John McCain, un rebelde con causa
Si en las elecciones de noviembre ganara el candidato republicano, llegar¨ªa a la Casa Blanca un pragm¨¢tico y no un ide¨®logo. Muy en la l¨ªnea de Theodore Roosevelt, Dwight Eisenhower y Ronald Reagan
Evidentemente, no hay "nada nuevo bajo el sol". En Espa?a, los dos partidos mayoritarios se acusan mutuamente de haber crispado el ambiente pol¨ªtico en estos cuatro a?os hasta l¨ªmites insospechados. Y pretenden que la situaci¨®n es ¨²nica en el mundo democr¨¢tico. Se nota a), la juventud de nuestra democracia, s¨®lo tres d¨¦cadas desde su restauraci¨®n tras la dictadura, y b) la escasa experiencia exterior de los m¨¢ximos l¨ªderes. Porque si quieren crispaci¨®n, tensi¨®n y polarizaci¨®n de verdad, vayan a Washington y estudien los comportamientos de republicanos y dem¨®cratas durante las presidencias de William Jefferson Clinton y George W. Bush, que cubren nada menos que los ¨²ltimos 16 a?os en la historia de la democracia con la Constituci¨®n vigente m¨¢s antigua del mundo. De la inmisericordia de la lucha pol¨ªtica y de la soledad del pol¨ªtico en la capital federal se hac¨ªa eco Harry S. Truman cuando, al regresar a su Misuri natal en 1953 tras siete a?os en la Casa Blanca, recordaba a Oscar Wilde con la frase: "Si quieres un amigo en Washington, c¨®mprate un perro". U otra, todav¨ªa m¨¢s gr¨¢fica, de un c¨¦lebre abogado washingtoniano, Robert Benett, amigo del matrimonio Clinton, que en su libro In the ring, de reciente aparici¨®n, escribe: "Un amigo en Washington es el que te apu?ala por el pecho en lugar de hacerlo por la espalda".
En EE UU se examina con lupa a los candidatos, desde sus historiales m¨¦dicos a su declaraci¨®n de renta McCain pas¨® cinco a?os y medio como prisionero de guerra en las c¨¢rceles norvietnamitas
John McCain acaba de comprobar en su propia carne la veracidad de las afirmaciones de Truman y Bennett con la aparici¨®n de una informaci¨®n en el New York Times el pasado 20 de febrero, en la que, citando fuentes no identificadas, se acusa al senador por Arizona y candidato indiscutible a la nominaci¨®n presidencial por su partido, de haber intervenido en 1999 con la Comisi¨®n Federal de Comunicaci¨®n a favor de un cliente de la lobbista Vicky Iseman con la que, pretendidamente, manten¨ªa un romance. Senador, cliente e Iseman han negado tanto los pretendidos favores como la presunta relaci¨®n sentimental y, por el momento, la credibilidad del peri¨®dico neoyorquino ha sufrido m¨¢s que la honestidad de McCain. Hasta el Defensor del Lector, Clark Hoyt, ha criticado duramente desde las p¨¢ginas del Times la publicaci¨®n de una informaci¨®n tan sensible sin contrastarla antes con fuentes independientes.
Puede que el incidente no tenga m¨¢s recorrido. Si lo tuviera, significar¨ªa el fin de la carrera de McCain, paradigma ante la opini¨®n p¨²blica de la integridad y la transparencia de los pol¨ªticos. Y en cualquier caso, muestra el clima explosivo de las campa?as electorales estadounidenses y el estudio microsc¨®pico al que son sometidos todos los cargos p¨²blicos a nivel local, estatal y federal. Especialmente, los aspirantes a la Casa Blanca.
Todo lo que concierne a los candidatos se examina con lupa, desde los historiales m¨¦dicos a las declaraciones anuales de la renta, y cuando alguien no los hace p¨²blicos, como ocurre ahora con los ingresos del a?o pasado del matrimonio Clinton, el periodismo de investigaci¨®n entra en acci¨®n hasta que las preguntas encuentran respuesta.
Naturalmente, el historial del aspirante republicano es del dominio p¨²blico desde hace muchos a?os. McCain era de sobra conocido por la opini¨®n p¨²blica mucho antes de entrar en pol¨ªtica en 1982, primero como congresista y, cuatro a?os m¨¢s tarde, como senador por Arizona, el Estado del suroeste donde reside. Desde 1973, el futuro senador, hijo y nieto de almirantes, era aclamado como un h¨¦roe por sus conciudadanos por su incre¨ªble comportamiento durante los cinco a?os y medio que pas¨® como prisionero de guerra en c¨¢rceles norvietnamitas, tras ser derribado su A-4 Skyhawk por un misil tierra-aire sovi¨¦tico en octubre de 1967. Torturado primero en la prisi¨®n de Hoa Loa, sarc¨¢sticamente bautizada por los prisioneros americanos como Hanoi Hilton, y trasladado despu¨¦s a un campo de concentraci¨®n en las afueras de Hanoi, conocido como la Plantaci¨®n, el entonces capit¨¢n de corbeta estuvo dos a?os aislado en una celda de castigo por negarse a facilitar informaci¨®n militar. Cuando su padre fue nombrado jefe de las fuerzas navales en el Pac¨ªfico, los norvietnamitas le ofrecieron la libertad en un intento de apuntarse un tanto propagand¨ªstico y, al mismo tiempo, desmoralizar al resto de los prisioneros. McCain se neg¨® a aceptar la oferta, si no eran liberados tambi¨¦n el resto de sus compa?eros de celda. El resultado de la negativa fueron dos a?os m¨¢s de torturas con rotura de dientes y huesos incluida. La huella de la tortura ha durado hasta hoy. El ex piloto de la Marina no puede elevar sus brazos por encima de los hombros y su mand¨ªbula todav¨ªa hoy muestra las secuelas de las palizas. Su incre¨ªble resistencia y car¨¢cter fueron incluso alabados por el delegado vietnamita en las conversaciones de paz de Par¨ªs, Le Duc Tho. En 1973, McCain regres¨® a Estados Unidos en medio del cari?o y la admiraci¨®n de sus compatriotas, que no ha cesado de manifestarse hasta nuestros d¨ªas.
A sus 71 a?os, este llanero solitario, ind¨®mito y rebelde durante toda su vida, incluida su estancia en la Academia Naval de Annapolis, donde tiene anotadas 100 faltas leves y donde se gradu¨® en el nada brillante puesto de quinto por la cola de su promoci¨®n, aspira, por segunda vez en su vida pol¨ªtica -la primera fue hace ocho a?os-, a conseguir la nominaci¨®n de su partido en septiembre y a ganar las presidenciales el tradicional "primer martes despu¨¦s del primer lunes de noviembre", fecha en la que, de acuerdo con lo establecido en la Constituci¨®n, se viene eligiendo ininterrumpidamente desde hace 219 a?os al jefe del Ejecutivo estadounidense. Y, ?qu¨¦ ofrece John McCain al Partido Republicano, un partido en el que una parte considerable de su base cristiana y ultraconservadora considera al senador un peligroso liberal, a pesar de su conocido conservadurismo, probado a lo largo de 28 a?os en el Congreso? Sencillamente, la ¨²nica esperanza de retener la Casa Blanca en manos republicanas, tras los dos mandatos de George W. Bush, que, en opini¨®n casi un¨¢nime de los historiadores, ha protagonizado una de las m¨¢s desastrosas presidencias desde la inauguraci¨®n de George Washington en 1789 como primer presidente de la naciente Uni¨®n americana.
McCain ofrece a los electores un liderazgo de sobra probado tanto en la vida militar como en la civil; una amplia experiencia no s¨®lo en pol¨ªtica nacional, sino tambi¨¦n internacional, a trav¨¦s de su pertenencia presente y pasada a los comit¨¦s de Asuntos Exteriores y de Defensa del Senado y de su continua presencia en los foros internacionales de debate, como las reuniones anuales de Davos y de seguridad de M¨²nich; una independencia de criterio frente a las posiciones tradicionales de su partido, que le ha ganado el apodo de Maverick (rebelde, independiente) en la opini¨®n p¨²blica y la enemistad de los elementos fundamentalistas dentro del partido; y, una integridad por nadie discutida hasta ahora.
Para la ultraderecha republicana, McCain ha osado copatrocinar varios proyectos de ley con senadores dem¨®cratas, tales como la legalizaci¨®n de los 12 millones de inmigrantes ilegales, la imposici¨®n de un impuesto energ¨¦tico para luchar contra el cambio clim¨¢tico y la reforma de las contribuciones econ¨®micas a las campa?as electorales, por citar s¨®lo las tres m¨¢s sonadas. Y, vade retro, durante un tiempo John Kerry, su compa?ero de Senado, candidato presidencial dem¨®crata en 2004 -y como McCain veterano de Vietnam- pens¨® seriamente en ofrecerle compartir candidatura como vicepresidente.
Precisamente es esa independencia de McCain frente a los dogmas de los neocons lo que hace su candidatura especialmente atractiva para los votantes independientes. Si en noviembre, John McCain se convirtiera en el 44 presidente de Estados Unidos, esperen un pragm¨¢tico y no un ide¨®logo en la Casa Blanca. Muy en l¨ªnea con otros presidentes republicanos pragm¨¢ticos como Theodore Roosevelt, Dwight Eisenhower y Ronald Reagan, precisamente los ¨ªdolos de McCain.
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