Abierto en canal
Aunque el fragor de la batalla de la campa?a electoral no nos haya permitido observar los conflictos m¨¢s cercanos, lo cierto es que mientras esa confrontaci¨®n atronaba se ha dado un toma y daca en el Ayuntamiento de Bilbao entre el equipo de gobierno y el PSE, que a su vez recog¨ªa la protesta de vecinos de San Ignacio ante el proyecto de construir torres donde hoy est¨¢ el canal de Deusto. Con cierta raz¨®n, los vecinos disienten ante el hecho de que el ¨²nico espacio abierto del que disfrutan vaya a ser bloqueado por una serie de edificios.
Como todo lo municipal, cual los pasajes venecianos, la cosa tiene m¨¢s vericuetos. El alcalde Azkuna arremete contra el portavoz socialista, Txema Oleaga, haci¨¦ndole ver que su partido ya ha dado las autorizaciones oportunas en otras instancias, como el Ministerio de Fomento. ?A ver qu¨¦ va ser esto!, se queja el alcalde. Pero parece que las razones de los afectados son de peso, auque ¨¦stas no generen recaudaci¨®n municipal.
Sin oportunidades constructivas nos fagocitamos, como toda ciudad sitiada
La historia del canal de Deusto es la historia de un desprop¨®sito desde su origen. Su gran zanja se realiz¨® a principios de los a?os sesenta como toda una obra grandiosa de la que se felicitaba la alcaldesa Pilar Careaga en aquellos a?os del desarrollismo. Mientras, en la cercana facultad de Econ¨®micas inaugurada en Sarriko en el 64, cuyos alumnos ten¨ªan que cerrar las ventanas para evitar los ruidos de las dragas y excavadoras del canal, empez¨® a ser conocido y divulgado un informe del Banco Econ¨®mico Mundial: el canal no ten¨ªa ninguna viabilidad econ¨®mica ante su costo y el incremento del tonelaje de los barcos, y se recomendaba, antes de su inauguraci¨®n, volver a rellenarlo y dedicar los terrenos a lo de antes, a dar tomates y pasear por sus caminitos entre huertas. Pero a la vista est¨¢ que no se hizo, que el canal se inaugur¨® para que muy pocos barcos atracasen en ¨¦l. Pero Deusto qued¨® abierto en canal.
Lo cierto es que s¨®lo hay una manera de mirar hacia la lejan¨ªa en Bilbao, mirando a lo largo de la R¨ªa. El resto de las miradas chocan con el monte, si antes no lo ha hecho contra un edificio. Frank Gehry calific¨® Bilbao como una ciudad de urbanismo abigarrado, y no le import¨®. Pero por si acaso puso su museo, el Guggeheim, en el sitio donde fuera m¨¢s observable, en una curva de la R¨ªa. Los vecinos tienen raz¨®n, y Oleaga deber¨ªa resolver las efusivas ganas constructivas de un ministerio que en vez de dar alegr¨ªas se ha especializado en disgustos.
El problema es que Bilbao se qued¨® sin suelo donde construir s¨®lo por dar gusto a la gansada nacionalista de desanexionar los municipios que durante la Rep¨²blica y el franquismo fueron dotando a Bilbao de oportunidades de expansi¨®n, especialmente en el Txorierri. Cuando se hizo esa aberraci¨®n del canal de Deusto, Bilbao s¨ª ten¨ªa suelo. Luego se crearon minimunicipios para mayor gloria de sus alcaldes nacionalistas, el desmadre territorial y de la Diputaci¨®n, y en Bilbao no hay quien construya salvo a precio elevad¨ªsimo.
Lo que tendr¨ªa que hacer la Invicta Villa, como quiso Prieto, es volver a pensar en reivindicar el suelo del Txorierri, querer ser una gran ciudad, y dejar de abigarrar su menguado espacio como quiere el Ayuntamiento en el canal de Deusto. Una vez que nos quedamos sin oportunidades constructivas nos fagocitamos, como toda ciudad sitiada.
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