Brussel Pis
"Atenci¨®n pared electrificada. No mear". As¨ª reza el cartel / amenaza colgado en una tienda de bicicletas de la c¨¦ntrica calle Flandes de Bruselas. Un mensaje m¨¢s que contundente para disuadir al m¨¢s necesitado. El encargado del establecimiento, que proporciona excelentes bicis de segunda mano, se?ala indignado el rinc¨®n de sus desdichas, donde algunos transe¨²ntes nocturnos aprovechan para desahogarse. "Es una broma", se excusa, "pero ya no sabemos qu¨¦ hacer".
En este caso, las liberalidades mingitorias tienen poca justificaci¨®n. A menos de cinco minutos del local opera el ¨²ltimo urinario p¨²blico de la ciudad, adosado en los muros de la iglesia de Santa Catalina. Un rudimentario refugio que funciona a pleno rendimiento por conductores que no dudan en dejar el coche cortando el tr¨¢fico si las necesidades son urgentes. En invierno el aire fr¨ªo ayuda a disipar las pestilencias, pero en verano las cosas son distintas.
El origen de este tipo de instalaciones se remonta a 1845. Al a?o siguiente, con la ciudad ya m¨¢s o menos equipada, se castigaba hasta con tres d¨ªas de c¨¢rcel a los meones callejeros. Luego los restaurantes y caf¨¦s, con servicios de pago, han ido sustituyendo los antiguos equipamientos p¨²blicos.
Como en tantas otras cosas, la privatizaci¨®n de servicios no siempre ha sido para mejor. La realidad es que los orines nocturnos se han convertido ya en una pestilente se?a de identidad del casco viejo bruselense. Algunos ciudadanos a?oran el pasado.
Los estudiosos del fen¨®meno lo explican por la variedad de cervezas -m¨¢s de 250 marcas- y el aumento del consumo entre los j¨®venes. Uno de cada siete j¨®venes flamencos de entre 15 y 16 a?os ya ha cogido una cogorza, seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales.
Otros apuntan a la desacomplejada consideraci¨®n de los bruselenses por las funciones naturales, hasta el punto de elegir como s¨ªmbolo de la ciudad al hombrecito me¨®n, el Manneken Pis. Luego las feministas lograron una representaci¨®n para su compa?era, la Janeken Pis. Y para completar la familia, el escultor Tom Frantzen cre¨® Zinneken Pis, el perrito que levanta la pata.
La estima de los belgas por la desnuda condici¨®n humana tiene otras manifestaciones. Como bot¨®n de muestra, las puertas transparentes de los lavabos del restaurante Belga Queen, que se convienten en opacas s¨®lo si se dan dos vueltas de llave.
Pero quiz¨¢ todo esto cambie sustancialmente con el nuevo plan contra el alcohol. Los siete ministros de Sanidad, que representan todos los niveles administrativos del pa¨ªs, estudian la prohibici¨®n de beber cerveza a los menores de 16 a?os. -
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