Simone de Beauvoir, cien a?os no es nada
Es costumbre arraigada en nuestros d¨ªas conmemorar aniversarios de nacimientos y muertes de personajes ilustres. Se aprovecha la ocasi¨®n para revisar su vida y su obra; se publican art¨ªculos, ensayos y biograf¨ªas; se celebran conferencias, mesas redondas y congresos; en fin, se ha desarrollado toda una industria de las conmemoraciones. Sin embargo, en el caso de Simone de Beauvoir (8 de enero de 1908-14 de abril de 1986), la repercusi¨®n del centenario de su nacimiento ha sido m¨¢s bien escasa, aqu¨ª y en su pa¨ªs, Francia. Apenas unos art¨ªculos y alguna biograf¨ªa.
Cabr¨ªa preguntarse el porqu¨¦ de este olvido de una mujer que con su obra y su vida contribuy¨® tanto al desarrollo de los derechos de las mujeres y a su emancipaci¨®n. Optimistas unos y mal intencionados otros, se nos dir¨¢ que su pensamiento carece de actualidad, ya que la mujer ha alcanzado la plena equiparaci¨®n con el hombre y su total autonom¨ªa. Tambi¨¦n hay otros a los que, en concordancia con la ola de integrismo cuyos efectos estamos sufriendo notablemente estos d¨ªas, les gustar¨ªa anotar sus obras en la lista de los libros prohibidos e incluir su nombre en la n¨®mina de los r¨¦probos.
La oleada integrista est¨¢ amenazando las conquistas de las mujeres en Espa?a
Quiz¨¢s la mejor manera de comprobar la vigencia de Simone de Beauvoir, sea analizar su pensamiento en relaci¨®n con algunos de los debates candentes de estos d¨ªas.
Por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha rechazado hace pocas semanas, y de manera contundente, el recurso del Partido Popular contra la Ley de Igualdad, que pretende una representaci¨®n m¨¢s equitativa de hombres y mujeres en las altas instituciones y en las distintas esferas de poder. Es cierto que la mujer ha ido conquistado con esfuerzo posiciones cada vez m¨¢s avanzadas en el mundo del trabajo, pero tambi¨¦n lo es que se le vetan los puestos m¨¢s altos de direcci¨®n y representaci¨®n. Y por lo que se ve, muchos luchan para que esto contin¨²e siendo as¨ª.
No est¨¢, pues, de m¨¢s recordar que Simone de Beauvoir dio una importancia primordial al trabajo de la mujer. Y es interesante mencionar que cuando se le preguntaba cu¨¢l ser¨ªa la mejor forma de eliminar la opresi¨®n femenina, ella respond¨ªa siempre: "Trabajar". Hoy podr¨ªamos a?adir: en cualquier lugar, en cualquier puesto y a cualquier nivel.
De Beauvoir vio con claridad de pionera que la ra¨ªz de la discriminaci¨®n de la mujer era su dependencia econ¨®mica y que s¨®lo con el trabajo remunerado podr¨ªa llegar a mantener unas relaciones de independencia e igualdad.
En estos d¨ªas, en que desde los p¨²lpitos y desde multitudinarias manifestaciones se defiende un modelo de matrimonio ¨²nico, indivisible y sagrado, que se pretende imponer a tirios y troyanos, ser¨ªa conveniente releer sus opiniones sobre el matrimonio burgu¨¦s tradicional y su contribuci¨®n a la subordinaci¨®n y discriminaci¨®n de la mujer. Su visi¨®n precursora de las relaciones con el "otro", que s¨®lo deb¨ªan sostenerse en el respeto y el reconocimiento mutuo, prefiguraban esas relaciones humanas m¨¢s abiertas que modernamente han dado lugar a distintos modelos de familia, en los que cada uno puede elegir y ninguno debe imponerse so pretexto de una ley natural de origen divino que est¨¦ por encima de las leyes y los parlamentos.
Otro tema de plena actualidad es el del aborto. De Beauvoir luch¨® por su despenalizaci¨®n, por una maternidad responsable e incluso por el derecho a no ser madre. Sobre este tema hemos asistido ¨²ltimamente a declaraciones de obispos, violaciones de la intimidad de las mujeres, intimidaciones a los profesionales y otras actuaciones, que no por pintorescas, son menos graves. Como la de determinada concejal del Ayuntamiento de Madrid, posible nueva alcaldesa, hablando de "trituradoras", o el art¨ªculo del columnista de Abc Juan Manuel de Prada titulado "Pocas y viejas", en el que refiri¨¦ndose a las manifestaciones por la despenalizaci¨®n del aborto, se atreve a decir: "Uno contempla las fotos de estas concentraciones y es como si lo sumergieran de repente en un tanque de bromuro. No negamos, sin embargo, que tales fotos tengan una innegable fuerza persuasiva: tal vez las manifestantes no logren que nos adhiramos a sus proclamaciones abortistas; pero, desde luego, sus visajes y alaridos constituyen una exhortaci¨®n eficac¨ªsima a la continencia y un anafrodisiaco infalible". Ser¨ªa muy f¨¢cil contestar con un chascarrillo, pero el tema es serio y creo que es mejor dejarlo as¨ª.
Con s¨®lo una mirada atenta a los peri¨®dicos podr¨ªamos encontrar m¨¢s ejemplos de la vigencia del pensamiento de Simone de Beauvoir. Pero s¨®lo me referir¨¦ al caso de las sedaciones del hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s. Parece ser que tendremos que seguir luchando por un ¨²ltimo derecho: el derecho a una muerte digna y con el menor dolor, ya que algunos se han tomado al pie de la letra lo del valle de l¨¢grimas y no quieren que al final nos libremos.
Hemos llegado a creer que los derechos duramente conquistados son irreversibles, pero basta volver al cabo de veinte a?os a los pa¨ªses ¨¢rabes que conocimos, para saber que no es as¨ª. U o¨ªr a nuestros obispos, o leer la ¨²ltima enc¨ªclica. En definitiva, el mejor homenaje que podemos hacer a nuestra autora es permanecer vigilantes, porque cien a?os no es nada y todo puede ir a peor.
Juana V¨¢zquez es escritora y catedr¨¢tica de Lengua y Literatura.
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