?Hacia el fin de la AP?
Despu¨¦s del horror perpetrado por el terrorismo palestino contra ocho seminaristas jud¨ªos en Jerusal¨¦n y el horror, comparable y anterior, de los 15 o 20 ni?os muertos en Gaza por el Ej¨¦rcito israel¨ª, creer que existe un di¨¢logo de paz datado en Annapolis entre el primer ministro israel¨ª, Ehud Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, ser¨ªa extravagancia. El l¨ªder ¨¢rabe, de quien el autor liban¨¦s Rami G. Khoury afirma que padece "una disfuncionalidad pol¨ªtica con niveles hist¨®ricos de patetismo y tragedia", no puede ignorar que su socio no tiene la menor intenci¨®n de cumplir la resoluci¨®n 242 de la ONU, que exige la retirada israel¨ª de todos los territorios ocupados en 1967, y, sin embargo, sigue reuni¨¦ndose con el l¨ªder sionista como si la vida le fuera en ello. ?Cu¨¢l es, entonces, la pol¨ªtica israel¨ª de fondo? Veamos qu¨¦ dice el primer ministro sionista.
Creer que hay un di¨¢logo de paz datado en Annapolis entre Olmert y Abbas ser¨ªa extravagancia
"Cada vez son m¨¢s los palestinos a los que no les interesa una soluci¨®n negociada sobre la base de dos Estados [palestino e israel¨ª] porque quieren modificar lo esencial del conflicto (...) pasando de una lucha contra la ocupaci¨®n (...) a otra mucho m¨¢s popular y en el fondo m¨¢s eficaz [un solo Estado en Palestina], lo que para nosotros significa el fin del Estado jud¨ªo" (Haaretz, noviembre de 2003, citado por Jamal Hilal en Palestina: destrucci¨®n del presente, construcci¨®n del futuro).
Entre 1969, cuando Yasir Arafat asum¨ªa la direcci¨®n de la OLP, y 1974, el movimiento propugnaba la formaci¨®n de un Estado ¨²nico, binacional, democr¨¢tico -¨¢rabe y jud¨ªo- en todo el antiguo mandato brit¨¢nico de Palestina; en aquella fecha, con la intervenci¨®n del rais ante la Asamblea de la ONU en Ginebra, se comenz¨® a hablar de la soluci¨®n biestatal, dos Estados, uno para sionistas y otro para ¨¢rabes, y en 1988, en el Consejo Nacional de la OLP en Argel, se oficializaba esa postura, declarando que el Estado palestino podr¨ªa establecerse en cualquier territorio evacuado por Israel. Los acuerdos de Oslo de 1993 condujeron a una negociaci¨®n bilateral que deb¨ªa permitir la creaci¨®n de una entidad pol¨ªtica palestina, que la OLP y m¨¢s tarde la AP entend¨ªan que s¨®lo pod¨ªa ser un Estado soberano establecido en el territorio no anexionado por Israel, el 22% de 25.000 kil¨®metros cuadrados. Hoy, 15 a?os despu¨¦s, todo es retroceso; los atentados y el goteo de cohetes palestinos lanzados desde Gaza sobre poblaciones israel¨ªes contribuyen a la par¨¢lisis del proceso, sobre todo porque facilitan a Jerusal¨¦n la argumentaci¨®n perfecta para no negociar, pero s¨®lo la santa infancia podr¨ªa creer que Israel pretende otra cosa que una retirada-placebo. ?Cu¨¢l es, pues, el juego de Olmert? Separaci¨®n unilateral o deportaci¨®n.
La primera consiste en evacuar las ciudades palestinas, de las que las siete mayores albergan la mitad de los ¨¢rabes de Cisjordania, as¨ª como procurar una concentraci¨®n progresiva de poblaci¨®n que aligere de aut¨®ctonos los parajes que comuniquen con todo lo que ya est¨¢ anexionado de hecho, porque cae del lado israel¨ª del muro en construcci¨®n; y la segunda, el transfer, que crea unas condiciones insostenibles de vida que acaben por forzar a la emigraci¨®n, lo que no impide que haya ministros que hasta pidan el traslado manu militari al territorio que evacue Israel, o a la misma Jordania. En resumen, cu¨¢nta menos tierra, cu¨¢ntos m¨¢s palestinos.
?Qu¨¦ pueden hacer la AP en Cisjordania y Ham¨¢s en Gaza, ante esa amenaza? Menudean ya los autores, como Khouri, que piden la disoluci¨®n de la AP y la reconversi¨®n de Ham¨¢s en un movimiento de socorros mutuos para poner fin a una pol¨ªtica que s¨®lo sirve a los intereses de los ultras israel¨ªes. Ambas medidas enfrentar¨ªan, en cambio, a Jerusal¨¦n a una terrible opci¨®n: la retirada a las l¨ªneas anteriores a la guerra de 1967, o la anexi¨®n de los menos de 6.000 kil¨®metros cuadrados que ocupa desde entonces, pero junto a cuatro millones de palestinos, que sumados a 1,25 de nacionalidad israel¨ª, ser¨ªan tantos como jud¨ªos, algo m¨¢s de cinco millones. Y as¨ª comenzar¨ªa la guerra de los vientres, con lo que al cabo de unas d¨¦cadas Israel albergar¨ªa una gran mayor¨ªa de ¨¢rabes, ¨¦stos mucho m¨¢s prol¨ªficos que los jud¨ªos. Pero ocurre que si ese Estado fuera democr¨¢tico no podr¨ªa ser jud¨ªo, y si fuera jud¨ªo no podr¨ªa ser democr¨¢tico.
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