"Soy un experimento"
Almudena Cid trata sus pies media hora al d¨ªa para llegar a sus cuartos Juegos con 28 a?os, edad 'imposible' para la gimnasia
Almudena Cid rara vez contesta el m¨®vil. Va tan ajetreada, hoy Madrid, ma?ana Amsterdam, siempre Barcelona, que contesta con un sms. Por eso cuesta imaginar que esta mujer de 27 a?os saque al menos seis horas diarias para entrenarse, para lanzar las mazas, el aro, la cuerda y la cinta, bajo la seria mirada de Iratxe Aurrekoetxea, que ha guiado todos sus pasos sobre el tapiz. Y dedica media hora m¨¢s a meter sus pies, machacados tras tantos a?os de puntillas, en una m¨¢quina de magnetoterapia para consolidar los huesos. Todo sin perder la sonrisa, que le sale f¨¢cil, como las palabras, y se le refleja hasta en los ojos, de un verde extra?o.
"Soy un experimento. No hay ninguna gimnasta de mi nivel que lleve el tiempo que llevo yo", dice en el centro de Alto rendimiento de Sant Cugat (Barcelona); "entreno como si fuese algo normal, pero s¨¦ que no lo es". Es jueves. Las dos de la tarde. Y acaba de terminar la sesi¨®n de la ma?ana. Es su ¨²nica tarde libre, domingos al margen. El resto de los d¨ªas tiene dos sesiones de entrenamiento, ma?ana y tarde, para un total de "entre seis y siete horas diarias". Unas tres menos de lo que hac¨ªa antes.
"Ahora no aguanto como antes y me da mucha rabia. Noto que mi cuerpo se rebela"
"Ahora no aguanto y me da mucha rabia", reconoce Cid, que tendr¨¢ 28 a?os en los Juegos de Pek¨ªn, una edad casi imposible para la gimnasia; "noto que mi cuerpo se rebela. Me duele al estirar y al calentar y tengo que trabajar m¨¢s la flexibilidad". Y los pies, siempre los pies. Sufri¨® dos fracturas de estr¨¦s en 2006. Le molestan si hace fr¨ªo, se entrena siempre con el izquierdo protegido con un vendaje y rara vez usa tacones. Tambi¨¦n se duele de la espalda, que se le carga de m¨¢s en el lado derecho, lo que combate con masajes.
Esa es la parte mala, la factura de un cuerpo que lleva 13 a?os en competiciones internacionales, que va a por sus cuartos Juegos Ol¨ªmpicos y carga sobre los hombros siete Mundiales y siete cambios de c¨®digo de puntuaci¨®n. Eso y haber abandonado a su familia, que sigue en Vitoria, con 14 a?os.
?El lado positivo? La experiencia le permite dejar los nervios fuera de la pista y su tes¨®n le ha convertido en la imagen de la gimnasia cl¨¢sica, la de antes, la que primaba la expresi¨®n art¨ªstica sobre el contorsionismo tan en boga ahora. Adem¨¢s, le cuesta mucho menos aprender nuevos elementos.
Este a?o, como todos los a?os ol¨ªmpicos, el ¨²ltimo para Almudena, todo a su alrededor se acelera. Su despertador suena a las ocho y media de la ma?ana. A veces, siempre que est¨¢ su novio, en su nueva casa, en la cercana Rub¨ª. Y a veces en la residencia de Sant Cugat, donde mantiene la habitaci¨®n que ocupa desde 2000, cuando decidi¨® trasladarse tras varios a?os concentrada en Madrid. De 9.30 a 14.15 entrena en una sala con un s¨®lo tapiz, ventanal desde el suelo hasta el alt¨ªsimo techo y una agradable luz natural. Luego come en la cafeter¨ªa del centro -"aqu¨ª todo es f¨¢cil, te lo dan todo hecho"- y vuelta a ensayar a las 18.00 hasta pasadas las nueve de la noche de la noche.
Toda la preparaci¨®n est¨¢ enfocada a un esfuerzo de minuto y medio. Pesas, entrenamiento aer¨®bico -en una m¨¢quina el¨ªptica para proteger pies y rodillas-, hora y media diaria de ballet -"es imprescindible y no me disgusta"-, abdominales, ejercicios para los gl¨²teos..., y dos aparatos por sesi¨®n. Del programa ol¨ªmpico ha desparecido la pelota, uno de sus favoritos, pero a cambio tiene un nuevo ejercicio de mazas del que est¨¢ muy orgullosa, inspirado en un ballet de V¨ªctor Ullate, que le ha dado su aprobaci¨®n.
El resultado es un cuerpo estilizado, de espalda cuadrada y no tan delgado como parece en televisi¨®n. Su ficha dice que mide 1,67 metros y no llega a cincuenta kilos. "Yo no me peso", contesta rotunda, intentando desterrar el mito de las gimnastas anor¨¦xicas que tanto da?o ha hecho a su especialidad.
"Cuando estaba en Madrid nos pesaban todos los d¨ªas y si nos pas¨¢bamos lo not¨¢bamos en la cena", recuerda. "Pero eso ya no pasa. Estoy segura de que tampoco all¨ª. Los tiempos han cambiado. Ahora tenemos un nutricionista, nos cuidamos. Es una cuesti¨®n de salud, de no arriesgar una lesi¨®n. Igual que nos ense?aban de peque?as a hacer elementos, deb¨ªan habernos ense?ado a comer", dice.
La gran diferencia de hoy con las mismas fechas de hace cuatro a?os es que Cid sabe que tiene la plaza ol¨ªmpica asegurada. Para Atenas mantuvo una guerra fratricida jaleada por la federaci¨®n espa?ola con Jennifer Colino. "Fue una locura", recuerda; "ahora es diferente. He podido escoger las competiciones que vienen bien para mi cuerpo y para mi preparaci¨®n ol¨ªmpica". El calendario que cuelga en el gimnasio tiene marcados con fluorescente varias pruebas de la Copa del Mundo y el Europeo en junio.
Con la pr¨¢ctica deportiva interiorizada, Almudena Cid, octava en Atenas 2004, ha aprendido en los ¨²ltimos tiempos a hacer otras cosas. Se ha sacado el carn¨¦ de conducir: "Me da mucha libertad", asegura. Dise?a sus propios maillots, coloristas y llenos de lentejuelas. Forra a mano sus aparatos, como ese aro naranja personalizado con miles de diminutos trozos de papel de colores. "?Tard¨¦ horas en hacerlo!". Incluso viaja hasta Holanda para convertirse en imagen de la pr¨®xima campa?a de Nike. Y as¨ª seguir¨¢ hasta agosto. "Cuando volv¨ª de Atenas segu¨ª entrenando y no ve¨ªa claro c¨®mo dejarlo", termina la alavesa. "Ahora lo tengo claro. S¨¦ lo que quiero hacer y la gimnasia me limita". Entre muchas otras cosas, ponerse tacones y olvidarse de sus heridos pies.
Almudena Cid
- Almudena Cid naci¨®
el 15 de junio de 1980 en Vitoria. Vive en Barcelona.
- Ser¨¢ la segunda espa?ola que participa en cuatro Juegos, tras Pilar Fern¨¢ndez (tiro ol¨ªmpico).
- Fue octava
en Atenas 2004.
- Se entrena desde ni?a
con Iratxe Aurrekoetexea.
- Ha participado en siete Campeonatos del Mundo
y ha vivido siete cambios
del c¨®digo de puntuaci¨®n.
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