Pichi jugaba en El Pedrusco
El ex edil asesinado entrenaba a ni?os, organizaba fiestas y era 'alcalde' de su barrio
Isa¨ªas era uno m¨¢s. En Mondrag¨®n, con m¨¢s de 20.000 habitantes, llevaba carn¨¦ del PSOE, que tiene en esa localidad "m¨¢s de 20 y menos de 100" afiliados. Lo cuenta Ismael Gonz¨¢lez, el amigo que le dej¨® 15 minutos antes del atentado en el bar Toki Eder. Tomo caf¨¦ con ¨¦l y charl¨® de chapuzas de alba?iler¨ªa que ten¨ªa pensadas y de su plan de cambiar la plaza de aparcamiento. "Se iba a trabajar, ten¨ªa el turno de tarde", recuerda Ismael. Por eso no hab¨ªa participado en el reparto de rosas que, a menos de 100 metros, acababan de hacer sus compa?eros de partido. Otro de ellos, I?aki Pierrugues, edil en la localidad guipuzcoana de Eskoriaza, y el portavoz del PSE en Mondrag¨®n, Paco Garc¨ªa, le sostuvieron a¨²n vivo. "Aguanta Isa¨ªas", le dijeron.
Isa¨ªas era uno m¨¢s. Un hombre corriente. "Un currela, un pe¨®n", dice rabioso Venancio, otro compa?ero. Jugador de f¨²tbol en El Pedrusco -Pichi le llamaban- y entrenador de un equipo de chavales en su barrio. Bromista, organizador de las fiestas del barrio, dispuesto siempre a escuchar problemas y hacer favores como alcalde ped¨¢neo de su barriada, San Andr¨¦s, una concentraci¨®n de bloques humildes, concebidos para albergar el aluvi¨®n de inmigrantes de mediados del siglo pasado. Como sus padres, Agustina e Isa¨ªas, ya fallecido, llegados desde Morales de Toro (Zamora) antes de tener hijos. Ella le pidi¨® a su hijo que no se metiera en pol¨ªtica, pero ¨¦l sigui¨® las ideas de su padre y se afili¨® al PSE "har¨¢ 20 a?os", recuerda una amiga.
Se cas¨® joven con una chica del barrio, Marian, y deja tres hijos: Sandra, de 19 a?os; Ainara, de 14, y Adei, de 4.
No estudi¨® m¨¢s all¨¢ de EGB y empez¨® a trabajar en la construcci¨®n. Pas¨® por distintos puestos industriales y ahora estaba empleado en las cabinas de peaje de la autopista AP-1 hacia Eibar. Fue elegido edil de Mondrag¨®n en 2003 y supo qu¨¦ es vivir con guardaespaldas. Batasuna le se?al¨® en aquel momento al considerar que el acta de concejal que hab¨ªa obtenido pertenec¨ªa a la izquierda abertzale. "Una buena persona, muy atento con nosotros, cuidadoso y disciplinado con la seguridad", cuenta Jos¨¦, quien fue su escolta. Le acompa?¨® hasta el pasado 30 de septiembre cuando no sali¨® reelegido en las ¨²ltimas municipales. Su hija mayor estaba harta de mirar debajo del coche cuando lo cog¨ªa ella y de que los escoltas tuvieran que llevarse las cartas para abrirlas antes. "Ojal¨¢ pillen a quien le mat¨®", dice rabiosa su amiga Miren.
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