El Gobierno vasco acapara las miradas

A partir del d¨ªa despu¨¦s, las miradas interesadas se han vuelto hacia Ajuria Enea. Desde el propio PNV hasta el PSOE en Madrid, sin olvidar claro a los abstencionistas de aqu¨ª, todos vienen a coincidir en considerar clave la aut¨¦ntica hoja de ruta que el lehendakari vaya a marcar a su pol¨ªtica. Se trata, en definitiva, de resolver, en una primera lectura, el enigma que, incluso, alberga la familia peneuvista: ?ser¨¢ capaz Ibarretxe de enrocarse despu¨¦s de la ca¨ªda de votos del tripartito y especialmente de su propio partido? Eso s¨ª, hasta pudiera ocurrir que los afectados miraran para otro lado para as¨ª exhibir que su mundo no es el de las generales.

En el an¨¢lisis de situaci¨®n del 10-M, las formaciones pol¨ªticas han elegido la v¨ªa de la moderaci¨®n. De una manera m¨¢s elocuente se aprecia cautela en la valoraci¨®n de los socialistas, que evitan la euforia posiblemente por el dolor que les embarga desde el pasado viernes, pero tambi¨¦n porque saben que en el Pa¨ªs Vasco hay una l¨ªnea divisoria entre los distintos tipos de elecciones democr¨¢ticas. Con todo, Jos¨¦ Antonio Pastor, por ejemplo, moderado en las formas y refractario a extrapolar la hist¨®rica victoria socialista a un futuro inmediato sabe, en su fuero interno, que el vuelco electoral en Vizcaya representa un dardo envenenado para la nueva etapa de Andoni Ort¨²zar al frente del BBB.

Los abstencionistas asisten interesados al avance socialista ante un cambio de color en Ajuria Enea

I?igo Urkullu tampoco sale indemne del escrutinio y es otro de quienes miran a Ajuria Enea, m¨¢s urgido que nadie en busca de una soluci¨®n que saque a su partido del laberinto. El presidente del PNV ha visto c¨®mo la apuesta por el derecho a decidir de Ibarretxe no da r¨¦dito alguno en las urnas; incluso, hasta resulte una pesada carga en estos tiempos del bipartidismo. De ah¨ª que est¨¦ impelido a sentarse cara a cara con el lehendakari para acotar un nuevo discurso desde el Gobierno vasco. Con el actual, y sin olvidar los resultados del domingo, al PNV no le quieren en Moncloa. O peor a¨²n, Zapatero puede trazar un escenario que escenifique con luces democr¨¢ticas la debilidad de Ibarretxe.

En este horizonte, Javier Madrazo, otro de los derrotados, ha visto las orejas al lobo y ayer mismo hizo ver que antes de la consulta est¨¢ la sociedad. EA, en cambio, no mueve el paso a pesar del batacazo y as¨ª, de derrota en derrota, quiz¨¢ camine hacia el desastre final. En esta tesitura, los socialistas vascos tienen clara su estrategia: si Zapatero no acude al rescate del PNV en el Congreso y el lehendakari persevera en su plan, las elecciones auton¨®micas se les antojan m¨¢s asequibles para conquistar el poder que se les resiste. Y, como espectadores cualificados, por ah¨ª aparecen los radicales, a quienes una salida ordenada de los peneuvistas de la Admninistraci¨®n vasca colmar¨ªa buena parte de su raz¨®n de ser.

Ocurre que en los c¨ªrculos independentistas, la victoria del PSE ha sido tan bien recibida como la derrota del PNV. Para ellos, el PNV, espa?ol no les aporta ninguna soluci¨®n a su conflicto. Otra cosa bien distinta es un socialismo de ¨²nica direcci¨®n en Vitoria y Madrid con poder de decisi¨®n. Por eso, para quienes todav¨ªa viven aferrados a la v¨ªa de la negociaci¨®n pol¨ªtica, el cambio de color en Ajuria Enea es estrat¨¦gico. Ibarretxe tambi¨¦n lo sabe.