Un baile radical por la diferencia
La compa?¨ªa Peeping Tom lleva a Sevilla su rompedora trilog¨ªa familiar
La belleza de la diferencia es, m¨¢s que una consigna, una necesidad para los miembros de Peeping Tom, la compa?¨ªa de danza contempor¨¢nea belga que ha revolucionado los escenarios con su trilog¨ªa sobre la familia y el paso del tiempo. Ahora, por primera vez, se atreven a representar las tres piezas seguidas. La cita ser¨¢ el s¨¢bado en el teatro Central de Sevilla y supone cinco horas de espect¨¢culo -incluidos dos descansos de unos 35 minutos- en las que el p¨²blico podr¨¢ abandonarse a las emociones que les proponen una peculiar familia representada por actores desde los cuatro a?os, edad de la peque?a Uma Chartier, a los 80 a?os de la actriz Maria Otal.
La compa?¨ªa ha dicho que ¨¦sta ser¨¢ la primera y la ¨²ltima vez que representan los tres espect¨¢culos el mismo d¨ªa, pero no sabemos si aparecer¨¢ otro programador tan persuasivo como Manuel Llanes, del Central, y repetir¨¢n la haza?a. Para quien no se atreve, como p¨²blico, a enfrentarse a la trilog¨ªa integral, Peeping Tom ofrece tambi¨¦n los espect¨¢culos por separado. Le jardin, la primera parte que crearon en 2002, se ofreci¨® ayer; hoy podr¨¢ verse Le salon, de 2004, y ma?ana llegar¨¢ Le sous sol (El s¨®tano). La pieza que cierra la trilog¨ªa es de 2007 y es estreno en Espa?a.
Peeping Tom es un colectivo de artistas de procedencias y formaciones heterog¨¦neas que naci¨® en Bruselas en 2000 al calor de las ense?anzas de Alain Platel, fundador del Ballet C de la B. Su trabajo incluye cine, teatro, danza, lenguaje corporal, propuestas pl¨¢sticas, cantantes de l¨ªrica, m¨²sica en directo... todos los recursos puestos a disposici¨®n de una historia. "Nuestra danza no se limita al movimiento y a la abstracci¨®n, sino que presentamos una narraci¨®n en un espacio siempre muy definido", explicaba ayer Gabriela Carrizo, argentina de 37 a?os, y una de las fundadoras de Peeping Tom. Gabriela lleg¨® a Europa en 1989, ¨¢vida de conocer el trabajo de las grandes figuras como Pina Bausch. "La idea era venir, echar un vistazo y volverme, pero aqu¨ª estoy", dice Carrizo, quien instal¨® su "base" en Bruselas y trabajo con varias compa?¨ªas hasta que en 1994 se uni¨® al grupo de danza-teatro de Alain Platel.
"Estuve varios a?os y coincid¨ª con Franck Chartier", apunta. Junto a Chartier se embarc¨® en un proyecto que va m¨¢s all¨¢ de lo profesional. La pareja, padres de la ni?a que sale a escena en Le salon, cre¨® junto a otros tres artistas Caravana, un espect¨¢culo que se desarrollaba en una caravana real y que fue el germen de Peeping Tom.
"Pienso que lo que cautiva al p¨²blico es la simbiosis que hacemos y que, en cierta medida, muchos se siente reconocidos en las tensiones familiares que ponemos en escena", apunta Gabriela Carrizo.
El camino del actor-bailar¨ªn Simon Versnel, holand¨¦s de 61 a?os, ha sido totalmente distinto. "Durante 20 a?os fui trabajador social en Rotterdam, pero actuaba y cantaba en grupos amateurs. Cuando cumpl¨ª los 40 me plante¨¦ dejarlo todo y dedicarme al teatro. Sab¨ªa que si no lo hac¨ªa me arrepentir¨ªa toda la vida. Tuve la suerte de que en 1991 me vio actuar Jan Lauwers, de la Needcompany de Bruselas, y me invit¨® a unirme a ellos", recuerda Simon Versnel, un hombre alto y fornido que baila y se emociona en escena y dice sentirse a gusto con su cuerpo, incluso cuando est¨¢ desnudo.
"El trabajo fue maravilloso, pero yo estaba harto de tantas giras y en 2001 decid¨ª dejar la Need, fue entonces cuando Franck y Gabriela me pidieron que me uniera al proyecto. Pero resulta que he viajado a¨²n m¨¢s que con la Need", comenta con una sonrisa.
Franck Chartier, franc¨¦s de 40 a?os, es otra de las s¨®lidas columnas sobre las que se sustenta Peeping Tom, una compa?¨ªa que crea de forma colectiva. Chartier dej¨® la competitividad del ballet de Maurice B¨¦jart para abrazar los m¨¦todos de Peter Goss y llegar, en 1995, a la Needcompany, de donde todo parti¨®. "Cada vez que creamos un nuevo espect¨¢culo pasamos cuatro meses sumergidos en una b¨²squeda muy profunda y a veces dolorosa. Estamos abiertos a todo".
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