En el punto de mira de todos

El ganador por excelencia se planta en Melbourne todav¨ªa con el peso de la madre de todas las derrotas a cuestas, la que frustr¨® una proeza sin precedentes: barrer en el Mundial de su estreno. Lewis Hamilton fall¨® entonces cuando m¨¢s f¨¢cil lo ten¨ªa y tir¨® por la borda los 17 puntos de ventaja que acumulaba sobre Kimi Raikkonen dos carreras antes del final. Cinco meses despu¨¦s, nadie lo dir¨ªa. Da la sensaci¨®n de ser el hombre m¨¢s feliz. En la vigilia de su segunda temporada en la F-1, en Melbourne, repite un discurso similar al que destil¨® el d¨ªa antes de su doloroso fracaso el pasado octubre en Interlagos: "Quiero ganar. Lo quiero con toda mi alma. Siento que nac¨ª para hacer esto".

"Tengo m¨¢s hambre y determinaci¨®n. Nac¨ª para hacer esto", dice el piloto

El MP4-23 lleva una caja de cambios m¨¢s larga y mejora la tracci¨®n

Al prodigioso fen¨®meno brit¨¢nico le redimen sus 23 a?os, su descaro, su agresividad, esa autoconfianza a prueba de bombas. Tambi¨¦n una competitividad que le empuj¨®, con tal de ganar, a despellejar cuando lo crey¨® conveniente al bicampe¨®n, Fernando Alonso. El espa?ol sali¨® trasquilado de la infernal convivencia en McLaren Mercedes, una escuder¨ªa que purgar¨¢ por sus flagrantes desmanes tanto en la pista, con la nefasta gesti¨®n que aviv¨® la rivalidad de sus pilotos, como fuera de ella, hasta el punto de que fue descalificada, victima de su ingenuidad en el asunto del espionaje a Ferrari.

Quien crea que lo acontecido en 2007 sirvi¨® para atemperar a Hamilton se equivoca. "Estoy en una situaci¨®n mejor que el a?o pasado. Poseo m¨¢s experiencia, confianza, y estoy m¨¢s relajado en el coche. Tengo m¨¢s hambre y determinaci¨®n", suelta como el que no quiere la cosa. A estas alturas, desde luego, el factor sorpresa que tan bien supo administrar se ha esfumado. M¨¢s bien sucede al contrario. Est¨¢ en el punto de mira. En el de Raikkonen, por supuesto, porque el finland¨¦s tiene claro que parte como su principal adversario; en el de Alonso por razones obvias; en el de su nuevo compa?ero, Heikki Kovalainen, ilusionado porque el jefe de operaciones, Martin Whitmarsh, ha ratificado que est¨¢n empe?ados en seguir la misma filosof¨ªa de igualdad de trato, y en el de los dem¨¢s, porque ya el a?o pasado le leyeron la cartilla por su conducci¨®n agresiva y a veces temeraria, especialmente tras el incidente en Jap¨®n del que salieron perjudicados Vettel y Webber.

McLaren, despu¨¦s del tremendo fracaso de la temporada pasada y castigada a ocupar el ¨²ltimo box y a que sus pilotos luzcan los n¨²meros 22 y 23, ha adoptado una soluci¨®n para el nuevo MP4-23 en la l¨ªnea de Ferrari con una caja de cambios m¨¢s larga. Intenta trasladar el centro de gravedad del coche hacia atr¨¢s para mejorar su tracci¨®n. Para ello ha aligerado tambi¨¦n su peso, de manera que contar¨¢ con un margen mayor para distribuir los lastres. Y, sobre todo, Mercedes ha desarrollado un sistema electr¨®nico para el comando de la caja de cambios, denominado Steamless, que les da cierta ventaja sobre el resto de las escuder¨ªas que han tenido que adaptarlo tambi¨¦n.

Otra cuesti¨®n interesante ser¨¢ comprobar hasta qu¨¦ punto Hamilton es capaz de desenvolverse por s¨ª solo o en compa?¨ªa de otro piloto a¨²n biso?o como Kovalainen en temas como el desarrollo del coche y su puesta a punto. Se ha llegado a cifrar en 0,6 segundos la aportaci¨®n de Alonso al desarrollo del McLaren MP4-22 de 2007, cuando el propio Hamilton confes¨® su fracaso cuando no imit¨® los reglajes de su compa?ero.

Muchas cuestiones tiene que hacerse perdonar la escuder¨ªa del inefable Ron Dennis y para eso ha invertido m¨¢s de 14.000 kil¨®metros en los entrenamientos. "Tenemos que lograr el mejor estreno posible. Mi objetivo es ganar la carrera", dice Hamilton, sabedor de que Raikkonen gan¨® la primera carrera y el t¨ªtulo lo mismo que 14 de los 18 ¨²ltimos campeones. Hamilton fue tercero en Australia y en la primera curva demostr¨® a qu¨¦ estaba dispuesto adelantando al bi-campe¨®n y te¨®rico jefe de filas, Alonso. Un a?o despu¨¦s, tras haber propiciado que se doblen las audiencias de la F-1 en Gran Breta?a, haber invitado a so?ar a toda una naci¨®n con que va a devolverle el orgullo perdido por las derrotas de las selecciones de f¨²tbol y rugby, y haber firmado una renovaci¨®n con McLaren hasta 2012 a cambio de 90 millones, Hamilton se ha transformado por completo. Ha pasado de ser aquel simp¨¢tico debutante a convertirse en el ogro del Mundial, alguien tan admirado como temido.