El teatro elitista se hace popular
Un festival de verdad es el que, haciendo honor a la etimolog¨ªa de esta palabra, pone una ciudad patas arriba. El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogot¨¢ (que se celebra desde el pasado d¨ªa 7 hasta el pr¨®ximo 23) es, literalmente, una fiesta y una ocasi¨®n de tomarle el pulso por alegr¨ªas al teatro internacional. ?Qui¨¦n dijo crisis? En las artes esc¨¦nicas est¨¢n sucediendo muchas cosas, algunas de ellas apasionantes. Con ocasi¨®n de este acontecimiento bienal, que re¨²ne a dos millones y medio de espectadores en la capital colombiana, hablamos del presente y del futuro del teatro con siete creadores internacionales que presentan sus ¨²ltimos espect¨¢culos all¨ª o que los estrenar¨¢n en Espa?a pr¨®ximamente.
Gustavo Ott: "La gente est¨¢ saliendo a la calle en busca de algo que est¨¦ a la altura de su angustia, porque hay una crisis contundente. Lo m¨¢s interesante que est¨¢ pasando se concentra en Buenos Aires, M¨¦xico, Bogot¨¢ y Santiago"
Hace no mucho se pensaba que las pel¨ªculas acabar¨ªan con el teatro. Ahora, mientras que el n¨²mero de espectadores de cine mengua, el p¨²blico teatral se mantiene o crece. "Todos estamos deseando participar en acontecimientos que suceden en vivo. Despu¨¦s de una larga jornada ante el ordenador, necesitamos contacto humano", dice Stefan Kaegi, codirector de Rimini Protokoll, compa?¨ªa residente en el Hebbel am Ufer. "En Berl¨ªn hay un aut¨¦ntico bum teatral. Esta ciudad vive en parte de eso: mucha gente viene a ver lo que sucede aqu¨ª. Y aunque ha disminuido el inter¨¦s por los grandes montajes, cada vez abundan m¨¢s los de corte experimental donde el espectador se encuentra con el int¨¦rprete de t¨² a t¨²". Kaegi tiene un par en capilla: Cargo Sof¨ªa Barcelona, viaje en un tr¨¢iler desde cuya cabina dos camioneros b¨²lgaros resumen sus peripecias en el transporte intercontinental de mercanc¨ªas, y Call Cutta in a Box, di¨¢logo entre un espectador europeo, instalado en un sal¨®n de estar domotizado, y un actor que, desde un call centre de la capital india, le cierra la ventana, le sube la calefacci¨®n o le pone m¨²sica por control remoto, siguiendo siempre sus instrucciones.
El director suizo recuerda que el teatro ha querido ser siempre espejo de la realidad: "Yo prefiero verlo como una ventana a trav¨¦s de la cual nos asomamos a biograf¨ªas ciertas, mejor que a obras de ficci¨®n. Lo que hacemos nosotros es puro documental. El arte de Tal¨ªa ya no est¨¢ s¨®lo para el lucimiento de narcisistas: puede ser tambi¨¦n una fuente de informaci¨®n y de comunicaci¨®n directa".
Todos los caminos llevan a la contemporaneidad, y en ninguno se cobra peaje. "Estamos atravesando un momento privilegiado: la narrativa de los a?os noventa y el cine independiente han abierto una senda de libertad creadora absoluta", dice Gustavo Ott, director autor del Teatro San Mart¨ªn, de Caracas. "Lo que antes era elitista hoy es popular: la gente lo pide. El personaje, la historia y el mensaje no tienen ya la importancia de anta?o. Ahora lo principal en teatro es el tema, pero los grandes temas exigen una est¨¦tica a su altura. No podemos hablar de inmigraci¨®n ni de cambio clim¨¢tico de cualquier manera: la forma es la mitad del contenido. Estamos tratando, en definitiva, de belleza. De una belleza que nos conmueve, nos devasta y cambia nuestra concepci¨®n del mundo".
Ott, que tiene en gira por Espa?a Mi ternura Molotov y Pony, considera que el teatro est¨¢ produciendo arte puro desde que fue liberado del realismo psicol¨®gico por el cine: "Como dice Derek Walcott, 'la mejor poes¨ªa se est¨¢ escribiendo en los escenarios'. Ya no hay recetas ni magisterios que valgan. Tenemos autores que cambian de estilo en cada obra, y tendencias que comienzan y finalizan en una sola funci¨®n. Lo que nos est¨¢ tocando vivir es completamente nuevo. Los l¨ªmites se han ensanchado y los experimentos son el pan de cada d¨ªa. El siglo se abri¨® con un c¨²mulo de incertidumbres sobre las que el teatro puede aportar luz: se acab¨® el tiempo de contar tonter¨ªas".
Mientras Ott desbroza el porvenir de la escritura, otros se deslizan por el trampol¨ªn de las nuevas tecnolog¨ªas. En Quebec hay una serie de laboratorios de producci¨®n teatral donde la idea barroca del escenario como caja m¨¢gica se est¨¢ renovando, y de qu¨¦ manera. No hay m¨¢s que ver el trabajo de Robert Lepage con Ex-Machina, del Ubu Th¨¦?tre, dirigido por Denis Marleau, o de 4D Art, la compa?¨ªa de Michel Lemieux y Victor Pilon. Este d¨²o est¨¢ creando espect¨¢culos multimedia al filo de lo imposible. En La tempestad, uno de los dos que presenta en Bogot¨¢, actores de carne y hueso conversan con hologramas antropom¨®rficos, algunos de tama?o monstruoso, en un paraje digno de Solaris. Pilon y Lemieux ponen a Shakespeare al borde de la ciencia-ficci¨®n. "En Quebec el teatro es un arte joven: nuestra tradici¨®n no se remonta m¨¢s all¨¢ de la posguerra", explica Lemieux. "Por eso nos sentimos libres para explorar formas nuevas y no tenemos conciencia de estar transgrediendo c¨®digo alguno. Para nosotros, es como si el teatro estuviera por inventarse". 4D Art lleva 25 a?os explorando un camino que nadie sabe ad¨®nde conduce. ?Quiz¨¢ a la desaparici¨®n del actor? "No", asegura el director canadiense. "La tecnolog¨ªa es s¨®lo un medio para amplificar la expresividad humana. El actor ser¨¢ siempre el centro de la representaci¨®n. Sin ¨¦l, no cabe hablar de teatro, sino de instalaciones o de videoproyecciones sobre pantallas m¨²ltiples", dice en alusi¨®n a Los ciegos, montaje de Denis Marleau donde no hay un solo ser humano en escena, pero los rostros de sus protagonistas aparecen inquietantemente corp¨®reos y tangibles. Al final de la representaci¨®n, el p¨²blico descubre, alucinado, que son m¨¢scaras sobre las que se proyectan en movimiento las caras que les sirvieron de molde.
Gis¨¨le Vienne no ha podido olvidar ese espect¨¢culo. Los suyos tienen siempre como coprotagonistas a varias decenas de maniqu¨ªes m¨®rbidos, moldeados por ella misma sobre el cuerpo de una adolescente. Da grima caminar entre los mu?ecos por el anchuroso almac¨¦n donde, impecablemente vestidos, peinados y maquillados, esperan el advenimiento del doctor Coppelius. En Kindertotenlieder, pr¨®xima pieza que Vienne presentar¨¢ en Espa?a, el espectador es presa de la incertidumbre sobre qui¨¦n est¨¢ vivo y qui¨¦n es materia inerte. "Mis maniqu¨ªes materializan los fantasmas de seres ausentes. Aunque sabemos que son objetos, los vemos como entes animados, los sentimos pr¨®ximos y extra?os a la vez. Resultan perturbadores".
Hay un humus animista en el trabajo de Vienne. "No soy creyente, pero siento que el teatro tiene un fondo ritual, y que el espectador acude a ¨¦l buscando una experiencia cat¨¢rtica compartida tan poderosa como la que acontece en las ceremonias religiosas, las fiestas ancestrales, el carnaval y el f¨²tbol. Yo voy al teatro como quien va a misa. De la experiencia art¨ªstica hago mi religi¨®n".
El centro de gravedad de los espect¨¢culos de Vienne y de los de Lemieux se desplaza constantemente: unas veces es la imagen, otras es el texto, la m¨²sica, la atm¨®sfera... Son dos ejemplos perfectos de que quien manda hoy en los escenarios es el director. "Es una figura que naci¨® hace s¨®lo cien a?os y su reinado no ha hecho m¨¢s que empezar", augura Ott. "Contrariamente a lo que piensan muchos, los directores y la tecnolog¨ªa nos est¨¢n dando vidilla a los autores. Ahora que todo es posible en escena, podemos dar rienda suelta a nuestra imaginaci¨®n".
Abundando en este tema, Fernando Urdiales, director de Teatro Corsario, grupo vallisoletano programado en Bogot¨¢, observa que en los ¨²ltimos a?os se est¨¢ produciendo con frecuencia una simbiosis muy beneficiosa: "Cada vez hay m¨¢s escritores que colaboran regularmente con compa?¨ªas y con directores c¨®mplices. Es el caso de Yolanda Pall¨ªn y de Juan Mayorga. Otros, como Ernesto Caballero, montan sus obras ellos mismos. Nada tienen que ver con los autores aislados de hace dos d¨¦cadas, cuya producci¨®n caducaba antes de subir a escena".
Andr¨¦s Lima, director de Animalario, otra compa?¨ªa invitada en el festival colombiano, est¨¢ atravesando un momento dulce: la Com¨¨die-Fran?aise le ha encargado dirigir un espect¨¢culo en el m¨ªtico Vieux Colombier. Y all¨ª anda escribiendo Bonheur? a pie de escena, a partir de las improvisaciones de los societaires de esta compa?¨ªa tricentenaria. El trabajo de Lima se desarrolla en una direcci¨®n cada d¨ªa m¨¢s transitada: ¨¦l propone un tema (que en este caso es la felicidad), los actores cuentan sus experiencias al respecto y a partir de lo narrado comienzan a improvisar. "En Espa?a somos multitud quienes echamos de menos un teatro del momento, que hable de lo que est¨¢ sucediendo de manera llana y directa: la producci¨®n va muy por detr¨¢s de la voluntad de los creadores y del p¨²blico".
La evoluci¨®n tecnol¨®gica corre menos que las ideas. Proyectos inspirados en el teatro f¨ªlmico de Piscator, que no se materializaron en su d¨ªa por su elevad¨ªsimo coste, se est¨¢n llevando hoy a cabo con tecnolog¨ªa asequible y en formato peque?o, como en el caso de Sin sangre, de la compa?¨ªa chilena Teatro Cinema. "Por la instantaneidad con que cambiamos de plano, de tiempo y de lugar, mucha gente sale de nuestro espect¨¢culo creyendo que es una pel¨ªcula", dice Juan Carlos Zagal, su director. "Hemos reescrito la novela de Alessandro Baricco como si fuese cine. En cada escena, lo primero que nos preguntamos es: ?d¨®nde est¨¢ la c¨¢mara? ?Desde d¨®nde est¨¢ viendo esto el espectador? Y no dudamos en utilizar todos los recursos del s¨¦ptimo arte. Es un trabajo que no se puede contar sin desvelar los trucos. Hay que verlo para creerlo".
En Hispanoam¨¦rica, el p¨²blico de teatro crece a ojos vista. "Eso ya no se discute", dice Gustavo Ott. "La gente est¨¢ saliendo a la calle en busca de algo que est¨¦ a la altura de su angustia, porque hay una crisis contundente. Lo m¨¢s interesante que est¨¢ pasando se concentra en Buenos Aires, M¨¦xico, Bogot¨¢ y Santiago". Por lo que a la escritura respecta, Ott ve dos novedades relevantes. "La primera es que, despu¨¦s de los nobeles casi consecutivos a Pinter, Fo, Gao Xingjian, Walcott y Jelinek, y del Pulitzer concedido a Nilo Cruz por Ana en el tr¨®pico antes de su estreno, el texto ha dejado de ser un manual de instrucciones de la puesta en escena para recuperar su condici¨®n de literatura dram¨¢tica. La segunda se refiere al libre acceso a las obras a trav¨¦s de portales como el que han abierto los autores en lengua alemana. Internet es un mecanismo de liberaci¨®n: antes, se nos iba la vida intentando que nos estrenaran; ahora, en cambio, te llama un se?or desde Camberra diciendo que est¨¢ montando una obra tuya que se ha descargado en la red". -
Sin sangre. Mons (B¨¦lgica). Th¨¦?tre Le Manege. Hasta el 16 de marzo. Bogot¨¢. Auditorio Alberto Alzate. Del 20 al 24. Pony. Auditorio de El Sanzal (Tenerife). 15 de marzo. Teatro Municipal de Ag¨¹imes (Gran Canaria). D¨ªa 28. La tempestad. Bogot¨¢. Teatro La Castellana. 15 y 16 de marzo. Bonheur? Par¨ªs. Th¨¦?tre du Vieux Colambre. Del 26 de marzo al 27 de abril. Cargo Sof¨ªa Barcelona. Teatre Lliure. Desde el 25 de abril al 7 de mayo. Kindertotenlieder. Gij¨®n. Teatro de La Laboral. 3 y 4 de mayo.
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