²nica.
Usted escribi¨® diez libros con seud¨®nimo que no tuvieron precisamente ¨¦xito antes de 'El ojo de la aguja', en 1978. ?Qu¨¦ recuerda de aquella ¨¦poca? Trabajaba como periodista para el peri¨®dico londinense The Evening News, cuando se me rompi¨® el coche. La reparaci¨®n me costaba 200 libras. Nos hab¨ªamos trasladado a Londres, acababa de nacer mi hija, ten¨ªamos una casa grande y una gran hipoteca. ?Y no ten¨ªa dinero para reparar el coche! Estaba en el taller, no lo pod¨ªa mover de all¨ª, y fui al banco para pedir un pr¨¦stamo, pero me lo denegaron. No sab¨ªa qu¨¦ hacer. Uno de los periodistas de The Evening News hab¨ªa escrito un thriller que public¨®, y obtuvo del editor doscientas libras, justo la cantidad de dinero que necesitaba. Por lo que le dije a mi primera mujer, Mary: "Ya s¨¦ c¨®mo vamos a recuperar el coche, voy a escribir un thriller". Lo escrib¨ª r¨¢pidamente, se lo envi¨¦ al editor y obtuve las doscientas libras para el coche. No era un libro muy bueno, pero pens¨¦: "Si trabajo duro, la pr¨®xima vez podr¨ªa ser mejor".
Era por entonces un escritor en la oscuridad. Sol¨ªa ir a las librer¨ªas, y en el escaparate encontraba enormes pilas de libros de Frederick Forsyth o Sidney Sheldon. Y en la parte trasera, un par de copias de mis libros. Y sol¨ªa preguntarme el motivo. Hay muchos autores que culpan a sus editores de que sus libros no vendan por no promocionarlos lo suficiente. Yo nunca hice esto. Siempre asum¨ª que era por mi culpa. Pas¨¦ muchos a?os pensando sobre lo que ten¨ªan esas historias que las hac¨ªan tan excitantes como para que la gente las comprara. Emple¨¦ mucho tiempo en averiguar c¨®mo escribir historias as¨ª.
Hasta que escribi¨® 'El ojo de la aguja'. Sab¨ªa que era algo mucho mejor que lo que hab¨ªa hecho con anterioridad. Hab¨ªa mejorado realmente mi trabajo, pero nunca imagin¨¦ lo popular que llegar¨ªa a ser. No so?aba que, treinta a?os despu¨¦s, el libro seguir¨ªa vendi¨¦ndose en todo el mundo. Pero s¨ª ten¨ªa el convencimiento de que ser¨ªa un ¨¦xito.
Fue un punto de inflexi¨®n en su carrera. Ten¨ªa un agente americano, alguien muy inteligente que sab¨ªa de historias de ficci¨®n. Aprend¨ª mucho de ¨¦l sobre el trabajo que yo hac¨ªa, me contaba su opini¨®n sobre lo que ten¨ªa que cambiar, fue bastante importante. Vendi¨® la historia a una editorial americana por 20.000 d¨®lares, y realmente fue estupendo, con eso pod¨ªa vivir dos a?os. En aquellos d¨ªas, los editores de tapa dura y de bolsillo funcionaban por separado, no eran los mismos. Los de tapa dura fueron los que compraron mi libro y despu¨¦s pujaron para comprar los derechos de bolsillo. La subasta se cerr¨® en 800.000 d¨®lares. Mi editor de tapa dura ten¨ªa una parte de ello, pero finalmente me qued¨¦ con medio mill¨®n. Mi vida cambi¨® de inmediato.
Ha transcurrido mucho tiempo, usted ya es un escritor de 'best sellers', y me gustar¨ªa preguntarle si piensa dar un giro a su carrera, escribir algo no s¨®lo teniendo en mente a los lectores. No. Nunca me lo he planteado. Cuando me siento a escribir pienso en los lectores, en lo que les gusta, si lo que hago es cre¨ªble para ellos, qu¨¦ puede embrujarles? y no tengo otra agenda. Parece que est¨¢ impl¨ªcito en mi naturaleza el hecho de que cuando escribo quiero abrazar a millones de lectores. No quiero ser otra clase de escritor.
Stephen King, por ejemplo, escribi¨® 'La historia de Lisey', una aventura introspectiva sobre una viuda que pierde a su marido, un escritor de terror, y los cr¨ªticos, al contrario que sus novelas anteriores, la recibieron estupendamente. El diario 'The New York Times' la calific¨® como una historia "asombrosa". S¨ª, pero no me parece un libro muy diferente de otros que ha escrito Steve. No hay mucha sangre, ni gente asesinada y descuartizada, pero la manera como ¨¦l construye el suspense y la forma que tiene de enfatizar las emociones internas y los miedos de Lisey es su marca. Lo que es inusual en ¨¦l es que aqu¨ª sugiere con menos palabras, cuando suele cargar las tintas.
Usted mantiene una amistad con Frederick Forsyth, a quien admira. Es un magn¨ªfico escritor de thrillers. Todav¨ªa leo todos sus libros. ?Aprend¨ª tanto de ¨¦l cuando empezaba mi carrera! Tiene diez a?os m¨¢s que yo, y a menudo viene a cenar a casa o yo voy a la suya. Tenemos bastante amistad, aunque nuestros puntos de vista pol¨ªticos son muy diferentes: ¨¦l es muy conservador, y yo apoyo al Partido Laborista. Tratamos de no hablar de pol¨ªtica, sino sobre libros. Me encantan los suyos. ?l cambi¨® el g¨¦nero del thriller con Chacal. Antes de Chacal, en las novelas le¨ªas "un hombre sacaba una pistola". En Chacal era una Mauser, una Luger o una Smith & Wesson. Freddie nos especificaba hasta el calibre. Despu¨¦s de esa novela, todos ten¨ªamos tambi¨¦n que hacerlo, ya no pod¨ªamos escribir "un tipo saca una pistola".
?Qu¨¦ opina de John le Carr¨¦? Su trabajo es una especie de reacci¨®n a los libros que escribimos tanto Forsyth como yo, al igual que las novelas de Ian Fleming.
Como si estuviera al otro lado del espejo. S¨ª, desde luego.
?Le gustan sus libros? Creo que El esp¨ªa que vino del fr¨ªo es una obra maestra. No s¨®lo definitivamente uno de los grandes thrillers, sino una de las grandes novelas del siglo XX. Despu¨¦s de eso ha escrito bastante, y, la verdad, no me ha gustado mucho. Me parecen libros largos, demasiado complicados, no muy interesantes.
?Qu¨¦ es m¨¢s importante, los personajes o la historia? La historia. Algunos escritores piensan en dos o tres personajes, los juntan y luego crean una historia que crece a su alrededor. Yo pienso en la historia, en hechos dram¨¢ticos y excitantes que puedan ocurrir, y entonces me pregunto qu¨¦ tipo de personas pueden llevarlos a cabo. Muchos escritores ponen el ¨¦nfasis en los personajes, y yo lo hago en la trama.
Y la trama de Un mundo sin fin relata a trav¨¦s de m¨¢s de 1.100 p¨¢ginas vidas y destinos de cinco personajes en Kingsbridge en el siglo XII, doscientos a?os despu¨¦s de Pilares: Godwyn, el prior del pueblo y malvado confabulador; Merthin, el arquitecto, que se enfrenta al desaf¨ªo de construir un puente para que el pueblo no muera comercialmente y luego edificar¨¢ la torre m¨¢s alta de Inglaterra; su hermano Ralph, proscrito, violador y asesino que alcanzar¨¢ la nobleza; Caris, la novia de Merthin, todo un car¨¢cter feminista en el medievo que ser¨¢ juzgada por bruja gracias a Godwyn y finalmente buscar¨¢ refugio en el convento, y Gwenda, una muchacha pobre que se gana la vida como ladrona, que persigue un amor imposible y que sufrir¨¢ todo tipo de ultrajes, llevando una vida de miseria. Sus romances, ambiciones de poder y episodios sexuales se entrecruzar¨¢n en una tela de ara?a t¨ªpica de un culebr¨®n televisivo moderno, aderezado con lecciones sobre la arquitectura y logradas descripciones de batallas entre ingleses y franceses. El libro se ha colocado en las listas de best sellers de medio mundo. Pero no fue incluido entre las diez mejores novelas de 2007 que elaboran los cr¨ªticos de publicaciones tan prestigiosas como Kirkus Review o The New York Times.
?Por qu¨¦ en la novela hay tanto sexo? Pr¨¢cticamente se puede encontrar cada treinta p¨¢ginas, y de todas clases? S¨¦ a lo que se refiere [Follett no puede evitar unas carcajadas]. Hay relaciones entre gays, heterosexuales? bueno? el sexo es algo que nos impulsa. La vida es as¨ª. La gente hace cosas, hace el amor, actos de lujuria, es vanidosa? todas estas clases de emociones son parte de nuestra vida. Un mundo sin fin es el tipo de libro que cubre todos los aspectos de la vida de una sociedad entera, por lo que ser¨ªa un error dejar el sexo fuera.
?Se ha planteado alguna vez escribir una novela sin recurrir al sexo? Ser¨ªa muy artificial. Algunos de mis lectores preferir¨ªan que hiciera una novela sin sexo y me escriben dici¨¦ndomelo, pero creo que a la mayor¨ªa les gusta y lo ven como parte sustancial de los personajes.
En la novela, los personajes comparten a veces las mujeres, luchan unos contra otros y se relacionan entre s¨ª de una manera que me recuerda a series televisivas como 'Dallas' o 'Dinast¨ªa'. ?Hay algo de ellas en el libro? Creo que s¨ª. La dramatizaci¨®n televisiva resulta muy eficiente. Narra la historia de forma r¨¢pida. Se concentra en un peque?o grupo de protagonistas. Una serie dram¨¢tica como Dallas est¨¢ cuidadosamente construida de forma que siempre hay un nuevo interrogante, como en mis libros. Lo que no puede hacer un serial dram¨¢tico y s¨ª una novela es contarte c¨®mo se construye una catedral, por ejemplo. Los seriales televisivos son siempre muy superficiales, no cuentan con suficientes palabras y no pueden proporcionarte tantos detalles como una novela. Es como comparar una pintura con un dibujo animado. La pintura te muestra cada detalle de la escena y absorbe profundamente tu atenci¨®n durante mucho tiempo. En cambio, miras r¨¢pidamente un dibujo animado, te hace re¨ªr, e inmediatamente fijas tu atenci¨®n en el siguiente.
En este libro no hay una catedral como eje central. Sin embargo, usted asegura que se ha inspirado en las obras de restauraci¨®n de la catedral de Santa Mar¨ªa en Vitoria. Las catedrales siempre inspiran. Santa Mar¨ªa es especial, ya que puedes ver bajo el suelo y detr¨¢s de los muros. Tiene un detalle que he usado en Un mundo sin fin. En la novela, la torre de la catedral se est¨¢ desmoronando, lo que resulta un misterio. Y la raz¨®n es la misma que hay detr¨¢s de las grietas de esta catedral, y tiene que ver con el material de los cimientos, que se desgasta con los a?os y se convierte en una clase de polvo que fluye como el agua, por lo que no hay soporte subterr¨¢neo, los pilares.
?Encuentra inspiraci¨®n en lo que le rodea, los pol¨ªticos del momento, como George W. Bush, o terroristas como Bin Laden? Pienso en la gente real cuando construyo mis personajes, pero nunca los baso en una persona real. Con el cambio que experimenta Godwyn hacia una mala persona me viene a la cabeza un mont¨®n de pol¨ªticos que comenzaron con las mejores intenciones y terminaron por hacer cosas realmente perversas. Lyndon Johnson es un buen ejemplo. Era un hombre que cuando se meti¨® en pol¨ªtica sus objetivos eran muy similares a los m¨ªos. Bajo los est¨¢ndares americanos, pertenec¨ªa al ala izquierda, realiz¨® campa?as en contra de la pobreza. Luego se li¨® lo de Vietnam, y le convirti¨® en un hombre cruel. Me resulta muy interesante averiguar c¨®mo sucede esta transformaci¨®n y quise que ese proceso ocurriera con Godwyn.
Le pregunto si "Godwyn" suena como "Downing", en referencia a Downing Street, la que fue residencia de Tony Blair, y Follett me dice entre risas que no, aunque admite que hay mucho de Blair en su prior malvado. Follett es tambi¨¦n un animal pol¨ªtico y ha recolectado fondos para los laboristas. Nacido en Cardiff en el seno de una familia estrictamente protestante y muy puritana, Follett se cas¨® a los 18 a?os al quedarse embarazada su novia, Mary. El matrimonio se divorci¨® despu¨¦s de unos a?os, pero ahora mantienen excelentes relaciones. A su segunda esposa, Barbara Follett, la conoci¨® en una reuni¨®n pol¨ªtica del Partido Laborista. "Ella estaba preciosa y muy sexy, aunque el lugar no fuera muy rom¨¢ntico". Follett admite que su forma de vida -es ateo, le gusta el rock and roll, la buena vida y se confiesa bastante materialista- choca frontalmente con la educaci¨®n que recibi¨®.
Casi todo el mundo aprende algo de sus padres, ?no cree? Tiene usted raz¨®n. Me gusta adoptar una actitud moral. Soy as¨ª. Por ejemplo, el problema que tuve con Tony Blair es que no dijo la verdad. Para m¨ª es algo horrible. Creo que un pol¨ªtico siempre tiene que decir la verdad. Esa inclinaci¨®n a realizar juicios morales procede de mis padres.
?Lo dice porque Blair apoy¨® la guerra de Irak? No. Mi problema con ¨¦l es que minti¨® sobre la guerra, no que la apoyara. Yo mismo la apoy¨¦. Ahora vemos que fue un error, pero cuando se propuso yo pens¨¦ que era bueno. Y me equivoqu¨¦. No le critico por apoyarla, ni creo que los brit¨¢nicos lo hayan hecho. Estamos dolidos porque Blair minti¨®. Nos dijo que Sadam Husein ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva, armas nucleares, y que conoc¨ªa las pruebas muy fuertes y fiables, cuando sab¨ªa que las pruebas eran muy d¨¦biles y poco fiables. No puedo perdonarle por ello, y creo que los brit¨¢nicos tampoco.
?C¨®mo observa la situaci¨®n actual, la forma en que Occidente est¨¢ haciendo frente al terrorismo internacional? Si hablamos sobre la guerra contra el terror, creo que no est¨¢ siendo ¨²til. En primer lugar, no se trata de una guerra. No me gusta el uso de estas palabras, no debemos llamarlo guerra. El problema de la militancia isl¨¢mica es muy profundo y complejo. Claro que es necesaria la seguridad, pero ¨¦sa no es la soluci¨®n. Tarde o temprano tendremos que afrontar las causas que motivan este terrorismo isl¨¢mico. Tendremos que cambiar la situaci¨®n en Oriente Medio, es aqu¨ª donde esta gente recaba la mayor parte de su odio. No tendremos paz en el mundo si no la alcanzamos antes en Oriente Medio.
Los ataques de los trenes de metro en Londres fueron llevados a cabo por islamistas nacidos y educados en el Reino Unido. ?Fue algo que le sorprendi¨®? Para m¨ª fue algo impresionante. Pero, de nuevo, creo que tenemos que entender y trabajar en aquello que les irrita.
Usted ha tratado a menudo el terrorismo en sus novelas. ?Cab¨ªa esperar una situaci¨®n como la que ahora tenemos? Nos pill¨® por sorpresa a todos. Nunca lo vi venir. El 11 de septiembre? conmocion¨® a todos. Yo supon¨ªa que antes eran los comunistas, ahora son los militantes isl¨¢micos. Pero estas cosas no surgen as¨ª, del aire, o simplemente porque esta gente es malvada, que lo es. Tienen un motivo, y tenemos que prestarle atenci¨®n.
Y hablando sobre esa motivaci¨®n, ?cu¨¢l cree que es? No creo que sea porque ellos odien nuestra forma de vida, no es el problema. Se sienten excluidos, como una minor¨ªa que es reprimida. Quiz¨¢ sea un sentimiento irracional, pero est¨¢ ah¨ª, y tenemos que afrontarlo. Siempre tendremos este tipo de problemas a menos que formemos una sociedad m¨¢s integradora, en la que los j¨®venes negros, asi¨¢ticos o paquistan¨ªes no sientan que est¨¢n siendo empujados, expulsados. Creo que es una parte del problema.
Durante los noventa se dijo que usted no estaba en la liga de los escritores que m¨¢s venden, como Stephen King, Michael Crichton y Tom Clancy. ?Est¨¢ preocupado ahora por alcanzarles? No es una preocupaci¨®n, pero soy ambicioso. Miro las ventas de alguien como Stephen King y pienso: ?qu¨¦ tengo que hacer para vender como ¨¦l? Ahora, con Pilares y Un mundo sin fin, me estoy acercando a esta liga. Pero tiene raz¨®n, pienso en ello. No es una preocupaci¨®n o un problema. Algunos escritores no soportan que otros vendan un mont¨®n de libros. Yo nunca lo he sentido as¨ª. Si Stephen King vende m¨¢s libros que yo es porque es un escritor terror¨ªficamente bueno. Tiene un estilo ¨²nico, la manera en la que muestra las emociones est¨¢ muy v¨ªvida y es muy convincente. Tiene un conocimiento muy profundo de ellas y de los hombres. Por tanto se merece vender un mont¨®n de copias. Pienso que si llego a escribir tan bien, vender¨¦ tanto como ¨¦l.
?C¨®mo encaja las malas cr¨ªticas cuando se producen? No las hago mucho caso, porque quienes las hacen leen mis libros por razones equivocadas. No leen mis libros por placer. Los leen porque tienen que escribir un art¨ªculo sobre ellos. Y mientras los leen piensan qu¨¦ decir acerca de ellos y no pueden sentir la experiencia de un lector ordinario. Lo s¨¦ porque aunque no lo haga a menudo, a veces leo las cr¨ªticas. Pero si los lectores me dicen que algo no les ha gustado, entonces me lo tomo muy en serio. Cuando me escriben, les respondo y les pido m¨¢s detalles, les pregunto si se aburrieron, si algo no les pareci¨® cre¨ªble?
Filosof¨ªa, 'blues' y libros largos
Ken Follett (Cardiff, Reino Unido, 1949) se gradu¨® en Filosof¨ªa y trabaj¨® como reportero en el diario de su pueblo, South Wales Eco, y despu¨¦s en el Evening News Standard, un diario suburbano dirigido a la clase media londinense que desapareci¨® en 1980.
Tras diez libros publicados con seud¨®nimo, Follett salt¨® a la escena internacional en 1978 con El ojo de la aguja, que gan¨® el Premio Edgar Allan Poe al a?o siguiente. Durante los a?os posteriores se distinguir¨ªa como autor de novelas de espionaje, hasta que se adentr¨® en la novela hist¨®rica con Los pilares de la tierra, en 1989.
Follet adora el 'blues' y toca el bajo en un grupo aficionado desde hace 15 a?os -es amigo de Bill Wyman, bajista de los Rolling Stones-. Preside una organizaci¨®n que entrena a profesores para educar a ni?os con dislexia. Su pr¨®ximo libro, Century, ser¨¢ una novela de m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas cuyos protagonistas pasar¨¢n por las vicisitudes de las dos guerras mundiales.
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