Bohemios de libro
Narrativa Hubo ¨¦pocas en que la vida para el arte y la alta profesi¨®n de la literatura pod¨ªan sobrellevarse con heroico fracaso. ?pocas en que la gloria s¨®lo era una ingenua superstici¨®n, y la bohemia una manera de forzar los tratos con la sociedad. Hoy s¨®lo quedan las ruinas de aquel entusiasmo est¨¦tico y tr¨¢gico. Toda manifestaci¨®n de la literatura o del arte es un producto que se vende o no y los artistas gente que se dedica a otra cosa. Pero si Luces de bohemia revel¨® la escena madrile?a en 1924 de un modo esperp¨¦ntico pero apenas sociol¨®gico, en Londres y en Par¨ªs ya sab¨ªan mucho antes de d¨®nde ven¨ªan los tiros.
Henry Murger empez¨® a publicar en 1845 en una revista parisiense, Le Corsaire, sus Escenas de la vida bohemia. Las entregas se prolongar¨ªan durante cuatro a?os, pasando por el fiasco de la Comuna, que debi¨® poner las cosas a¨²n m¨¢s cuesta arriba para aquellos artistas del hambre. El acierto de Murger fue acotar el campo a cuatro amigos y sus circunstancias, l¨¦ase sus amadas y sus miserias, renunciando a ser general y a perderse en m¨²ltiples personajes anecd¨®ticos. La bohemia de Murger es, por tanto, un cen¨¢culo que fundan cuatro gatos (recordemos el caf¨¦ barcelon¨¦s de Picasso), igual que la literatura, como bien sab¨ªa George Gissing, de quien nos ocuparemos enseguida, apenas existe fuera del grupo de amigos m¨¢s o menos envidiosos e influyentes. Schaunard, Rodolphe, Marcel y Colline son los cuatro mosqueteros que el destino y la necesidad re¨²ne en una g¨¦lida buhardilla. Marcel pinta y a veces tiene que quemar sus telas para entrar en calor, igual que Rodolphe entrega al fuego antiguos dramas inacabados. Schaunard es m¨²sico, y Colline, fil¨®sofo, da clases particulares de cualquier materia que se tercie. En torno a ellos tres mujeres, Mimi, Musette y Ph¨¦mie, crean el clima de amor, seducci¨®n y despecho que mantiene en jaque a los bohemios.
Escenas de la vida bohemia
Henry Murger
Traducci¨®n de Mar¨ªa Teresa Gallego Urrutia
Alba. Barcelona, 2007
531 p¨¢ginas. 22 euros
La nueva Grub Street
George Gissing
Traducci¨®n de Miguel Temprano Garc¨ªa
Alba. Barcelona, 2007
556 p¨¢ginas. 32 euros
Murger har¨ªa una versi¨®n teatral de esta obra, que acab¨® en manos de Puccini. El libreto de La boh¨¨me perpetuar¨ªa la oscura fama del escritor, secretario un tiempo del conde Tolst¨®i y muerto en Par¨ªs en 1861 a los 39 a?os, como corresponde a alguien de sus credenciales. Se dice que sus ¨²ltimas palabras fueron: "Basta ya de bohemia". Y ya en sus ¨²ltimas escenas, que rezuman al principio amor por la vida peligrosa elegida, y en el que se dan episodios hilarantes, como el del aspirante a "bohemio", el bachiller Barbemuche, y el del ingl¨¦s que quer¨ªa matar un loro de una actriz porque no le dejaba dormir, despuntan el hast¨ªo y la decepci¨®n: "La poes¨ªa no est¨¢ s¨®lo en el desorden de la existencia, en las dichas improvisadas, en los amores que duran lo que dura una vela", dice Marcel, a quien de repente le entra la raz¨®n, "con fractura", en la cabeza. Sus amigos artistas acaban colgando los h¨¢bitos y entreg¨¢ndose al "siglo", tras pasar sus mejores a?os en esa vida adorable y terrible, con "sus triunfadores y sus m¨¢rtires", de la bohemia.
Es dudoso, pasando a otro libro, que hubiese alguna vez bohemia en Londres, al menos como la que acabamos de glosar. Ni Scotland Yard ni la reina Victoria lo hubiesen permitido. Es una cuesti¨®n de temperamento. No hay "bohemios" en Dickens ni en Wodehouse. Ni tampoco en La nueva Grub Street, que lidia m¨¢s bien con la literatura, su coraz¨®n y su periferia. Hab¨ªa, s¨ª, en Londres, hombres de letras que se mor¨ªan de hambre, como el Biffen de Gissing. O que, como consecuencia de su incapacidad para escribir novelas al gusto del mercado, terminan mal; es el caso de Edwin Reardon, cuya mujer le abandona porque no puede garantizarle una vida "respetable" escribiendo. El Londres literario, en cambio, estaba animado por los trepas empe?ados en hacer carrera escribiendo, pasara lo que pasase. Jasper Milvain es uno de ellos. Y de veras que nos cae simp¨¢tico. Su cinismo falto de culpa y su lengua ocurrente recuerda a tantos personajes entra?ables de Wilde. Quiere casarse con una mujer que tenga dinero, pues as¨ª podr¨¢ frecuentar los lugares donde uno se hace un "nombre" con talento o sin ¨¦l. Y viajar una vez al a?o a la Riviera, vivir en el barrio adecuado y comer en un restaurante donde el men¨² est¨¦ en franc¨¦s. Por eso Marian, hija de un cr¨ªtico amargado que sue?a con fundar una revista literaria para cargarse al enemigo gacetillero y su c¨ªrculo de plum¨ªferos, no le conviene. Marian, por su parte, que ha gastado su juventud haciendo de "negra" de su padre, desear¨ªa no tener "nada que ver con una profesi¨®n que envenena de ese modo la imaginaci¨®n de la gente".
Dejando de lado ciertas dosis de melodrama posvictoriano, George Gissing logra en su novela un retrato anticipado de lo que ser¨¢ el miserable mundo moderno de las letras. Sus di¨¢logos son precisos, sus observaciones pertinentes, la trama tiene buen ritmo. En efecto, la bohemia es una enfermedad del continente, parisiense y acaso castiza. Cuando a Yeats le anunciaron que hab¨ªa ganado el Nobel, dijo: "S¨ª, s¨ª, muy bien. Pero ?eso cu¨¢nto dinero es?".
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