El feminismo abre la puerta a los hombres
El movimiento resurge con fuerza y novedades: la colaboraci¨®n masculina es bienvenida
El movimiento feminista resurge con fuerza, cargado de corrientes y una novedad: la colaboraci¨®n del hombre empieza a ser bienvenida. Que un presidente de Gobierno, por primera vez, se declare abiertamente feminista puede ser un detalle anecd¨®tico, pero tiene una gran carga simb¨®lica. Las voces feministas que ahora se escuchan, discrepantes a veces, no hacen sino confirmar una presencia reforzada del movimiento.
El movimiento goza de buena salud, y hay j¨®venes que llegan con impulso
El aborto cerr¨® por un momento las peleas entre las distintas corrientes
Muchas opinan que hay que tender puentes y mimar la unidad entre ellas
El feminismo se ha convertido en pol¨ªtica de Estado, celebra Valc¨¢rcel
Las ¨²ltimas leyes aprobadas por el Parlamento, la de Igualdad y la de Violencia de G¨¦nero, han puesto en la foto de la actualidad a una extensa organizaci¨®n que comparte buena parte del diagn¨®stico y de las creencias, pero la estrategia para abordar soluciones ha abierto una brecha entre unas y otras, sobre la que se puede y se debe, dicen, tender puentes y firmar alianzas.
Antes de que hoy se celebren en todo el mundo manifestaciones por el D¨ªa de la Mujer, las feministas espa?olas han librado juntas, inesperadamente, una ¨²ltima batalla, la del aborto, que por unos d¨ªas, intensos, ha devuelto al movimiento un regusto de sus momentos m¨¢s gloriosos y eficaces, all¨¢ por los ochenta, cuando tantos derechos empezaban a conquistarse.
Con indepenencia de ¨¦sta y otras asignaturas a¨²n pendientes, la sociedad ha renovado los motivos que justifican un movimiento feminista y se est¨¢n abriendo algunas puertas a nuevas estrategias, como una incorporaci¨®n m¨¢s activa de los hombres a la lucha. Algo que, entre las m¨¢s j¨®venes, se oye de forma inconfundible.
"No es tolerable que juventud y mujer sigan siendo sin¨®nimo de tanta precariedad, laboral, econ¨®mica", empieza Mar¨ªa Espinosa, candidata por Izquierda Unida en la lista de Madrid. Tiene 31 a?os. Sigue: "Es imprescindible que los hombres empiecen a actuar, de forma individual y colectiva. Esto no es una guerra entre hombres y mujeres. Yo convivo con un hombre. Ellos deben apoyarnos aunque nosotras tengamos las riendas y marquemos el paso. El machismo tambi¨¦n les afecta a ellos", concluye.
Entre las que no son tan j¨®venes tampoco se cierra la puerta a los hombres, o, al menos, no se les da con ella en las narices: "Se contempla su participaci¨®n en cuestiones concretas. Quiz¨¢ se est¨¢ abriendo el inter¨¦s por una colaboraci¨®n masculina m¨¢s activa y se valora su importancia para cambiar cosas, como la violencia de g¨¦nero", concede Justa Montero, perteneciente a la Asamblea Feminista, una hist¨®rica del movimiento.
M¨¢s decidida parece Empar Pineda, de la asociaci¨®n Otras Voces Feministas: "Creo que entre las m¨¢s j¨®venes es una reivindicaci¨®n que los hombres se incorporen al movimiento, algunas ya no ven sentido a una organizaci¨®n s¨®lo para mujeres. No podemos tener el reloj parado en el setenta y nueve", afirma.
Con hombres o sin ellos, el movimiento no ser¨¢ nunca mayoritario, como tampoco lo son las listas de afiliaci¨®n a los partidos pol¨ªticos, lo que no quiere decir que algunas reivindicaciones no encuentren un eco masivo en la calle. "Como tal movimiento es una organizaci¨®n abierta a todos, yo siempre he conocido hombres feministas, pero no s¨¦ si ahora hay m¨¢s o menos que antes", se sonr¨ªe Amelia Valc¨¢rcel, una de las grandes damas del feminismo.
Lo que no cabe esperar es que los hombres sean el relevo que mantenga vivo el movimiento. ?Son feministas las j¨®venes de ahora? "Creo que hay muchas mujeres que se est¨¢n incorporando y vienen con impulso", asegura Montserrat Mu?oz, feminista y pol¨ªtica, de las filas de IU. "El sentimiento feminista est¨¢ asociado ¨ªntimamente con la igualdad y sobre eso hay mucho que reclamar. Creo que la sociedad ha entendido muy bien las causas profundas de la desigualdad y aunque algunos se obstinan en presentar el feminismo como algo antiguo, no lo es".
Valc¨¢rcel est¨¢ de acuerdo en que hay nuevos motivos para seguir en la lucha: "Me preocupa c¨®mo se ven obligadas a vivir muchas mujeres en Espa?a para que las tasas de natalidad sean las que son y eso pese a los apoyos. Si las pol¨ªticas feministas sufren un retroceso el horizonte puede ser catastr¨®fico".
Para las que quieran incorporarse a la lucha, hay un abanico plural para elegir.
El Feminismo de la Diferencia es minoritario, pero ah¨ª est¨¢. Esta filosof¨ªa, que tiene su origen en Italia en los a?os setenta, suena un tanto m¨ªstica, pero es "muy real", dice Arnaus. Parte de la libertad femenina, que no otorga ninguna ley ni derecho, sino que se conquista a trav¨¦s del deseo que fructifica de la relaci¨®n con otras mujeres. "El horizonte es lo que cada una lleva dentro y que se despliega al ser reconocido por otras", sigue Arnaus. La figura de la madre es esencial en esta filosof¨ªa feminista, como la mujer que establece los primeros lazos de relaci¨®n con otros mediante el parto y la crianza de sus hijos, la primera maestra, la primera que transmite unos valores. "Engendrar a una criatura humana es un dato cultural, org¨¢nico, energ¨¦tico, f¨ªsico y ps¨ªquico. Debe haber ese reconocimiento social para la mujer", pide Arnaus.
Este feminismo ensalza algunas caracter¨ªsticas-virtudes, la bondad, la relaci¨®n con el otro, la ausencia de conflictos, como elementos propios del sexo femenino que deben impregnar la sociedad. Los cambios ser¨¢n entonces incruentos.
Las Feministas de la Diferencia no est¨¢n por la igualdad como esa meta que tanto persigue la otra parte. "La Ley de Igualdad quiere decir igualdad a los hombres, para que ellos hagan sitio, y eso no se puede dirimir en una ley. Nosotras no estamos en el plano de la lucha o la cr¨ªtica, no reivindicamos nada, vamos m¨¢s all¨¢ de eso. El d¨ªa de la mujer es cada d¨ªa", explica Remei Arnaus, directora del Grupo Duoda, un centro de investigaciones feministas en la Universidad de Barcelona.
No todo lo de esta filosof¨ªa le es ajeno al Feminismo de la Igualdad. "Yo me quedo con la autoreferencia femenina que reivindican y con el concepto de autoridad de las mujeres que ha de darse en un espacio p¨²blico, con colaborar a construir esa autoridad y hacerla visible", dice la secretaria general de Pol¨ªticas de Igualdad del Gobierno, Soledad Murillo. "Pero no comparto que el hecho de ser mujer sea una condici¨®n existencialista, los valores son masculinos y femeninos y ambos se pueden dar en los dos sexos. Yo no quiero que se haga uso de mi condici¨®n de mujer para encasillarme en determinadas cosas, como por ejemplo los cuidados. Puede gustarme cuidar a un hijo, o a un anciano, o no, o tambi¨¦n puede gustarle a otros", dice Murillo.
"Yo s¨ª creo que el hombre es la referencia para conquistar derechos que ellos tienen y que tambi¨¦n a nosotras nos corresponden, como ciudadanas, no como mujeres", afirma Murillo, describiendo as¨ª el Feminismo de la Igualdad, fundamental, dice para que la mujer tenga presencia all¨¢ donde desee estar, tanto en la presidencia del Gobierno, como en los cargos directivos de las empresas. "El poder no contamina, ni mancha".
Amelia Valc¨¢rcel, entre otras, se felicita por que "el feminismo se ha convertido en una pol¨ªtica de Estado, y eso es bueno. Si se queda en ideas, por m¨¢s interesantes que sean, no se convierten en pr¨¢ctica", dice. A las leyes de Igualdad y contra la Violencia de G¨¦nero, Valc¨¢rcel suma la de Dependencia como uno de los grandes logros: "Es muy importante para la sostenibilidad de la libertad de la mujer". Y Justa Montero a?ade: "Que un gobierno apruebe leyes de este tipo responde a las necesidades que ha planteado el movimiento feminista. Otra cosas es c¨®mo se hayan plasmado finalmente esas leyes".
Efectivamente, las pol¨ªticas feministas han copado parte de las grandes normas que se han aprobado esta legislatura y las feministas han visitado la Moncloa en numerosas ocasiones. Hubo alg¨²n momento en que, si no todas, muchas participaron juntas en la elaboraci¨®n de las leyes citadas. Pero la quiebra de la que ahora se duelen tambi¨¦n tiene su origen, quiz¨¢ en esa entrada de lleno en la pol¨ªtica.
"Muchas feministas han primado los intereses de su partido y el feminismo no se puede politizar", advierte Consuelo Abril. "Algunas hemos expresado cr¨ªticas sobre el funcionamiento de las leyes y se nos ha dicho que est¨¢bamos del lado del PP, que no hay nada que me espante m¨¢s. Creo que est¨¢ habiendo mucha autocomplacencia y no se admite una cr¨ªtica. Parece que hemos vuelto a la divisi¨®n de los setenta, con la doble militancia", lamenta.
En paralelo con la transici¨®n pol¨ªtica, el movimiento feminista fue silueteando sus propias corrientes. "En diciembre de 1979, en un Congreso en Granada se perfila el Feminismo de la Diferencia y el Feminismo de la Igualdad y algunas excisiones, como las Independientes, ya extinta", recuerda Pineda. Lo que no quiere decir que ahora no haya feministas independientes.
La d¨¦cada de los ochenta propici¨® un protagonismo al movimiento que quiz¨¢ no ha vuelto a tener. Se discut¨ªa el aborto, el divorcio, los anticonceptivos, pol¨ªticas reproductivas... Despu¨¦s, las organizaciones parecen retirarse a sus cuarteles, y cada qui¨¦n se va especializando, unas en violencia de g¨¦nero, otras en salud sexual, prostituci¨®n, igualdad, conciliaci¨®n... "Siempre desde la izquierda social, no cabe hablar de feminismo en la derecha", matiza Justa Montero.
A pesar de que el aborto las ha encontrado de nuevo a todas en la calle dispuestas a pelear juntas, tambi¨¦n sobre este asuntos hay discrepancias. Pero todas consideran que ha llegado la hora de poner orden en una ley que se ha desgastado mostrando una cara muy desagradable.
Ha sido la Ley de Violencia de G¨¦nero la que m¨¢s ha puesto en punta las lanzas. "Nosotras entendemos que esta ley sobreprotege a las mujeres, las presenta como v¨ªctimas siempre y hace prevalecer su voz sobre la de los hombres siempre", dice Empar Pineda.
Le responde Consuelo Abril: "No estamos victimizando a estas mujeres porque ya son v¨ªctimas y por tanto, deben tener una discriminaci¨®n positiva. No creo que sea paternalista".
Y as¨ª siguen las cosas.
La cuesti¨®n de la prostituci¨®n no ha erizado m¨¢s la marejada porque, finalmente, no se ha legislado sobre ello. Un asunto que pertenece por derecho propio al campo del feminismo ha sido, claro, objeto de duros debates esta legislatura, aunque todo se ha quedado en algunos documentos sin peso ejecutivo.
De nuevo aqu¨ª, dentro del Feminismo de la Igualdad, hay posturas enfrentadas y enconadas. Un espectador ne¨®fito podr¨ªa distinguir a las defensoras de una teor¨ªa y de otra casi por el lenguaje que usan. Por ejemplo, las que optan por la abolici¨®n de la prostituci¨®n no suelen llamar a quienes la ejercen trabajadoras del sexo, como s¨ª las denominan las que est¨¢n por la regularizaci¨®n de esta pr¨¢ctica como un oficio m¨¢s. De nuevo, unas opinan que hay que dejar a las que quieren ejercer la prostituci¨®n que lo hagan con garant¨ªas, y otras piensan que detr¨¢s de esa pr¨¢ctica no se esconde m¨¢s que desigualdad y mafias, por tanto, abolici¨®n.
Sobre la brecha entra las feministas, Murillo sostiene que "el feminismo tiene derecho a la pluralidad", pero cree que algunas cr¨ªticas en el momento de discutir las leyes no fueron muy oportunas. "Creo que el feminismo adolece de falta de red -no afectiva, todas luchamos juntas por algo- pero a la hora de apoyar algunos objetivos hay cortocircuitos que merecer¨ªa la pena que se analizaran". Reconoce que ha habido cierta exclusi¨®n de algunas organizaciones, que han sido y son atacadas por otras como si fueran el enemigo. "No lo son", asegura. Y cree que cuando por fin se monte el Consejo Nacional de la Mujer, ser¨¢ una buena oportunidad para la inclusi¨®n y para tender puentes.
"S¨ª, hay que hacer el esfuerzo, la unidad de las mujeres no est¨¢ garantizada, es fr¨¢gil, hay que mimarla", dice Empar Pineda. Y la intenci¨®n de llegar a puertos comunes, la remata Montserrat Mu?oz: "Quiz¨¢ nos distancian los tiempos empleados para conseguir las cosas, pero nos une el an¨¢lisis y la visi¨®n de la realidad".
Vida en desigualdad
Maternidad. Medio mill¨®n de mujeres muere cada a?o al dar a luz en los pa¨ªses en desarrollo.Mortalidad. En ?frica subsahariana 1 de cada 16 mujeres fallece durante el embarazo o el parto.Pobreza. Hay 1.200 millones de seres humanos sumidos en la pobreza; el 70% son mujeres.Analfabetismo. Dos tercios de las personas analfabetas en el mundo son f¨¦minas. En muchos pa¨ªses tienen imitado el acceso a la educaci¨®n, a la salud, al control de los recursos naturales o el derecho a ser propietarias.Violencia machista. La violencia contra las mujeres ni siquiera es un delito tipificado en 102 pa¨ªses y la violaci¨®n dentro del matrimonio tampoco lo es en 53 pa¨ªses.
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