Una situaci¨®n extra?a
Es realmente extra?o que con lo que ha sucedido durante estos ¨²ltimos cuatro a?os exista esta sensaci¨®n de v¨¦rtigo de que lo mismo puede ganar el PSOE que el PP. Para un observador for¨¢neo que llegase a Espa?a le ser¨ªa dif¨ªcil comprender lo que, aparentemente, est¨¢ sucediendo. Podr¨ªa comprobar que el pa¨ªs ha vivido cuatro a?os de fuerte crecimiento econ¨®mico, y que la renta por habitante ha superado a la italiana. ?Qui¨¦n lo pod¨ªa imaginar hace unos a?os! Es cierto que podr¨ªa darse cuenta de que los precios han subido, tambi¨¦n las hipotecas y que los salarios no han tenido tanta suerte como los grandes beneficios de las empresas. Pero como se tratar¨ªa de una persona liberal que cree en la econom¨ªa de mercado no ser¨ªa tan ignorante como para achacar al Gobierno de turno la subida de ciertos precios -que los fija el mercado- o de las hipotecas -que dependen del Banco Central Europeo- o del destino de los salarios -que se fijan en la negociaci¨®n colectiva-. Y sabr¨ªa, que las actuales turbulencias econ¨®micas tienen su origen en EE UU y que Espa?a, de los pa¨ªses europeos, es el que se encuentra en mejor posici¨®n. Si fuese persona amante de la equidad, examinar¨ªa con atenci¨®n qu¨¦ se hab¨ªa hecho en pol¨ªticas sociales y no podr¨ªa sacar una impresi¨®n negativa: se hab¨ªa creado m¨¢s empleo que nunca, el salario m¨ªnimo y las pensiones hab¨ªan crecido m¨¢s que en cualquier otro periodo y se hab¨ªan reconocido nuevos derechos, a colectivos tan importantes como los discapacitados y ancianos, mujeres, gays, aut¨®nomos, j¨®venes, etc¨¦tera.
?Por qu¨¦ un Gobierno con tan buen balance no tiene asegurada la reelecci¨®n?
El terrorismo y la cuesti¨®n de Espa?a han sido manipulados con gran efectividad
II. No obstante, se quedar¨ªa quiz¨¢ un tanto sorprendido al comprobar que para bastante gente este Gobierno es un desastre sin paliativos. ?D¨®nde podr¨ªa estar la explicaci¨®n de opini¨®n tan extrema? Podr¨ªa deducirla de la observaci¨®n atenta de las graves acusaciones que el l¨ªder de la oposici¨®n lanz¨® contra el presidente del Gobierno en el debate en televisi¨®n. Y se fij¨® con especial inter¨¦s en algunas de ellas. Oy¨® que la educaci¨®n en Espa?a era una calamidad, pues as¨ª lo demostraba el Informe PISA. Persona escrupulosa comprob¨®, no sin cierto estupor, que tal estudio se public¨® en 2006 y el PSOE gan¨® las elecciones en marzo de 2004. ?Era posible en un a?o y medio cambiar el nivel de educaci¨®n del pa¨ªs? O ?m¨¢s bien el Informe PISA reflejaba la situaci¨®n de los a?os anteriores al 2004 en que, por lo visto, gobernaba el PP? Tambi¨¦n se dio cuenta de que el debate hab¨ªa sido muy crudo sobre la emigraci¨®n. Se achacaba al Gobierno que los inmigrantes hab¨ªan aumentado demasiado. Persona con experiencia en Europa, se percat¨®, igualmente, de que ¨¦stos hab¨ªan engrosado las arcas de la Seguridad Social, contribuido a acrecentar la tasa de natalidad y, sobre todo, se enter¨® de que una parte significativa del crecimiento del pa¨ªs se hab¨ªa debido a su esfuerzo. Empez¨® a no entender nada. ?Hab¨ªa alguien que se atreviese a sostener que hab¨ªa que expulsar a los emigrantes en n¨²mero tal que el pa¨ªs se paralizase? No parec¨ªa sensato, ?o es que se ignoraba que para repatriar a un emigrante se tiene que contar con el acuerdo del pa¨ªs de origen?
III. Se hab¨ªa quedado preocupado con la virulencia y acritud del debate sobre terrorismo. Recordaba que en Europa todos los gobiernos contaban con el apoyo incondicional de la oposici¨®n en esta lucha. Por una raz¨®n muy sencilla. Porque quien se enfrenta a ese enemigo mortal es el Estado, la democracia y la divisi¨®n en este tema debilita al Estado, no s¨®lo al Gobierno. ?Ser¨ªa cierto que el Gobierno hab¨ªa negociado cuestiones pol¨ªticas con los terroristas? Eso era, sin duda, un grave error, pero entonces, ?por qu¨¦ ETA hab¨ªa roto la tregua y comet¨ªa atentados? ?O es que la vuelta al crimen hab¨ªa sucedido porque el Gobierno se hab¨ªa negado a entrar en las cuestiones pol¨ªticas que los terroristas pretend¨ªan? ?Era un delito intentar acabar con este c¨¢ncer por medio del di¨¢logo?, o ?comprobar, por medio de terceros, si la ruptura de la tregua era un acto definitivo o un "descontrol"? Parecer¨ªa m¨¢s bien una actitud de prudencia. Otra cuesti¨®n pod¨ªa ser los errores cometidos en el proceso; exceso de optimismo, declaraciones equivocadas, etc¨¦tera. Quiz¨¢ en este tema radicase uno de los puntos d¨¦biles del Gobierno, pues parec¨ªa que la oposici¨®n hab¨ªa logrado movilizar y enfrentar a una parte de las v¨ªctimas con el presidente Zapatero y ya se sabe que las v¨ªctimas concitan, c¨®mo no, simpat¨ªas. No obstante, tambi¨¦n le resultaba extra?o que en el per¨ªodo en que menos v¨ªctimas de ETA se hab¨ªan producido y m¨¢s terroristas hab¨ªan sido detenidos, este asunto se hubiese convertido en el centro del debate, con una virulencia extrema. Nunca hab¨ªa conocido manifestaciones de v¨ªctimas del IRA contra el Gobierno ingl¨¦s por las calles de Londres, ni tan siquiera cuando alguna ministra laborista entr¨® a dialogar con los presos en las c¨¢rceles.
IV. Donde se armaba un l¨ªo era con la cuesti¨®n de los Estatutos de Autonom¨ªa. Le hab¨ªan comentado que los dos grandes partidos se hab¨ªan puesto de acuerdo en la reforma de todos ellos, salvo en el de Catalu?a. Persona minuciosa y desconfiada por experiencia se hab¨ªa tomado la molestia de comparar art¨ªculo por art¨ªculo en cada uno de ellos y comprobado que no aparec¨ªan diferencias sustanciales. Se qued¨® un tanto perplejo. No obstante, hab¨ªa verificado que el proyecto de Estatuto aprobado en su d¨ªa por el Parlamento catal¨¢n hab¨ªa hecho saltar todas las alarmas en el resto de Espa?a y hab¨ªa dado motivo a una cruda campa?a sobre si Espa?a se romp¨ªa o no, que hab¨ªa calado en amplios sectores de la ciudadan¨ªa, proclives al discurso anticatal¨¢n. Aqu¨ª pod¨ªa radicar el otro motivo de descontento, pues s¨ª parec¨ªa que este delicado proceso se pod¨ªa haber conducido algo mejor.
V. No cre¨ªa, desde luego, que al Gobierno le pudieran pedir cuentas por su pol¨ªtica exterior. Hab¨ªa sacado a Espa?a del lodazal de la guerra de Irak, hab¨ªa liderado el contenido de la Constituci¨®n europea y hab¨ªa acrecentado la ayuda al desarrollo, aparte de otras cuestiones relevantes. No cre¨ªa que fuese motivo para echar del poder a un Gobierno el que su presidente no hubiera sido recibido por Bush en la Casa Blanca o que no fuese invitado a la reuni¨®n de Brown en Londres sobre la crisis econ¨®mica, por otra parte, sin resultado alguno.
No acababa de entender, pues, lo que estaba pasando aparte de los t¨®picos sobre el car¨¢cter de los espa?oles, que no le convenc¨ªan. Sin duda, temas sensibles como el terrorismo y, sobre todo, la cuesti¨®n de Espa?a hab¨ªan sido adecuadamente manipulados, agitados y repetidos hasta la saciedad y hab¨ªan producido sus efectos. ?Hasta el punto de producir un empate en las intenciones de voto? Quiz¨¢ s¨ª, y en ese caso, pensaba, los partidarios de que ganase Zapatero o de que no regresase una derecha tan destemplada no deber¨ªan dormirse y acudir en masa a votar. Aunque quiz¨¢ esto del "empate t¨¦cnico" fuese s¨®lo un espejismo, producto de una sobrerrepresentaci¨®n de una derecha excitada y, en ese caso, su derrota el d¨ªa 9 de marzo podr¨ªa ser m¨¢s abultada. En fin, ese d¨ªa sabr¨ªamos si la situaci¨®n era extra?a o una apariencia que encubr¨ªa una realidad bastante m¨¢s normal, pues le hab¨ªan comentado que Espa?a era un pa¨ªs en el que hasta el m¨¢s tonto hac¨ªa relojes.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativas.
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