"Da pena que a tus hijos les despierte otra persona"

Cuando termina su jornada como administrativa, Esther Garc¨ªa (Palencia, 1962) se encuentra con una casa que limpiar y dos hijos a quienes atender. Tras unos a?os, ha dejado de contratar a trabajadoras dom¨¦sticas. "Estoy contenta con c¨®mo ha respondido mi pareja", celebra. "Yo limpio m¨¢s y ayudo a la mayor con los deberes, as¨ª que ¨¦l atiende m¨¢s al peque?o. Hacemos aquello para lo que estamos m¨¢s capacitados", defiende, aunque matiza que la actitud no es la misma: "Limpiar no le sale espont¨¢neamente. Hay que andar record¨¢ndoselo".

Nunca se plante¨® renunciar al empleo o a la maternidad. "He dedicado demasiados a?os a tener un buen trabajo como para dejarlo y no me he marcado tantas expectativas como para no poder ser madre", aclara. Contratar a alguien quita trabajo, pero resulta "un poquito desagradable". "Da pena que a tus hijos les despierte otra persona, y lo sientes m¨¢s a¨²n si se ponen enfermos, o se rebelan porque te echan de menos".

Intenta no hacer distinciones al educar a sus hijos. "Los padres podemos hacer mucho por la igualdad". Su hija adolescente le infunde optimismo: "Tiene muchos amigos, incluso mejores que las chicas. En mi ¨¦poca no pasaba". A¨²n as¨ª, aprecia muchas desigualdades, tambi¨¦n en su trabajo. "Somos m¨¢s mujeres, pero los hombres ocupan mejores puestos".