Pecados, pecadoras, pol¨ªticos y m¨ªsticos
En un retiro m¨ªstico, solitario, y descre¨ªdo de casi todo, vive el personaje de la ¨²ltima novela de Philip Roth. Ese espectro, tan parecido al escritor, que vuelve a su ciudad y se sorprende de que todo el mundo hable s¨®lo con su m¨®vil. Hace tiempo las personas que por la calle parec¨ªan que hablaban consigo mismas estaban locas. Ahora somos nosotros.
En la novela se habla del giro a la derecha en su pa¨ªs. Se dice que es "un movimiento para sustituir las instituciones pol¨ªticas por la moralidad: su moralidad. Sexo y Dios. Xenofobia". En las pr¨®ximas ya no estar¨¢ el amigo de Aznar, Bush. Ese presidente que Roth llama dogm¨¢tico y analfabeto. Y que en seis palabras tomadas de Shakespeare, como: "Un hijo descarriado, resentido y col¨¦rico". Quiero un Roth espa?ol.
Las grandes obras literarias traspasan tiempo y lugar. Leo a Philip Roth como a uno de los nuestros
Las grandes obras traspasan tiempo y lugar. Leo a Roth como a uno de los nuestros. Tambi¨¦n leo a san Juan de la Cruz como si fuera contempor¨¢neo. O escucho a Tom¨¢s de Victoria en una iglesia de Cuenca con el fervor que escuch¨¦ a Marianne Faithfull en un garito. Es muy leve el camino de santos a pecadores. De m¨ªsticos a sensuales. Es f¨¢cil pasar del gregoriano a las tentaciones de La Ponderosa. Nos salvamos por nuestros pecados.
Mientras tanto nos quedan las procesiones, la barra de La Ponderosa, la m¨²sica, y siempre nos quedar¨¢ la poes¨ªa. Antes que a Cuenca, fui a la comida de Loewe para festejar el vig¨¦simo aniversario de su premio po¨¦tico. El ganador, Vicente Valero, es un poeta que nos lleva a bosques, ciervos, oscuridades y claridades m¨ªsticas. Uno de los nuevos m¨ªsticos que ya no son lo que fueron. Beben gin-tonics, viven en Ibiza y hablan de pecados y pecadoras. Se hac¨ªa en la tertulia po¨¦tica un repaso de mujeres exc¨¦ntricas. Y se brind¨® por la valent¨ªa de la duquesa Roja, casada con su compa?era de los ¨²ltimos a?os in art¨ªculo mortis. Con Bush y con sus amigos espa?oles, ni las ?lvarez de Toledo, ni las ?lvarez de Alcobendas, lo hubieran podido hacer.
Destapado el tema de mujeres que vivieron como "pecadoras" -cada una con su estilo- se dedicaron homenajes poco acad¨¦micos a la primera acad¨¦mica, Carmen Conde. Malcasada porque no pudo hacerlo con su verdadero amor, Amanda. Historia de ocultaciones que cuenta Ferris en su libro sobre la poeta. La lista de pecadoras, poetas y otras chicas del mont¨®n sigui¨® con los postres y termin¨® en la calle. Record¨¦ lo que una vez le dijo la pecadora Maruja Mallo al discreto Ram¨®n Gaya. Se encontraron en Madrid a la vuelta del exilio de Gaya y le pregunt¨® a su amiga: ?C¨®mo est¨¢ Espa?a? La desencantada y atrevida Maruja solt¨® sapos y culebras contra esto y aquello. Resumi¨® diciendo: "La culpa de todo la tiene la jodida m¨ªstica". -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.