Bardem y yo
Ni Zapatero ni Rajoy; el hombre del a?o es Javier Bardem. La noche de los Oscar irrumpi¨® en la campa?a electoral y con ella la imagen del actor espa?ol tocando el cielo. ?Qu¨¦ exhibici¨®n de autoridad medi¨¢tica!, ?qu¨¦ brutal contraste con la vulgaridad de la refriega pol¨ªtica! Los pocos segundos que permaneci¨® Bardem encaramado al escenario del Teatro Kodak de Los ?ngeles tuvieron m¨¢s frescura, intensidad y pasi¨®n que los mil y un discursos de los candidatos bajo los focos. Cu¨¢nto debieron aprender y no aprendieron los aspirantes a La Moncloa de aquellos momentos de naturalidad y emoci¨®n, cu¨¢ntas notas debieron tomar y no tomaron los asesores que les aboban. Qu¨¦ diferencia con el Buenas noches y buena suerte que impost¨® Zapatero en el cierre de los debates, o con el mo?as de Rajoy y su cuento de la ni?a. Y, sobre todo, c¨®mo son¨® la alusi¨®n del actor a la dignidad de los c¨®micos espa?oles y c¨®mo hizo que retumbara su escueta dedicatoria final a Espa?a. Es curiosa la dimensi¨®n que adquieren las expresiones de afecto a la patria cuando quien las muestra no es uno de esos patrioteros que tanto la mencionan y s¨®lo la quieren de boquilla. Javier Bardem es hoy el h¨¦roe de este pa¨ªs. Lo es por el justo reconocimiento planetario de su calidad art¨ªstica y lo es especialmente para millones de mujeres que encuentran en ¨¦l un atractivo f¨ªsico que personalmente siempre me ha resultado inexplicable. No crean que es envidia, aunque, a qui¨¦n no le gustar¨ªa suscitar el morbo que este tipo genera entre el g¨¦nero femenino. Les encanta su aspecto peludo y brutote, los morrazos que ensalzan su condici¨®n de mam¨ªfero y hasta el olor a choto que le adivinan.
La de Javier no debi¨® de ser una infancia sosegada, lo que a¨²n le otorga mayor m¨¦rito
Tambi¨¦n su toque macarra, la mirada que presuponen lasciva y el punto chuleta. Da igual si adora la poes¨ªa o se emociona con el trinar de un pajarillo. Javier Bardem responde al prototipo de macho ib¨¦rico que mantiene inc¨®lume su capacidad de levantar pasiones dentro y fuera del territorio nacional. Lo cierto es que cuando una chica suspira por Bardem tengo la sensaci¨®n de haber errado plenamente sobre lo que siempre imagin¨¦ que cautivaba a las se?oras. Un error inducido por ese mecanismo de defensa que el subconsciente pone al servicio de la autoestima y que tiende a hacernos creer que somos los m¨¢s guapos, los m¨¢s molones y lo mejor que puede pasarle a una dama. De esa forma nos enga?amos minimizando los encantos de todo aquel que no se parezca a nosotros. En este caso y, por m¨¢s semejanzas que busque, he de reconocer que carezco de parecido alguno con Bardem, por lo que me resulta del todo inconveniente que el modelo de hombre que nuestro oscarizado compatriota representa cause furor. Miren por donde alguien vino a sorprenderme al descubrir una coincidencia entre el actor y yo de la que pens¨¦ podr¨ªa alardear aprovechando su estela de gloria y admiraci¨®n. Resulta que Javier Bardem se llama en realidad Javier Encinas Bardem. Pudo haberse llamado Fern¨¢ndez o Mart¨ªnez, que es lo m¨¢s normal en este pa¨ªs, pero no, se llama Encinas y, Encinas, somos Jos¨¦ Luis el guitarrista, unos cuantos m¨¢s y yo. No me digan que no mola que el ¨²nico actor espa?ol que ha logrado hacerse con un Oscar tenga el mismo apellido que t¨². Embriagado por la inicial euforia, tard¨¦ alg¨²n tiempo en preguntarme qu¨¦ pudo motivar la ausencia de tan digno apellido en su nombre art¨ªstico.
Cuando lo hice, imagin¨¦ que era el modo de reafirmar el abolengo de la saga de artistas de la que proviene su madre. Sin embargo, y tras bucear en las memorias que public¨® hace tres a?os Pilar Bardem, encontr¨¦ unas referencias a su progenitor que me aclararon la omisi¨®n, chafando de un plumazo toda posibilidad de presumir de parentesco. Seg¨²n explica la actriz, su ex marido era un irresponsable. Un tipo de car¨¢cter que dec¨ªa descender de Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n (tendr¨¦ que investigar en mi ¨¢rbol geneal¨®gico), culto, inteligente y, sobre todo duro, muy duro, a juzgar por la puerta que destroz¨® a balazos cuando do?a Pilar se atrincher¨® para que no se llevara a los chicos.
Ella, en contrapartida, le dispar¨® en otra ocasi¨®n sin saber que la pistola no ten¨ªa balas. ?Joder, qu¨¦ genio el de esa pareja! La de Javier no debi¨® ser una infancia sosegada, lo que a¨²n le otorga mayor m¨¦rito a su realizaci¨®n personal. Aunque me cueste entender que las f¨¦minas babeen con su f¨ªsico y me fastidie el que mantenga confinado el apellido Encinas en el Registro Civil, Javier Bardem no s¨®lo me parece un gran actor, sino tambi¨¦n, y por lo que cuentan, una buena persona. Para los grandes de verdad, el mejor de los atributos.
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